Juan Ramón, de la peluquería a la radio
Mario Vega - Tiene un estilo singular, sin pautas estrictas, alejado de los cánones de las radios tradicionales. Desde un programa pachanguero se convirtió en uno de los más escuchados en todo el norte provincial.
Hay quienes se van ganando un lugar en la consideración de la gente por ser, precisamente, buena gente. Más allá del color político partidario que los pueda identificar, más allá de banderías de cualquier tipo (incluye, claro, las futboleras), tienen algo que los torna especiales, diferentes.
Porque en las épocas que corren no es fácil en la vida andar todo el tiempo contento, o risueño, dispuesto a darle al prójimo la mano que pudiera estar haciéndole falta. Claro que no es fácil.
Pero Juan Ramón, cuyo apellido es para aquella zona casi un dato contingente, es un verdadero protagonista de la cotidianeidad de los piquenses, y de buena parte de los habitantes del norte provincial. Es que el hombre despierta cada mañana a muchas familias desparramando alegría y buena onda, aunque en algún momento del día se pondrá serio para comentar alguna que otra noticia que lo merezca.
Una radio color verde.
Juan Ramón García (69) es el propietario de la FM Alegría, instalada sobre Avenida San Martín, entre 21 y 23. El lugar parece una casa común -pintada, obviamente de verde, colores de Ferro y del vernismo-, con un gran ventanal hacia el exterior, y después lo que más o menos uno puede conocer de una emisora: la pecera del operador, el estudio bastante grande...
En el ingreso a la radio se pueden ver posters de distintos grupos que amenizaron, o lo harán próximamente, bailes y fiestas populares. "Traje todos los grupos cordobeses, los mejores", cuenta Juan de su condición de promotor. Allí, sobre un pizarrón, y también en la pared, se pueden ver afiches: una imagen de Cristo, otras de "El Rey Peluso Ferro", de "El Toro" Quevedo, de "La banda de Sergio" que se presentará en Miguel Cané; otro cartel de "la Gran Chamameseada" en Speluzzi, y uno más de la Fiesta Regional del Girasol.
Mirando a la calle.
De entrada se me ocurre medio surrealista la cosa, porque hay una particularidad: el conductor del programa le da la espalda a quien maneja los controles. Y no sólo eso, sino que además saluda a los que pasan por la vereda y le levantan la mano, y hasta "conversa" con ellos, que parecen ir escuchándolo con sus auriculares. "Ahí está pasando Carlitos Núñez... cómo te va, con quién estás", le preguntará Juan Ramón, y el ocasional transeúnte será capaz de llamar a la radio y entablar un diálogo.
Pajaritos en el estudio.
Una mesa amplísima, globos de colores por todas partes, tres micrófonos, algunas fotos, y sobre una pared, allá arriba, en un rincón, una jaula y un canario (¡!!); sí, dentro del estudio. "Y ahora está faltando el cardenal", agrega el propietario de la radio. Naturalmente, en algún momento de la mañana los pajaritos "saldrán" al aire con sus trinos... Y sí, así es la FM Alegría.
Hijo de Juan García Fuentes, que supo ser intendente de Luan Toro, y de Teresa Chavier, tiene dos hermanos: Luis Alberto, que "es juez de menores en General Pico; y Jorge Nelson que trabaja en Telefónica". Sus hijos son Marcelo Ricardo (secretario privado del gobernador, con quien trabaja hace más de 20 años), Adrián y Juan Ramón junior, de su primer matrimonio, y Facundo y Rocío Celeste, fruto de una segunda convivencia.
De Luan Toro a Pico.
Juan Ramón vivió correteando las calles polvorientas de Luan Toro hasta sus 11 años, cuando sus padres decidieron trasladarse a Pico para que su hijo mayor pudiera estudiar. "Pero hice nada más que un año en el Colegio Nacional. ¿Por qué? Porque era loco por el fútbol... era lo que más me interesaba y dejé el secundario... le fallé a mi viejo", dice y aún a la distancia parece conmovido en el recuerdo.
"Mi viejo y mi abuelo trabajaron vendiendo leña, desmontando esos lugares, y papá también tuvo un almacén de ramos generales junto con un tío", rememora. Le pasará varias veces durante la charla: se sacará los anteojos, enjugará alguna lágrima furtiva y seguirá hablando, apresurada, apasionadamente... Porque así siente, así vive.
El fanático vernista.
No lo conocía. Había escuchado que era la persona que desde una radio era el principal difusor de la candidatura de Carlos Verna; que, en definitiva, era alguien de suma confianza del ahora otra vez primer mandatario provincial.
"Sí, está cambiado Carlos...", admite cuando le digo que a Verna se lo ve más dialoguista, que habla con los periodistas -con quién no siempre supo mostrarse amigable-, y Juan Ramón lo confirma: "La verdad es que lo veo muy bien... sí, está distinto", confirma.
Confeso peronista dice llevarse bien "con todos. Soy amigo de radicales como César Norverto, Tito Pechín, lo fui de Miguel Racca... y todos me entienden", expresa.
Pero además demuestra afecto por otros peronistas, "como Marín ... me dice 'Gallego', y considero que ese hombre es un libro abierto", opina; y agrega que antes "tuve trato con Regazzoli, con Ahuad... con todos. Y te digo algo: en mi casa está prohibido hablar mal del peronismo. Así de simple".
Y cuenta algo más: "Durante la campaña no recibí ni un peso de publicidad. De nadie. No acepté nada, y desde que empezó lo único que hice fue peronismo, sólo peronismo", ratifica. "Y te aseguro que todos me entienden, y después seguimos siendo amigos. No me llevo mal con nadie", resume Juan Ramón.
Radio-peluquería.
En un momento relata una anécdota increíble: "Te dije que fui 40 años peluquero, pero además sigo cortando el pelo. ¿Dónde? Aquí, en el estudio... por allí vienen algunos, como el mismo Norverto, o algunos otros, que son clientes desde siempre, pongo al aire una tanda publicitaria larga y en tanto les corto el pelo. ¡Sí, aquí mismo, en el estudio!", ratifica ante mi sorpresa. "Es que es mi oficio", completa.
Se le atropellan las palabras porque es de esos tipos que viven a mil, que está siempre dispuesto para el trabajo, o para dar una mano en lo que sea. Por eso, más allá que hay otras radios importantes, con estructuras distintas, con programaciones pautadas, con una cierta formalidad que Juan Ramón prefiere dejar de lado, FM Alegría es -sobre todo de las vías para "allá", en General Pico-, una de las de mayor audiencia.
Juan Ramón y el fútbol.
El hombre no se define ni como locutor, ni periodista, sino como "un simple comunicador" con un estilo peculiar. Alguna vez jugó al fútbol y compartió las canchas con figuras como Elías Galant, o los hermanos Arnaldo y Rubén Martín; también se puso la casaca -y se hizo fanático- de Ferro de General Pico, con el que sería campeón; y la de Costa Brava. Y jugó con los mejores de aquellas épocas, como Roberto Villa, El Negro Quipildor, los hermanos Negrotto, Pablo Ramírez y Marcelo Argüello, entre muchos otros. Además también supo lucir la de Estudiantil de Eduardo Castex.
Como el estudio dejó de interesarle muy pronto, hubo que salir a trabajar, y recuerda cuando lo hizo en Tienda Molinari primero, y en Tienda Galli más tarde. "En Molinari empecé como cadete, cuando había 28 empleados... fijate cómo eran las cosas entonces", se retrotrae. Una lesión en la rodilla lo haría dejar la práctica del fútbol, pero no decaería en su pasión porque iba a transformarse en el líder de la barra de Ferro de Pico, sobre todo en aquellas instancias en que el equipo que dirigía José Aragonés jugaba el torneo Nacional y enfrentaba, entre otros, a Boca Juniors. "Un día en un regional eliminamos a All Boys en Santa Rosa con gol de Almada, y al saltar de la tribuna a la cancha me corté mucho en una mano con el alambrado... pero qué me importaba", se ríe.
De la peluquería a la radio.
Cuenta Juan Ramón que "toda la vida" fue peluquero. "Sí, ese es mi oficio... mis viejos me mandaron a hacer un curso a Buenos Aires y aprendí... Tuve el local en calle 11 entre 10 y 12, y la verdad es que hacía 40 cortes por día... ganaba mucha plata. Trabajaba muchísimo y pude comprarme un terreno en calle 12, donde después, y con un crédito del Banco de La Pampa que me consiguió Aldo Barisio me hice la casa", rememora.
"¿Cómo empecé con la radio? Un sobrino, Marcos Rolando García, y mis hijos Marcelo y Adrián empezaron con la FM Arco Iris, hacían un programa de pachanga, y empecé a ir, y entre joda y joda comencé a participar. Un día ellos decidieron no seguir, y me quedé con el programa. Ahí empezó la bomba... por qué fue como una explosión", definió esa comunión que se dio enseguida con sus oyentes.
"No sé, fue como que la gente me fue llevando", rememora. Y fue verdaderamente algo nuevo, distinto... porque en su programa nada era pautado, todo era improvisación, y la audiencia lo adoptó. Por eso su popularidad fue creciendo y se hizo referencia obligada en las mañanas de los piquenses. "Lo que pasa es que vos llegás a la gente", le decían. "Me llovían las publicidades, y me empezó a ir muy bien", se entusiasma en el relato.
La radio es mi vida.
"Allá por el 2.000 compré este terreno que era de Carlos Beltramino, con la ayuda de Verna -admite-, y pude poner la radio aquí. FM Alegría es hoy mi vida... Aquí me han pasado cosas increíbles, a lo mejor como respuesta a lo que uno ofrece desde este lugar...Desde ser padrino de una fiesta de 15 años, hasta algún amigo que me pidió que lo acompañara a llevar el cajón de su mamá en el sepelio... son cosas fuertes, y pasan todos los días".
Es que, cuentan, la radio es, además de un entretenimiento, una manera de vehiculizar ayuda a quien lo necesite. Ante un pedido desde el micrófono de Juan Ramón, diciendo que se precisan muletas, o una silla de ruedas, o una estufa, y a veces hasta algún televisor, la demanda será satisfecha por algún oyente.
"Hacemos sorteos para instituciones deportivas, para la gente del hockey, o de cesto... los domingos sorteamos hasta tres lechones, y tratamos de estar con los que nos piden un favor". Y lo que sigue no lo dice él, sino uno de los muchachos que trabajan en la radio -una de las pocas FM de la provincia que tiene cinco trabajadores "todos en blanco"-, que señala que "los domingos creo que Juan pierde plata, a veces hasta 2.000 pesos, porque no se explica cómo hace para darle para un pasaje a Buenos Aires a alguien porque tiene que viajar a atenderse en Buenos Aires, o hacer los sorteos que hace", amplía.
Fernando "Mate" Ortiz, que conduce en FM Alegría un programa por la tarde asegura que "es la radio del pueblo. Si un grupo musical que llega a Pico se promociona por otra radio mete 2.500 personas, pero si lo hace por FM Alegría reúne 7.000", sostiene.
Ayuda para operación del corazón.
"Más de una vez recorrí General Pico haciendo de Papá Noel, o de Rey Mago, distribuyendo regalos... hacíamos fiestas populares gratis, festejamos el día de la madre atrás de la Virgen... Y una vez hasta logramos que una nena se pudiera operar del corazón...", y vuelve a turbarse. Hoy la joven vive en España, y nunca olvidó aquel gesto: "Se llama María Rosa, hoy es mamá de dos chiquitos y me llama siempre", vuelve a emocionarse Juan Ramón.
"Me levanto todos los días 5 menos veinte de la mañana y ya me vengo para la radio y empiezo el programa: "La mañana con Juan Ramón'... ¿Ves que estoy en el micrófono mirando a la calle? Bueno, desde aquí los veo pasar a todos, y los saludo, y me saludan... y todo eso lo voy contando... Así todo el tiempo: abro el estudio y chiflo, canto... saludo, a los tamberos, a los taxistas, voy conversando con todos. Por ahí leo alguna noticia... Tengo todos los diarios arriba de la mesa y le voy contando a la gente; y también leo la publicidad. Sí, todo lo hago yo", explica. "Hago muchas cosas, y no me alcanzan las 24 horas", resume. Será por eso que colecciona relojes: "Tengo más de 50... me vuelven loco", revela.
Juan Ramón se emociona con cierta facilidad, habla a borbotones, con pasión, con alegría, y está siempre dispuesto a tender una mano... Me pregunto, si este hombre no es un personaje, quién lo es.
Ah! Eso sí, me quedó la leve impresión que se trataría de un ferviente vernista. "Un día me dijo 'gracias por ser mi amigo', y la verdad es que no lo podía creer. Por eso te digo que le debo todo a Verna", ratifica también en el final, por si hiciera falta...
"De Ríver, de Ferro y peronista".
El hombre es locuaz, le gusta conversar, y no tiene problemas en declararse "de Ríver, de Ferro y peronista. Y sobre todo vernista".
Lo dice sin tapujos, porque lo siente, y esa forma de expresarse sería la explicación del por qué es capaz de llegarle a la gente como lo hace. "Cuando Ríver no podía salir campeón (18 años duró la maldición) iba mucho al Monumental, porque siempre estaba ahí de ganar", pero el "millo" se mancaba en el final. "De tanta bronca y angustia que pasé tuve una alergia que me producía pus en la vista, y me ponían inyecciones... se me fue el día que Bruno (jugador de las inferiores) hizo el gol del campeonato, en 1975... esa vez me tiré al foso de la cancha... ¿Y sabés? Se me pasó la alergia", recuerda.
En Ferro de Pico no sólo jugó sino que fue "jefe de la barra. "En los regionales, y después en el torneo Nacional organizaba todo y llegamos a llevar 14 ó 15 colectivos llenos a todos lados. Pero ya no voy a la cancha...", dice y se queda como pensando.
Es que hoy su pasión la deposita en la radio: "Esta es mi vida, lo que me hace feliz", acepta.
"Y peronista soy desde la cuna... mi abuelo y mi papá ya eran peronistas, y eso se transmite, y Carlos Verna es casi como un padre. Nunca le pido nada, pero él siempre está dispuesto cuando necesito algo para ayudar a la gente". Y así consiguió desde sillas de ruedas hasta pensiones para chicos especiales. "Soy amigo de todos los partidos políticos y les hago notas, pero cuando es tiempo de elecciones se corta todo y de lo único que hablo es de peronismo. Todos saben que es así, y lo aceptan", cierra.
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