Viernes 01 de agosto 2025

Más de medio siglo

Redacción 11/02/2017 - 00.35.hs

"El barrio está transformado/ y hoy veo, al llegar de lejos,/ que sólo en él no ha cambiado/ la casita de los viejos".
La versión del tango que magistralmente interpretara Julio Sosa, invita invariablemente a otros tiempos. Y no debo ser al único que le sucede...
Ya no se ven las veredas de los terrenos del ferrocarril teñidas del violáceo de las moras pisadas por la gente -las plantas ya no existen en la zona, fueron retiradas hace bastante tiempo-, ya no están mucho de los vecinos, y solo quedan algunas pocas casas que responden a la fisonomía del barrio que fue, del otro lado de las vías.
Algo ha cambiado, se ha transformado, como lo expresa el tango... y es verdad que la construcción de algunos edificios escolares, y sobre todo la instalación de la "Escuela n° 2 Remedios Escalada de San Martín" -que supo estar frente a la plaza-, modificó totalmente la fisonomía.

 

Una fisonomía diferente.
Del lado del centro -desde la Alsina- se dejaba ver el otro lado de las vías y algunas de las edificaciones sobre la calle 1° de Mayo... el chalet de "La Nena" y la linda casita del "Mumo" Fernández, y entre ambas el antiguo corralón. La empresa Emcor (nació como Encor, con "n") estuvo más de medio siglo enclavada en un buen sector de esa manzana.
Pero hoy ya no se puede ver ni el antiguo e importante cartel que la identificaba -ahora tapado por el nuevo edificio de la Escuela 2, y por las plantas cuyas copas crecieron hasta cubrirlo-; ni la fachada del comercio que vendía desde grifería, pasando por herramientas y todo tipo de materiales y elementos para la construcción.

 

Los últimos días.
Esta mañana de febrero Alberto y Hugo Moldes permanecen sus últimos días en ese local que durante tantos años fue su ámbito de trabajo. Está decidido: Emcor cerrará sus puertas, dejará de ser. Después de más de medio siglo de actividad comercial, la empresa que fundó el padre de aquellos, Sebastián Moldes, asociado a Enrique Dadán y José Desortes dejará de existir.
En los primeros años hubo muchos emprendimientos en el interior, pero el desaliento que produjo la muerte de don Esteban hizo que los mayores esfuerzos empezaran a volcarse al negocio, y la venta de materiales stockeados en el corralón instalado en el terreno posterior, un espacio trasero enorme -de unos 20 por 50 metros-; además de otra suerte de "martillo" adosado de unos 30 por 30.
La pregunta es cuál será el destino de tamaño terreno, emplazado en un lugar que daría para pensar en diversos emprendimientos inmobiliarios. Un predio que seguramente saldrá a la venta, y que podría tentar a más de un lúcido empresario.
Durante muchos años Emcor se dedicó a la venta de materiales para la construcción, cemento, sanitarios, amoblamientos de cocina, pintura, y algún tiempo se dedicó a la fabricación de mosaicos; y también a la elaboración de planos de obra para redes de gas, de electricidad y energía eléctrica, con la mano de obra correspondiente.

 

El final inminente.
Alberto -el mayor de los hermanos- hacía ya algún tiempito había comenzado a dejar, y ahora -acogido a los beneficios de la jubilación- se le suma su hermano Hugo. El mayor, casado con Gladys Nora, es papá de Sergio Omar (profesor de Educación Física) y de Carlos Alberto (doctor en Química) en tanto Hugo con su esposa Mirta tuvieron a Carolina Andrea (locutora en Power 103.7) y Carina Pamela (licenciada en Informática).
Hoy, cada mañana, pero sólo por algunos días más, concurren al local que, de manera inminente cerrará sus puertas. Quedan algunas pocas piezas, un poco de grifería, alguna máquina, una carretilla en el medio del salón... y poco más.
El final está ahí, a la vuelta de la esquina, y entonces sí, Emcor habrá dejado de ser...
¿Qué vendrá luego? Por ahora nadie puede saberlo... sí es verdad que el barrio está cambiado, y el paso inevitable del tiempo lo seguirá modificando... Quedará la nostalgia de lo que fue... alguien evocará las plantas de moras en las veredas de la estación, los camiones en fila esperando para entrar al Molino Werner -otro ícono que ya no es-, y sobrevendrá también el recuerdo de algún vecino que ya no está. Sí, es verdad, el barrio está transformado. (M.V.)

 

El inicio, allá por los años '60
La primera actividad desarrollada por la empresa Emcor, allá por los años '60, fue la construcción de varias escuelas en distintos puntos de la provincia, como fueron las que se hicieron en Inés y Carlota, Bajo de las Palomas, Chapalcó, General Campos y Limay Mahuida.
Al poco tiempo de su nacimiento habría de unirse a la sociedad Alberto Moldes, el mayor de los hijos de Esteban, y desde entonces empezó a ampliarse el radio de trabajo. Así la entonces novel empresa llegó con sus operarios a lugares como Parque Luro, pero también a localidades como General Acha, Doblas, 25 de Mayo, Victorica, 25 de Mayo y General Pico, entre otros.
Un hito para Emcor fue la construcción del Barrio Pampa en la intersección de Avenida Luro y Chile -fue medio centenar de viviendas-, al sur de la ciudad. En ese emprendimiento trabajaron en conjunto con la empresa Filippín y Busetti, otra constructora que tenía su corralón ubicado precisamente a una cuadra de aquella sobre la misma calle 1° de Mayo (hoy se levanta allí la sala velatoria de la Cooperativa Popular de Electricidad). Naturalmente también se abocó Emcor a algunas otras obras en Santa Rosa.
En 1967 se construyó el actual edificio comercial en calle 1° de Mayo 936, dedicado a la venta de materiales para la construcción.
Fue en 1975 que la familia Moldes habría de sufrir un durísimo golpe. En un accidente falleció don Esteban, el padre de Alberto y Hugo, y el iniciador de la empresa. Alberto, ante esa penosa circunstancia, habría de asumir como gerente general, y su hermano menor que trabajaba ya en Emcor pasó a ocupar un cargo de mayor relevancia.

 

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