"Lo que viví es escalofriante"
Julio Aro es un ex combatiente de Malvinas que hace diez años comenzó una cruzada junto al coronel británico Geoffrey Cardozo, para dar identidad a los soldados argentinos caídos en las islas durante los 74 días que duró el conflicto. Aro tenía escasos 19 años cuando se fue "a defender la patria" en abril de 1982 y regresó al suelo isleño 26 años después de la contienda bélica. En aquel "primer viaje" el ex combatiente visitó el cementerio Darwin, en la isla Soledad, donde yacen los cuerpos de sus ex compañeros. Ese encuentro con la historia, historia cruel que vivió en carne propia, le generó una cuota de desánimo al ver que las cruces, aquellas famosas cruces blancas que se encentran en suelo donde Gran Bretaña es soberana, tenían placas negras con la leyenda "soldado argentino conocido sólo por Dios". Aquel viaje transformó a Julio, quien al regresar formó la fundación "No me Olvides" -ONG que preside actualmente- y que se encarga no sólo de devolver identidad a los soldados sepultados como NN, sino que también recorre el país con fines solidarios.
"El viaje".
Julio fue en 2008 a buscar las tumbas de sus compañeros caídos en el conflicto. Después de diez años, y seis viajes más al archipiélago, la semana pasada volvió con 90 piedras. Las piedras representan el camino "con la piedra en el zapato" que cada familia de ex combatientes camina desde hace 35 años. Sin dudas que el dolor va a seguir, pero desde hace unos días noventa familias ya no caminan con esa piedra.
El lunes 2 de abril se cumplirán 36 años desde que se desató el conflicto bélico en el cual murieron más de 600 jóvenes argentinos. En ese contexto, Julio Aro, un marplatense de 55 años, dialogó ayer con el programa El Aire de la Mañana (Radio Noticias 99.5), donde relató los comienzos de "No me Olvides" y aseguró además que este último viaje al archipiélago fue "el viaje".
El regreso.
Julio recordó que cuando pisó el cementerio Darwin en 2008 hubo algo que le molestó mucho y fueron las placas en la cruces donde figuraba la leyenda "Soldado argentino conocido sólo por Dios". Esa placa, ese mensaje, lo llevó a comenzar su cruzada para que al final aquellas tumbas tuvieran un nombre y un apellido. Una identidad. Y gracias a esos años de luchar por darle un nombre a los ex combatientes caídos, hoy sólo restan 31 placas por identificar.
"No sólo encontré a sus hijos, sino que son mis compañeros en el campo de batalla. Echave, Gordón, Balbidare -recuerda- encontrarlos, saber que están ahí...". De pronto su voz se corta. Aro intenta explicarle a su entrevistador las sensaciones que le genera recordar todo lo vivido y que difícilmente puede explicar en palabras. Pide disculpas y vuelve al relato: "no se explicar eso que pasó, si uno ha podido tener la suerte de vivir, o tener paz en el alma. Y yo terminé de formar en ese viaje la patita de la zeta que me faltaba para tener 'Paz' en el alma".
Diez años de lucha.
"No me Olvides" lleva "una lucha de 10 años sin ningún segundo de descanso", aseguró. "El objetivo era tan noble y tan sano que la verdad que valió la pena cualquier tipo de lucha, y lo volveríamos a hacer", explicó el ex combatiente al hacer referencia a la devolución de identidades para los caídos en Malvinas. "El hecho de poder acompañar a las madres, madres que lloraron en las tumbas de sus hijos, yendo con un peso tremendo, diciendo 'hijo, acá estás', es impresionante. He visto escenas increíbles, ambos papás besando la tumba de sus hijos, besándose entre ellos, es escalofriante lo que viví", graficó Aro, quien recuerda aún algunas de las frases oídas, frase que surgieron de las bocas de varias madres y padres; y de las cuales destacó "no por haber muerto tiene que perder su nombre", "yo lo volví a parir" y aseguró "dicen que 'lo volvió a parir' porque volvieron a ponerle apellido y nombre como corresponde. Son pequeños detalles que me hicieron muy feliz", sostuvo con alivio.
Reencontrarse consigo.
Aro rememoró que en la guerra "cuando fallecen las dos personas al lado mío, Aguilar y Ochoa, mueren a una distancia de tres metros. Ellos salieron dos segundos antes del pozo, y yo salí dos segundos más tarde. Esa bomba que los mató, a mí me tiró varios metros para atrás". Es por eso que cuando recorría los campos de batalla y buscaba a ver donde estaban enterrados los compañeros no los podía encontrar. Pero lo más duro para él fue cuando llegó al cementerio y vio las placas. "Te ponés en el lugar del otro, le comento a mi madre sobre lo que vi y me dice 'yo no hubiera estado un segundo en mi vida sin buscarte', y es muy fuerte y cruel lo que pasa". Por eso, en aquel viaje en 2008, "yo fui a buscar a Julio Aro y la verdad encontré una parte muy chiquitita de ese Julio. Y en cada viaje iba a buscar a ese Julio, y nunca lo traje ni lo voy a traer completo, pero sí cada vez que voy traigo una parte de aquel Julio", relató.
Semilla de Malvinas.
Con la ONG, el ex combatiente intenta "poner la semilla de Malvinas en el corazón de los chicos", porque es allí -en el corazón de los chicos- "donde tenemos el futuro asegurado", expresó y sostuvo además que "lo más importante es que a esa semilla hay que regarla y la forma de regarla es con hechos solidarios. Ayudando al otro sin buscar nada a cambio". A veces se para a pensar si lo que hace "está bien o está mal, aunque a mí me hace sentir bien. Me da energía", dijo y para ello tiene un "energizante especial", que no tiene marca comercial, sino que es "el abrazo de una mamá, de un papá o de un hermano cuando vos te ponés a disposición. No hay guerras ni buenas, ni santas, ni justas. Las guerras son hechos lamentables que enlutan a los pueblos, que las hacen los políticos y las pelea el pueblo", concluyó.
Nobel de la paz
Julio Aro y el coronel británico Geoffrey Cardozo, quien ayudó a identificar a soldados argentinos caídos en la guerra, fueron propuestos para recibir el premio Nobel de la Paz. Consultado por esta iniciativa, Aro expresó: "Pensamos lo mismo y es algo que nos queda grande. Nunca lo buscamos, es demasiado, y no creo que exista premio en el mundo que pague el abrazo de una madre, el gracias de la familia y esa placa con el nombre de su hijo. Ese es el premio más grande que podemos obtener", concluyó el ex combatiente.
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