Martes 29 de julio 2025

Nadia Villegas, de trabajar de moza a Radio Nacional

Redaccion 13/03/2021 - 21.06.hs

De piba trabajó de moza en restoranes, cuidó chicos, y en un comercio. Su curiosidad la llevó a estudiar periodismo y se dedicó a la profesión. Escribe e hizo televisión, pero su gran amor es la radio.

 

MARIO VEGA

 

En esta profesión única que me tocó ejercer he conocido y compartido con los más variados personajes… Colegas que iban desde aquellas personas con quienes desde un principio se simpatiza, hasta otros u otras que directamente -y sin que nada lo justifique con argumentos de peso- hemos mantenido por años una distancia inexplicable. Aunque nos igualara la misma pasión por esta profesión que el destino nos llevó a realizar.
¿Tendrá que ver con la competencia entre los medios en que nos desenvolvimos? Tal vez… o no. Vaya uno a saber.
Lo que sí es verdad es que con el paso de los años -ya con décadas en el periodismo-, uno va teniendo una mirada más amigable con todo lo que lo rodea.

 

Joven periodista.

 

Con respecto a Nadia Alejandra Villegas debo decir que la veo moverse en los medios desde hace algunos años, con solvencia, con un estilo sobrio, con equilibrio. Es una joven periodista -teniendo en cuenta las décadas que llevo transitando este camino- que el año pasado se hizo cargo de la Dirección de Radio Nacional Santa Rosa.
A Nadia le tocó hacerse bien de abajo, y hoy tiene bien merecida su designación al frente de la emisora más antigua de la provincia. Sencilla, sin creérsela, ha conseguido ser valorada por quienes hasta no mucho tiempo eran nada más ni nada menos que sus compañeros de trabajo -cuestión que no suele resultar fácil-, que resaltan que «se puso la radio al hombro». Tiene una característica muy marcada, que no es otra cosa que una sonrisa que le ilumina el rostro todo el tiempo y es casi como su marca registrada.
Se sabe que Radio Nacional tuvo un enorme prestigio que -a través del tiempo- fue perdiendo un poco por la propia desidia de quienes tenían la responsabilidad de su administración (sobre todo a nivel nacional), sino porque además surgieron con los años fuertes competencias primero en otras frecuencias de AM, y también muchísimas FM que se diseminaron por todo el país.

 

Familia humilde.

 

Y cuenta Nadia sobre su vida: «Nací en la siesta de un 5 de octubre, y soy la mayor de tres hermanos… Mi mamá se llamaba Alejandra y falleció en 2009, y mi padre Milo. Tengo dos sobrinos: Florencia que me sigue es madre de Tomás (7) y Pablo padre de Mora (9)». Flor trabaja en Casa de Gobierno y Pablo se doctoró en Geología en la Universidad Nacional de La Pampa», reseña.
«Vengo de una familia de trabajadores… mamá ama de casa durante nuestra niñez y mi papá pintor de obra. Sí, una familia humilde, pero en una casa donde nunca faltó el plato de comida», cuenta y los recuerdos le empiezan a revolotear en su mente. Casi inevitable cuando nos remontamos a aquellos tiempos cuando no nos dábamos cuenta de algunas realidades que llevaban a nuestros padres a esforzarse de gran manera para mantener el hogar.

 

El barrio y los estudios.

 

Creció en el barrio Empleados de Comercio. «Mi estudios primarios fueron entre la Escuela 143 y la 246, frente al barrio Butaló, lugar donde pasaba tardes enteras de juegos, meriendas y bicicleta con amigas. Tengo los mejores recuerdos del Butaló y el ‘Poli’, donde practicábamos todo tipo de deportes», precisa a la vez que menciona que su preferido era el cestobol».
Agrega que «el secundario fue en el Colegio Provincia de La Pampa. Me acuerdo de todos mis compañeros/as y tengo muchas anécdotas de profes y amigos de esa época. De las más lindas… y no puedo olvidar cuando en el curso me hicieron un festejo de cumpleaños de 15 sorpresa, con la complicidad de profesoras y familiares. Fueron un gran acompañamiento por esos años difíciles donde la salud de mi mamá desmejoró y la situación económica, como la de todos los argentinos y argentinas, era terrible», dice Nadia y se remonta a 1998 hasta culminar en ese 2000 cuando nuestro país literalmente se derrumbó y todo era incertidumbre.

 

La adolescencia.

 

Si algo no podrá decirse es que no era una chica decidida, pese a esa timidez que -confiesa- la acompañaba desde pequeña.
«Estaba en 4° año del secundario cuando tuve mis primeras experiencias laborales: a la mañana al colegio, y por la tarde trabajos de limpieza, cuidado de niños, entre otras cosas… Y de ahí no frené más, por suerte. De todas formas, eso no impidió tener un gran grupo de amigos y amigas del barrio con quienes andábamos siempre juntos… descubriendo las bandas de rock nacional que se ponían de moda y también las viejas e internacionales».
Y sigue: «Al terminar el colegio intenté sin suerte con las carreras de Psicología y Letras… pero eran épocas donde había que trabajar para colaborar en casa ante la imposibilidad de mi mamá de poder hacerlo», se pone un poco triste en la mención.

 

Trabajando de moza.

 

Así fue que «al día siguiente de terminar 5° año, dejé un currículum en Casino Club y a los pocos días ya era moza de sala; y luego en eventos y restaurant. Al tiempo me tiré el lance en Nova Pizza, un local que había inaugurado recientemente, y comencé a trabajar allí. Tengo que decir que tengo re lindos recuerdos de haber pasado por ese lugar, con jefes como los hermanos Balsa que fueron muy generosos conmigo y mi familia. Cosas que uno no olvida», dice con gratitud.

 

Cruzando de vereda.

 

No obstante «es difícil sostener un trabajo que va a contramano del mundo… son otros horarios, otros tiempos, se trabaja de noche y los fines de semana son intensos y cansadores. Pero igual fueron años maravillosos, de conocer mucha gente, de mil experiencias que me ayudaron a crecer muchísimo…», relata sobre sus experiencias laborales.
Pero no sería lo único, porque a los dos años «una pareja de clientes de la pizzería me ofreció trabajar en su local. Así fue que dejé el rubro gastronómico, y me crucé de vereda, fue así de literal a trabajar en Disprend».

 

A ponerse las pilas.

 

Cuando andaba «por los ‘veintipico’ me dije: ‘basta Nadia, ponete las pilas, tenés que estudiar’. Así arranqué con la difícil tarea de definir qué iba a hacer, porque todo me interesaba porque me gusta leer mucho sobre diferentes temas. Hasta que en un momento me decidí por el periodismo».
Iba a hacer la carrera de cuatro años «en un instituto de Buenos Aires que me permitía preparar unos 3 ó 4 finales, e instalarme durante una semana allá y rendir orales y escritos, y a veces dos en un mismo día. Era sacrificado, viajaba tres o cuatro veces al año, rendía y me volvía… No podía hacerlo de otra manera, ya sea por el trabajo, o por la salud de mi mamá», evoca.

 

Movilera en bicicleta.

 

Mencionó que «antes de terminar la carrera, y gracias a la generosidad de Pablo D’ Atri, al que conocí por esos años, pude escribir mi primera nota que salió en el Suplemento Eco. Recuerdo ese momento con mucha felicidad y la sensación de que estaba haciendo lo que más me gustaba», dice por estas horas.
Al poco tiempo nomás «surgió la posibilidad de formar parte de ‘La Tosca, Radio Cooperativa’. Me tocó desde pegar paneles, armar un estudio y hasta aprender qué cable lleva a qué lugar. Y ahí sí, en esos meses fue que me dije: esto es lo que quiero hacer. Fui movilera recorriendo la ciudad arriba de mi bicicleta yendo de una conferencia a otra… Un poco también productora y, al mismo tiempo, escribía notas para un sitio web local».

 

Fanática de la radio.

 

Carlos Mateu -periodista de la mañana de Radio Noticias- es también locutor de Radio Nacional hace años, y tal vez no sepa que tuvo bastante que ver con la vocación de quien ahora es nada más ni nada menos que su «jefa», Nadia Villegas. Si se me permite un juego de palabras Carlos habría sido una suerte de «muso inspirador» (en masculino no existe el término).
A ella siempre le gustó «escuchar radio… Recuerdo que, de chiquita, los sábados a la mañana mientras mi mamá limpiaba la casa, tenía a todo volumen ‘La 96’; y ya de adolescente me levantaba y desayunaba con Víctor Hugo en su programa de Canal 7. Después, cuando salía a caminar en mis auriculares hablaban Carlos Mateu y Verónica Mac Lennan» en la radio de LA ARENA. «Los días que no tenía colegio me levantaba para escucharlos de principio a fin. Era una fanática y amaba lo que hacían al aire. Los sábados a la siesta religiosamente Alejandro Apo y todas las noches, me dormía con Alejandro Dolina», resume.

 

La radio y más.

 

Y es así nomás, relata Nadia. «Desde muy pequeña la radio forma parte de mi vida, de los momentos más lindos y placenteros. Estuve un par de años en La Tosca, y de ahí por la convocatoria de Pablo Ferrero a fines de 2013, me fui a Radio Nacional, donde sigo por estos días».
En medio de todo eso también hizo televisión en «Somos La Pampa», y trabajó con productoras como «Megafón», lo que le permitió estar en las pantallas de Canal 3 y CPE Tv. «Siempre la pasé muy bien y aprendí muchísimo de mis compañeros y compañeros», reconoce.
Pero sería con su ingreso a Radio Nacional Santa Rosa, en 2013, donde terminó «de tomar dimensión de lo maravilloso que es este medio de comunicación. Estamos hablando de una radio que tiene 70 años de historia, que es parte de un gran proyecto de 50 emisoras a lo largo y a lo ancho de todo el país. Donde todas son diferentes, pero al mismo tiempo comparten una misma identidad».

 

«Lo estatal no es ineficiente».

 

Nadia Villegas, hasta iniciado 2020, estuvo «junto a Juani de Pian, al frente de la mañana de la radio pública. Es muy lindo, y una gran responsabilidad, saber que llegamos a todos los rincones de La Pampa».
Fue a fines de 2019 que le llegó la propuesta de ocupar el cargo de directora. «Luego de charlarlo con mis compañeros más cercanos y mi pareja, Adrián Rodil (él es hijo de Monso, gran jugador de básquet de Estudiantes en otros tiempos), decidí asumir el compromiso», sostiene.
Su intención desde el inicio «fue comenzar a recuperar los espacios que se habían perdido. Que la programación local sonara no sólo por AM, sino también por FM, y fue lo primero que hicimos».

 

Importa el contenido.

 

Tiene claro que LRA3 «es parte de los medios públicos del país. Hay que darle importancia al contenido, lo que le interesa a las y los ciudadanos. Con una comunicación con una narrativa más justa que demuestre que lo estatal no es ineficiente o un gasto innecesario, como muchas veces se ha pensado o se dice», se entusiasma.
Aboga «por tener contenidos que apunten a una pertenencia e identidad local, y nuestra grilla va hacia allí. Por la pandemia, los primeros meses fueron de reacomodarnos y debo reconocer que es impresionante la predisposición de todo el equipo de la radio desde el momento que asumí. Soy una convencida de que el trabajo es en equipo o no es», expresa.

 

Lo que se está haciendo.

 

La directora se ilusiona al contar sobre lo que se está haciendo: «En julio y agosto, con mucho esfuerzo desde Buenos Aires y desde acá, logramos lanzar 12 horas de programación local de lunes a viernes, y luego sumamos también los sábados. Además pudimos ampliar el equipo con la llegada de más mujeres al aire, que casi no había, y llegaron otros dos compañeros más».
Puntualiza que «además de programas que ya venían emitiéndose, durante los primeros meses de pandemia se sumaron espacios de alfabetización, educación en contexto de encierro, educación domiciliaria y hospitalaria; espacios musicales folclóricos, de tango y de rock. También programas de salud, literatura, radioteatro, micros de cultura y música pampeana, y micro-relatos a cargo de niños y niñas de las diferentes bibliotecas populares de la provincia.
Este 2021, arrancamos con la programación el 1 de marzo, con la grilla repleta de propuestas y más incorporaciones al equipo que nos permitirán tener más presencia, no solo en el dial, sino también en las redes».

 

Recuperando la esencia.

 

Y cierra sobre el tema: «De a poco vamos logrando los objetivos. Tenemos muchas ideas de lo que queremos: sumar más espacios, más voces y estamos convencidos que irá ocurriendo con el correr de los meses. Hay que tener en cuenta de que la pandemia sigue, que debemos cuidarnos y esa es la prioridad».
Obviamente LRA3 Radio Nacional Santa Rosa no es aquella histórica de «Tardecitas pampeanas», de los conciertos al piano de Clementina Dorado, y de tantas otras voces que eran parte de la familia pampeana. No obstante, está tratando de recuperar aquella esencia que tiene que ver con lo nuestro, con lo que sucede aquí y ahora.
Su directora tiene la capacidad para conseguirlo. Llegó al cargo por idoneidad, por trabajo -por qué no también por su pasión por lo que le toca hacer- y es muy consciente que ocupa un sitio de privilegio. «Es absolutamente así. Hace doce años tengo la suerte de trabajar de lo que me gusta, y eso ayudó a que aceptara el desafío de estar al frente de una institución tan valiosa como es LRA3», afirma.

 

Lo mejor está por venir.

 

En tanto tiene los objetivos claros es posible que alguna vez voltee su mirada para regresar a aquellos momentos, cuando todavía buscaba su destino -sin tenerlo todavía muy claro-. Quizás se retrotraerá con su mente y se verá muy joven aún caminando entre las mesas de un local, atendiendo solícita siempre enarbolando esa sonrisa que es su sello distintivo.
¿Soñaría con esta realidad, esto de afrontar un desafío tan importante?
Tal vez no… Pero vaya si lo tiene merecido. Por eso Nadia, siempre adelante que lo mejor aún está por venir.

 

Una movilera abriéndose paso.

 

La tarea periodística es muy competitiva. Había tiempos en que la primicia era lo más importante, aunque puede decirse que actualmente -aún conservando valor- hay otros aspectos de la información que tienen relevancia, como puede ser el modo en que se ofrezca la noticia, y la seriedad en su tratamiento.
En ese marco de competitividad hubo, y hay, egoísmos de quienes ejercemos la profesión que se podrán o no entender. «La agenda era sagrada», dice Nadia que les decían los más avezados a las noveles movileras de algunas radios hace algunos años.
Hoy la inmediatez en la información hace que resulte más fácil acceder a los protagonistas de una noticia, y si bien la agenda sigue siendo importante ya no resultaría «tan sagrada».

 

Pocas mujeres.

 

Nadia cuenta que «el trabajo fue difícil al principio. Me tocaba recorrer la ciudad buscando información, testimonios… Pero lo más complicado era en las conferencias de prensa, porque pasó un tiempo hasta que pude hacer mi primera pregunta», se sincera.
Y agrega: «Por esos años éramos dos o tres las periodistas que andábamos dando vueltas como movileras… el resto, varones. Me acuerdo que costaba conseguir que muchos de los compañeros de otros medios pasaran los contactos telefónicos de funcionarios, funcionarias y posibles entrevistados. Así que hacíamos lo posible para obtenerlos entre las ‘nuevas del medio’. Felizmente, la cosa cambió mucho», admite a la distancia.

 

Nadia y el deporte.

 

Le recuerdo que más de una vez la encontré junto a otra colega -Maricruz- en festivales de boxeo, y que hasta hablamos de hacer un programa sobre el tema. «Es que el deporte siempre formó parte de mi vida. De chica, era habitual ir a la cancha de Atlético Santa Rosa porque enfrente vivían mis abuelos, y mi tío Simón (recientemente fallecido) era el utilero… Así que era una cita obligada hinchar por el Albo. La sensación de estar en la cancha, alentar a tu equipo, es algo maravilloso y único…».
Y sigue: «Con los años también me empezó a gustar ir a ver boxeo. Los festivales tienen algo de cómo un ámbito familiar, y ahora se ven cada vez más chicas arriba del ring, y está buenísimo. Y bueno… en ese ambiente charlas con unos, con otros… Es un lugar donde todas las generaciones se mezclan», completa.

 

Hay 19 directoras de LRA 3.

 

Nadia Villegas expresa que mirando hacia atrás puede recordar que «al principio no fue fácil la inserción en un mundo y en una profesión llena de hombres… en las redacciones, en puestos de decisión y al micrófono», precisa.
Ciertamente, se diría que en todos los ámbitos -más allá de resistencias machistas que perduran como rémoras- esa situación «comenzó a revertirse día a día. Y un ejemplo es lo que pasa en Radio Nacional: somos actualmente 19 las directoras en las emisoras de todo el país. Pero aunque esto esté sucediendo, todavía faltan muchas en cargos de decisión», reafirma.
Nadia también tiene en cuenta que persiste en muchos lugares de trabajo «la brecha salarial» entre el hombre y la mujer. Todos temas que deben ser discutidos y visibilizados», concluye.

 

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