“A los tangueros no nos convocan”
“Me tiene muy amargado el tema de que no nos inviten a ningún lado a los cantores de tango. Y no lo digo sólo por mí sino en general, porque si bien hay milongas a montones, parece que no quieren el canto”. Insólitamente -aún cuando venía de ganar el Pre Baradero que se hizo en Miguel Riglos el fin de semana anterior-, Juan “Polaco” Muzalski tiene sensaciones encontradas: por un lado la satisfacción por haberse impuesto por cuarta vez consecutiva en esa justa; y por el otro tiene esa sinsabor de que el cantor de tangos no es valorado. Por el contrario, considera que es postergado. “En lo personal a veces me falta el incentivo para ensayar. Por ahí puedo estar pecando de charlatán, pero hay otros intérpretes que piensan lo mismo que yo, y entonces tenemos que entender que no nos quieren. No sé cuál será el motivo –siguió casi en un monólogo-, pero el tema es que se han acostumbrado a no invitarnos a ningún lado”.
“No nos quieren”.
Especuló, como para encontrar una razón que “pudiera ser que es una cuestión de costos. Lo que sí vemos es mucha gente que baila, con profesores y en todos lados. Pero nosotros difícilmente somos invitados”.
Admitió que no tendría problemas en cantar en peñas donde se baila folklore, porque “me gusta tanto que no tendría ningún problema. De hecho participé en la de León Gamba, también en la de Gustavo Díaz. Cuando nosotros cantamos siempre hay algunas parejas que se prenden a bailar tango, a lo mejor una decena de parejas... Es verdad que es masiva la gente que baila folklore… pero hay que entender que en definitiva el tango es folclore, como lo son el chamamé de Corrientes, la chacarera de Santiago del Estero. Son folklore de una región, y hoy tenemos que aceptar todo, como por ejemplo el reggaeton, o el cuarteto, que está impuesto. Nos puede o no gustar algo, pero es así, porque la música es espectacular”.
Muzalski recordó que cuando presentó su disco, un tributo a Julio Sosa, lo hizo “pensando en los bailarines justamente, porque eran 13 temas bailables. Pero bueno, tendremos que aceptar que no nos quieren”, completó con pesar.
Ganó el Pre Baradero.
“Polaco” Muzalski el pasado fin de semana volvió a ganar el Pre Baradero, que tuvo como escenario la localidad de Miguel Riglos. “Sí, eso me alegró un poco, porque es el cuarto año consecutivo que nos va a tocar representar a La Pampa (será en febrero). Esta vez junto a Darío Prost, un muchacho de Guatraché que anda muy bien” y con quien compartió el primer lugar del certamen clasificatorio.
El Pre Baradero es una instancia previa al Festival Nacional de Música Popular Argentina Baradero, en la que se seleccionan a los participantes, y así se presentaron en Riglos artistas en diferentes rubros, como solistas vocales de tango, parejas de danza de tango y conjuntos instrumentales, entre otros.
“El cantor de tangos no existe”.
Sobre el momento de su reciente consagración comentó Muzalski que “por supuesto siempre es una alegría, por más que ya pasó antes y es una situación que uno ya conoce. Pero es una competencia y nunca se sabe cómo va a ser, porque el criterio del jurado siempre es para respetar. Por suerte me tocó otra vez y debo agradecer como siempre el apoyo de la familia, y los amigos que siguen empujando. Sobre todo cuando uno tiende a aflojar y todos los días esté pensando en dejar de cantar porque insisto, me amarga mucho que no nos inviten”.
Cuando se le pregunta si no es convocado en las milongas indica que en general se baila con pistas. “Acá el cantor de tangos no existe, no hay convocatorias, y si no organizamos nosotros mismos no tenemos donde presentarnos. Y lo digo por experiencia: hicimos movidas con algunos amigos que lamentablemente ya no están, como Faito Baraybar, o Jorge Sosa”, recordó.
Llegada a La Pampa.
Si bien es nacido en Recoleta, un día eligió irse de la gran urbe porteña porque no le gustaba ese maremágnum de gente yendo y viniendo de aquí para allá, con un ritmo alocado para ir quién sabe donde. “Sí, no me gustó nunca Buenos Aires… mis viejos eran laburantes, papá plomero, gasista, albañil o lo que viniera y mamá se encargaba de la casa y de nosotros que éramos seis hermanos”, contó.
Un día decidió instalarse en Alpachiri, que conocía por haber sido viajante. Con el tiempo puso su empresa “Descartables Alpachiri”, y le fue bien. Hasta que un día se desprendió de ella y empezó a hacer otras cosas que le gustan, como cantar tangos.
Alegría y tristeza.
“Por supuesto siempre canté, pero me costaba enfrentar al público, y por suerte me ayudó estar aquí en La Pampa, donde hubo alguna mano amiga que abrió la posibilidad de subirme a un escenario cuando ya tenía 50 años”, rememora.
Así se lo ha podido escuchar en distintos sitios donde lució su calidad interpretativa, y particularmente en la Casa Cultural “La Porfiada”, entre otros salones. Aunque como queda dicho hoy oscila entre la satisfacción y la tristeza… “Sí, porque a los tangueros que cantamos nos ignoran”, reafirmó en el final, conversando en el programa “La Pampa Va”, que se difunde los domingos por Radio Noticias.
Artículos relacionados