Alertan por la crisis frigorífica
La industria de la carne atraviesa este año una situación dramática. El sostenido aumento de costos, la caída del consumo y una reducción de exportaciones se combinaron para provocar una profunda crisis de rentabilidad.
Dos plantas de faena en la provincia de Buenos Aires, pertenecientes a las firmas Anselmo y Viñuelas, cerraron definitivamente sus operaciones en las últimas semanas. El episodio provocó que la Cámara de Industrias Cárnicas (Canica) reiterara su alerta sobre la difícil situación que atraviesa el sector y el impacto en el empleo y el abastecimiento de carne.
“Es necesario seguir cumpliendo con las fuentes de trabajo y ofreciendo todos los días el 35% de la carne que consumen los argentinos”, advirtió la entidad en un comunicado.
La crisis en la industria de la carne sigue expandiéndose por el país. En La Pampa, el Frigorífico HV de Bernasconi inició recientemente un proceso concursal destinado a reestructurar sus deudas para poder seguir operando. Al momento de presentar su pedido ante la justicia comercial, la firma arrastraba una deuda bancaria superior a los 6.100 millones de pesos y registraba más de 600 cheques rechazados. Aunque no cesó sus actividades y mantiene compromiso con clientes del exterior, atraviesa un “desequilibrio económico-financiero transitorio” agravado por tensiones con acreedores y organismos fiscales.
Pero muchas plantas no pudieron sostenerse y este año cerraron sus puertas. Entre los casos más emblemáticos figuran los frigoríficos San Telmo (ex-Sadowa, de Mar del Plata), Devesa, Viñuela y Anselmo, todos en territorio bonaerense. En Santa Fe, el Frigorífico Euro ya ejecutó unos 70 despidos y mantiene un atraso salarial de varios meses.
La debacle es resultado de una combinación entre aumento sostenido de costos de producción y una caída constante en el valor de los subproductos, que antes eran una fuente importante de rentabilidad. “Durante los primeros nueve meses de este año registramos resultado negativo en seis, incluyendo agosto y septiembre”, precisaron desde la cámara. El mayor desafío para la industria es mantener una rentabilidad que permita sostener las plantas de personal y garantizar continuidad del abastecimiento de carne.
Servicio de faena.
Para equilibrar la industria, la Canica acaba de anunciar que implementará “el cobro por servicio de faena” a quienes realicen la actividad en provincia de Buenos Aires, como medida para paliar la crisis del sector. Es un valor que históricamente no no percibían los frigoríficos bonaerenses, especialmente los que están cerca del AMBA, ya que reemplazaban ese ingreso mediante el “recupero” por comercialización de subproductos bovinos.
Cuando se desplomó el precio de estos subproductos la situación se volvió insostenible y la cámara decidió adoptar esta decisión, que no impactaría en el precio final de la carne. Según las autoridades, el servicio representará el 1,4% del valor mayorista de la carne y 0,7% del precio que paga el consumidor por kilo.
“Es una solución parcial con la cual buscamos equiparar condiciones con otras provincias porque la situación es muy crítica y las plantas no pueden seguir subsidiando al sistema”, aclaró la Canica. Los empresarios alertan que si no se adoptan medidas concretas, podrían producirse más cierres en los próximos meses.
Empleo en riesgo.
En La Pampa la situación de esta industria es cada vez más vulnerable. “Están en riesgo más de 2.000 fuentes de trabajo” advirtió Sebastián Lastiri, titular de la Agencia I-Comex. Entre las causas principales de esta situación, citó “una caída de entre el 30 y e 40% de las exportaciones, la baja en el consumo de los hogares por caída de ingresos familiares, los aumentos de tarifas y un encarecimiento en dólares”.
Según Lastiri, “la falta de respuestas y las medidas económicas implementadas por el gobierno nacional provocan un deterioro constante de la rentabilidad y amenazan importantes fuentes de trabajo en ciudades como Santa Rosa, General Pico y Trenel”.
Si bien el gobierno provincial implementó distintas herramientas, entre ellas “créditos a tasa subsidiada y medidas para reducir la presión impositiva, resultan meros paliativos en un contexto nacional sin rentabilidad mínima para que las plantas continúen funcionando”, aclaró.
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