Jutterpeker y un lindo desafío: presenta su primer libro de cuentos cortos
Es una reconocida profesional, recibida de abogada en la Universidad Nacional de Buenos Aires; hoy se desempeña como Coordinadora General de Asuntos Administrativos del Ministerio de Salud; es profesora de la UNLPam en Introducción a la Economía en la carrera de Contador y Fundamentos de Economía en Abogacía. Pero, además se recibió en su momento de profesora en Enseñanza Primaria, y luego se graduó como Licenciada en Comunicación.
Juana M. Jutterpeker –con tanta actividad pública-, habiéndose destacado tanto en cada tarea que le tocó emprender, está hoy ante una situación que la mantiene algo inquieta. Como se ha informado desde el jueves 2 y hasta el 5 de octubre se desarrollará una nueva edición de la Feria Provincial del Libro en los distintos espacios del Centro Cultural Medasur de Santa Rosa.
La familia, la gran motivación.
Allí presentará “Ophelia y la planta de limones”, su primer libro infantil. Observando sus títulos, la tarea que desempeña, la circunstancia de que en la Universidad dicta dos materias complejas, alguien podría razonar acerca de que su primer texto no tiene demasiada relación con aquellos antecedentes.
Pero la escritora es sencillamente multifacética, y ciertamente los aspectos de su vida que tienen que ver con su familia la movilizan de una manera muy especial. Es verdad que a la mayoría de la gente le sucede de modo más o menos parecido, pero en el caso de Juana eso se ve potenciado por algunas razones peculiares.
Los nietos.
Casada con el médico Rubén Dayán –un lindo personaje- tienen dos hijos, ambos destacados profesionales. Diego es ingeniero Informático, es el mayor y está radicado hace algún tiempo en San Francisco, donde trabaja en Google Play. Por su parte Paula es Nutricionista (dietista registrada también en Estados Unidos), y vive en Fort Lauderdale.
Lo cierto es que hace cinco años nacía Ophelia, y luego llegaron Thedore (3) y Eloise (1), hijos de Diego. Los nietos, que están lejos –y a los que los abuelos visitan cuando pueden- son ahora la mayor alegría de la familia.
Escribir desde siempre.
Por eso el primer libro de cuentos infantiles lleva el nombre de Ophelia, y ya habrá tiempo para que nuevas ediciones consideren a los dos más pequeños. ”Cuando nació Ophelia pensé que eso era lo mejor que me ha pasado en la vida… Uno cree que los hijos son lo más, pero la verdad es que los nietos potencian todos los sentimientos”.
Aunque Juana cuenta que “siempre” escribió. “Cuando era chica sobre todo poesía, pero también algo de prosa, nunca se me había ocurrido publicar nada, aunque había participado en algunos concursos y he recibido menciones. Pero bueno… con lo que sentí con mi primera nieta
me di cuenta que me generó otras cosas, y que a lo mejor estaría bueno escribir historias para ellos… historias cotidianas diría, con algún toque mágico y un poco de fantasía”, relató.
“Así fue que empecé a escribir algo, y aunque después vinieron dos nietos más ya el título me había medio quedado dando vueltas. Y me dije entonces: el primero será para Ophelia, el segundo para Thedore y el tercero para Eloise”, precisa.
Y agregó: “Escribo de las pequeñas historias que pasan. Sí, algo que pasó, y le agrego eso que a mí me gustaría que hubiera pasado. La idea es que lo que escribo genere una sonrisa… considero que los cuentos en general lo que deben hacer es entretener, que sirvan para pasar un buen momento”.
Cuentos cortos.
Vuelve atrás para recordar que “siempre me gustó el cuento, el cuento corto, efectista, el que se resuelve pronto, Me gusta leerlo y ya se los leí a mis nietos. Sí, en castellano, por supuesto”, aclara. Porque lo cierto es que los chiquitos –por lo menos Ophelia- hablan los dos idiomas, el nuestro y el inglés.
La autora dice que ha escrito poesía, que “alguna vez” intentó con una novela “pero no me sentía muy cómoda con eso… la verdad es que tengo mucho escrito y mucho roto”, completa.
Un desafío.
No quiere dejar de agradecer a Claudia Espinosa, “una ilustradora de gran calidad, que hizo un hermoso trabajo”, y también a Pablo Fontana de la Editorial “Siete Sellos”. “Sentí que tenía que hacerlo aquí, con nuestra gente, la que está dedicada a esto”, sostuvo.
La escritora –se extraña que la llame de esa manera, pero seguro vendrán nuevas publicaciones que ratifiquen esa denominación- dice que ahora antes de la presentación está “un poquito nerviosa al tener que salir de mi zona de confort, porque nunca había pensado en editar un libro”.
“Me ha tocado hablar en congresos, habitualmente ante mis alumnos universitarios, pero con ‘Ophelia y la planta de limones’ es como dar a luz un hijo en público, me genera muchas emociones encontradas… Presentar este texto es un desafío muy grande, y si bien me arrepentí varias veces de haberme inscripto para la Feria del Libro ya no me voy a volver atrás. Ya está”, concluye con una sonrisa.
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