Medicina y deporte, dos pasiones unidas
Es una familia que ha dejado una marca en nuestra sociedad. Tanto por lo que han hecho sus padres, como por la contribución que hacen sus siete hijos en distintos ámbitos de la comunidad santarroseña.
MARIO VEGA
En todas las comunidades existen apellidos que son facilmente reconocidos por los vecinos. Y el de los Swinnen es, sin dudas, uno de esos. Empezando porque los mayores –léase los padres de esa gran familia-- tuvieron una importante actividad en el seno de nuestra sociedad; y luego porque la saga tiene continuidad.
Referirse a los Swinnen es para muchos santarroseños –sobre todo los que tenemos algunos años-- hablar de Vuriloche, del arquitecto que entre otras varias obras diseñó el frente de la Iglesia Catedral; y de su esposa que tuvo el mayor peso en la crianza de nada menos que siete hijos. Todos ellos también conocidos en los distintos ámbitos donde se han desempeñado.
Familia numerosa.
Santiago Eduardo (Jaak para quienes lo conocieron un poco más) fue el padre y referente indiscutido del clan; y Nelly Gladys Rolandelli (Cuqui) la madre de los siete hijos del matrimonio.
Y estos son Mónica Inés (docente), Lucas Andrés (arquitecto), Marcelo Santiago (arquitecto), Pedro Esteban (abogado), María Clara (diseñadora gráfica) y Ana María (artista, pinta y hace esculturas); y además el protagonista de esta nota: Pablo Eduardo (63), reconocido profesional de la medicina.
Como se ve una amplia gama de profesiones, donde mayormente prima la arquitectura, y lo que podría decirse tiene que ver con el mundo de las formas y los colores.
También se advierte que hay una abogado; y alguien que tomó otro rumbo. Este es el caso de Pablo, quien eligió la carrera de medicina. Poco que ver con las profesiones del resto de sus hermanos.
Pablo, Mariana y los hijos.
Pablo está casado con Mariana Alonso, repostera de excelencia que lleva adelante su emprendimiento en el rubro gastronómico con “Estación Chocolate”, que funciona en la propia casa familiar en Leonismo Argentino 65, muy cerca de Avenida Perón. “Con Mariana nos conocimos en el boliche… creo que era New Star, y hace 36 años que estamos juntos”, recuerda.
Tienen cuatro hijos, tres de ellos médicos en traumatología y ortopedia; y la menor es Delfina, que estudia Administración de Empresas en la UBA, en Capìtal Federal. Los varones son Santiago (34), que vive en Madrid pero se está volviendo a Barcelona donde ya estuvo antes; Juan Ignacio (32), que ejerce en CABA; y Joaquín (28) que también reside en Buenos Aires.
Estudiando en Buenos Aires-
Pablo cuenta que hizo la primaria y el secundario en el Colegio Domingo Savio. “Después comencé mis estudios en la Universidad del Salvador donde hice el ciclo biomedico, pero en cuarto año me pase a la UBA donde terminé la carrera. Pero como siempre me atrajo la actividad física posteriormente realicé especialidad en Medicina del Deporte en la Universidad Favaloro, y la completé en la Asociación de Médicos de la ciudad de Buenos Aires”, precisa.
Los padres, dos crack.
Se emociona Pablo cuando le toca hablar de sus mayores. “Qué te voy a decir... Jaak, mi padre, un crack. Y no porque lo diga yo, sino que me lo recuerda la gente que lo conoció en su larga trayectoria. Un apasionado de la arquitectura, pero tambien de la pintura… y la Cuqui otra crack, por bancarse a mi padre bohemio ¡y criar 7 hijos!”, se ríe.
Cabe decir que el arquitecto Swinnen (Jaak) llegó con sus padres desde su Bélgica natal cuando tenía tres años. Vivieron en Jáuregui (Villa Flandria); y con posterioridad se radicó en Santa Rosa.
“La rotonda de los Swinnen”.
Al principio la familia vivió en una vivienda de Avenida Luro y Tucumán (hoy hay una estación de servicios), hasta que construyeron una gran casona en Avenida Perón. La llamaron Vuriloche (significa gente detrás del médano), y estaba en sus principios en “medio de la nada y a la vez de mucho”, define Pablo.
Claro, eran otros tiempos… “Terrible el frío en el invierno, y un calor insoportable en el verano. Y siempre el viento llevando el arrullo de las palomas en las siestas”, se pone un poco aedo Pablo.
Hay que decir que era una alusión obligada --cuando se trataba de ofrecer alguna precisión que tuviera que ver con el camino entre Santa Rosa y Toay-- mencionar “la rotonda de los Swinnen”, o “Vuriloche”.. De allí para aquí o para allá…
¡Siete hermanos!
Y hay que imaginar... siete muchachitos viviendo en lo que entonces era un paraje, con los médanos como escenario de juegos y divertimentos. “Los tiempos cambian dicen, pero tener 7 hermanos hoy resulta menos habitual… aunque en verdad en esa época también lo era, y como en toda familia numerosa eso te da muchas ventajas y tiene, por supuesto, otras aristas que no tanto”, reflexiona.
Era casi una aventura ir y venir a los colegios en Santa Rosa, porque siendo tantos obligaba a una cierta planificación. “Pero igual, el tener muchos hermanos fue realmente muy bueno, sin tiempo para aburrirnos, con casi nada nos divertíamos y eso hacia todo más simple y hermoso. Las salidas en familia eran obligadamente en dos autos… pasaba por alguna vez ir a comer afuera, al cine cuando había cuatro o cinco en la ciudad; y un poquito más grandes a los boliches de moda”, evoca.
Siempre el deporte.
Pablo ha sido desde pibe un apasionado de la actividad física. “Desde muy chico corría (lo que ahora es running), cuando casi nadie lo hacia. Pero también fueron tiempos de fútbol,que me gusta mucho; y también tenis y voley… En Vuriloche daba para que hiciéramos de todos, y como éramos varios estaba siempre la posibilidad de jugar a algo. Incluso papá tuvo la idea de construir una cancha de tenis y ahí pasábamos muchas horas”, señala.
Y sigue contando: “Como los años no vienen solos, hoy en día estamos reorientando la actividad. En casa cuando dejo el consultorio hago todos los días una hora de bicicleta fija; y entreno fuerza con un par de mancuernas, barra y el propio peso corporal”.
Es decir, no sólo recomienda qué debe hacerse –que de eso sabe y mucho-- sino que además lo pone en práctica.
Su capacitación.
Obtuvo su título de Médico en la UBA en 1988; después hizo el curso de Especialista en Medicina del Deporte (Núm. Colegiado: MP: 1082 ME: 818) en la Asociación de Médicos de Capital Federal y Tres de Febrero. También realizó el Curso Superior de Especialista Universitario en Medicina del Deporte de la Universidad Favaloro.
Actualmente tiene una serie de actividades que desarrolla durante el día: en el Centro de Rehabilitación Fabián Braun; y también en Salud Pública en el Hospital Generalista Evita (en el Consultorio de Medicina del Deporte). Es presidente de Acimed (Asociación Civil Pampeana de Medicina y Ciencias del Deporte); y además miembro de la comision directiva de Fameped (Federación Argentina de Medicina del Deporte)
Por el deporte, la medicina.
“La elección de la especialidad fue, como les pasó a algunos amigos y colegas, por la gran afinidad con el deporte desde que era muy chico. Ya recibido fue como unir esas dos pasiones, la medicina y el deporte”.
Y continúa: “Estuve varios años fuera de La Pampa, viviendo en Capital Federal y Villa Flandria-Jáuregui, pero siempre estaba en el pensamiento con mi esposa regresar en algún momento, y un ofrecimiento del entonces director de Deportes de la provincia (Sergio David) nos terminó de definir”, rememora.
Están radicados en Santa Rosa hace 25 años, “en la misma casa de siempre, que ahora nos queda un poco grande, porque los hijos volaron buscando sus propios sueños… Y está bien”, acepta.
Qué es Acipmed.
En un momento de la charla Pablo no quiere dejar de mencionar a Acipmed. “Es nuestra Asociación Civil Pampeana de Medicina y Ciencias del Deporte, creada hace ya casi cuatro años. Allí nos integramos médicos, kinesiólogos, psicólogos, nutricionistas, bioquimicos, profesores, licenciados de educación fisica y entrenadores deportivos. Ahí no hay ningún fin de lucro, sino que lo hacemos a pura pasión para integrar y difundir conocimientos procurando una mejor calidad y cantidad de vida”, resume.
Gran profesional.
Pablo es un profesional de excelencia, destacado por sus pacientes no sólo por sus comprobados conocimientos científicos, sino porque muestra un trato siempre amable, y además es empático para comprender las preocupaciones de la persona que le toca atender. Explica con claridad, de modo tal que quien lo consulta se convence de cuál es el mejor tratamiento a seguir ante el problema que lo aqueja.
En lo personal me gusta mucho el deporte –he practicado algunos—, y por eso la charla con Pablo Swinnen me ofrece la posibilidad de preguntar para saber.
Patologías frecuentes.
En sus horas de consultorio obviamente atiende distinto tipo de situaciones, y él explica que “lo más habitual es todo lo que es atlopatía”. Se trata de lesiones originadas por la práctica de un deporte en particular, y que se manifiestan de manera recurrente o predecible en los atletas que lo practican.
Algunos ejemplos: en el fútbol la pubalgia, una inflamación de los músculos y tendones de la zona inguinal; en el voley la tendinitis rotuliana o el "hombro del lanzador"; en el tenis la epicondilitis (codo de tenista). Y así en las distintas disciplinas.
“Depende del deporte de que se trate. Hay lesiones frecuentes en los distintos deportes, y las más reiteradas se producen en los de contacto, como son rugby, fútbol, voley, básquet…”.
La importancia de la fuerza.
Preguntado por el paddle –que nuevamente está en auge—, disciplina “sospechada” de que se producen en su práctica muchas lesiones, Pablo argumenta que “a lo mejor no es por el deporte en sí mismo, sino porque suele pasar que quien lo practica no está preparado, y va a jugar en condiciones que no son las mejores: con sobrepeso, falta de entrenamiento de la fuerza, falta de flexibilidad…”.
Trabajos para fortalecer.
Lo de la fuerza parece ser una cuestión fundamental, y el médico lo explica: “Hay que trabajar en la fuerza, porque cuando pasan los años se pierde masa muscular, y eso se incrementa cuando la persona empieza con el síndrome de la menopausia (en la mujer) y la andropausia (en el hombre)… Hasta ahí más o menos la llevamos, pero pasados los cincuenta años, más o menos, se produce el síndrome y se entra en una asociación con lo que llamamos sarcopenia (pérdida progresiva de masa, fuerza y función muscular), y la ostopenia (cuando la densidad ósea es menor de lo normal). Eso pasa tanto en la mujer como en el hombre, más todavía la mujer en el tema de la cuestión hormonal”.
Factores de riesgo.
El médico se entusiasma cuando habla de su profesión, y expone con sencillez, de modo tal que aún un lego en la materia –como yo-- puede entenderlo. Destaca cada vez que puede la importancia de la medicina del deporte, no solo en lo referido al mediano y alto rendimiento, sino también en su rol fundamental en personas de toda edad y condición física. Y en ese sentido recuerda que el sedentarismo –falta de actividad fisica-- es un factor de riesgo en la salud en general, cada vez mas importante.
“La actividad sostenida lleva a una mejor calidad de vida, e incluso a prolongarla. Y eso está demostrado”, enfatiza.
Simposio familiar.
Como quedó dicho, Pablo tiene tres hijos médicos traumatólogos. Le comento que cuando hay una reunión familiar se debe convertir en un virtual simposio de medicina del deporte, y se ríe con ganas: “Y sí… el tema sale siempre, es imposible evitarlo. Se comenta, compartimos conocimientos, discutimos. Y claro que es así… ¿Si me gustaría que los muchachos volvieran a Santa Rosa? Por supuesto, pero no sé… uno está afincado en Madrid y es más difícil; y los otros dos habrá que ver”, sonríe pensando que de concretarse sería algo lindo.
Una persona plena.
Es uno de los deportólogos más renombrados de por aquí, y tiene una vida plena. “La verdad es que no tengo motivos para quejarme… Soy feliz haciendo lo que me gusta, y ni pienso en jubilarme… disfruto mucho de lo que hago… Además si estoy todo el día en casa seguro que mi esposa me termina echando”, se ríe con ganas.
Tiene una hermosa familia, una profesión que ama y, por si fuera poco dentro de poco Juan Ignacio y Agustina traerán al mundo a Alfonso… “Sí,ya sabemos que nuestro primer nieto llegará en enero y será varón… así que imaginate cómo estamos”, completa con una amplia sonrisa.
Es Pablo Swinnen… uno de los integrantes de ese clan que vivía en esa casona que hoy mismo pertenece a un campeón del mundo: Vuriloche es ahora propiedad de Alexis Mac Allister…
“Es lindo que ese lugar en que fuimos tan felices pertenezca ahora a un pibe de los nuestros, uno de los que nos dio tamaña alegría”, expresa sobre Vuriloche, esa casona que albergó a la hermosa familia Swinnen.
Además, cabe agregar, siempre es un placer poder trabajar y desarrollarse en lo que a uno le gusta… Y Pablo tiene esa satisfacción… consiguió unir sus dos pasiones, la medicina y el deporte.
“Medicina en la UNLPam va a ser espectacular”.
Pablo Swinnen recibió con singular entusiasmo la noticia de que en el 2026 empezará a dictarse la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de La Pampa. “Va a ser espectacular… Me parece que sería una una gran cosa que haya una carrera de Medicina acá,y hay que tratar que sea buena, de excelencia. Que no se venga a cuestionar alguna vez que no es de buena calidad porque es de La Pampa”.
Swinnen explicó que “debe ser lo mismo el título de la UBA que el que pueda otorgar nuestra Universidad”.
Incluir Medicina Deportiva.
Se entusiasmó con la posibilidad que se pudiera incorporar a la currícula de grado la materia de Medicina del Deporte. “Eso creo que hoy no existe en ninguna universidad del país, así que sería algo muy original. Le daría a los médicos más nociones para poder prescribir y dar el tema de la actividad física y el ejercicio en diferentes grupos de población”.
Swinnen fue más allá, y expresó estar dispuesto a llevar esa propuesta a las autoridades universitarias. ¿Si en ese caso me gustaría dar clases? Por supuesto que sí… Lo hice en Buenos Aires donde estuvimos más de veinte años viviendo allá, y claro que me gustaría porque me encanta dar clases”.
La especialización.
Dicen los que dicen saber que para la formación en medicina deportiva se necesita ante todo obtener un título de grado en Medicina y luego capacitarse en una cursada que podría durar entre 2 y 4 años.
Esa especialización incluye estudios teóricos, prácticas en centros deportivos o hospitales, y la adquisición de conocimientos sobre fisiología del ejercicio, nutrición deportiva, prevención y tratamiento de lesiones, entre otros.
Una vida en imágenes
En familia.
Pablo Swinnen y Mariana junto a los hijos en unas vacaciones. Los varones también son médicos traumatólogos y Delfina estudia Administración de Empresas.
Entrenamiento.
Una actividad que no descuida: todos los días una hora de bicicleta fija, pero también mancuernas y actividades varias para no perder fortaleza física.
Con la copa.
Pablo Swinnen y su hijo Juan Ignacio, que le dará el primer nieto a la familia. La foto es en el predio de Ezeiza.
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