Domingo 21 de abril 2024

“Roca, héroe de la clase dominante”

Redacción 28/10/2023 - 10.19.hs

“Es lento pero viene”. Marcelo Valko se presenta con su frase de cabecera, ésa que utiliza para presentarse en cada charla o actividad pública, la misma que escuchan sus alumnos al inicio de cada cuatrimestre, la que cierra sus publicaciones en redes sociales. Y así se presentó ayer a la mañana ante los estudiantes del Clemente Andrada, el colegio santarroseño que alguna vez se llamó “General Julio Argentino Roca”.

 

Ya no cuenta con la compañía de Osvaldo Bayer, histórico compañero de lucha, y en La Pampa tampoco están para recibirlo “Edgar Morisoli y Jorge Etchenique, quienes siempre me acompañaban”. Pero no puede entristecerse, porque apenas arribó “desde este colegio me pidieron que ofreciera una charla ante estudiantes de años avanzados, y me sorprendió muy agradablemente. Muchos dicen que a los jóvenes no les interesa nada, que les entra por un oído y les sale por otro, que viven en otro planeta. Pero, según lo que pude observar hoy, tienen muy claro en qué planeta viven”, advirtió.

 

A estos chicos y chicas les disparó otra de sus frases emblemáticas: “Pensás o te piensan; y si te piensan estás perdido”. Y les aclaró: “No tengan en cuenta quién les habla, lo importante son las pruebas que la historia oficial oculta. Esas pruebas están incluidas en este libro, en forma de facsímiles, y sirven para que nadie les pueda contar otra historia”.

 

“Héroe de clase”

 

A su último trabajo, titulado “Fui Roca, un bronce herido de muerte” también se refirió por la tarde, en el salón del Consejo Superior de la UNLPam, y volverá a hacerlo hoy, a las 19, en Hipólito Yrigoyen 469, sede del Movimiento Pampeano de Derechos Humanos, que también es la casa de los periodistas. En diálogo con LA ARENA, confiesa que “es una continuidad de trabajos anteriores (Pedagogía de la Desmemoria, Cazadores de poder, Apropiadores de indios y tierras. Esclavitud y Afrodescendientes, Pedestales y prontuarios) y también es una herramienta, no un texto para leer y dejar en un estante”.

 

Este nuevo volumen “contiene un capítulo que registra respuestas y mensajes recibidos de personas advirtiéndome que ‘Roca salvó la Patagonia’ o que fue una suerte de ídolo todoterreno”. Pero también “ofrece capítulos dedicados a la fenomenal corrupción llevada adelante por el clan Roca, encabezado por los cuatro hermanos: Julio Argentino, Ataliva, Rudecindo y Alejandro”.

 

Porque la corrupción en Argentina “no empezó con el yate de Insaurralde”, sino en el Siglo XIX y con apellidos ilustres entre quienes, “además de Anchorena, Blaquier o Martínez de Hoz, figuraban Bullrich y Rodríguez Larreta”. Esos fueron “los argentinos de bien que se beneficiaron con los planes implementados por el general Roca, quien por eso es un héroe de clase, y no un héroe popular”. Es lógico, explica Valko, que “los beneficiarios lo eleven al mejor de los sitiales, porque fue un empleado maravilloso de la clase dominante, durante sus dos presidencias”.

 

“Un culto del olvido”.

 

La presentación de “Fui Roca…” es una actividad organizada en el contexto de los 40 años de la recuperación democrática. No resulta casual que, tanto Roca como la última dictadura, fueran autores de genocidios. “En su primera presidencia, Roca barrió los toldos, entregó 421 millones de hectáreas y reintrodujo la esclavitud”. La dictadura cívico militar desapareció a 30 mil personas, repartió sus bienes y hasta se apropió de sus hijos.

 

“La clase beneficiada por Roca le otorgó su nombre a calles, escuelas, pueblos y estaciones ferroviarias” recuerda Valko. Del mismo modo, quienes se beneficiaron con los crímenes de la dictadura pretenden negar el genocidio de los ‘70 y convertir en héroes a los militares genocidas. A pocos días de un balotaje presidencial, cuando recuperan fuerza los discursos negacionistas, el abordaje de esa controversia se torna ineludible.

 

- ¿Preferimos olvidar los genocidios o nos molesta su memoria?

 

- Soy psicólogo y tengo claro que ante situaciones muy traumáticas las personas tendemos a olvidar. Eso se extiende también a las conductas colectivas de los grupos sociales. Nos pasó también con el proceso de desmalvinización posterior al conflicto armado. Perdimos esa guerra y la gente eligió olvidar Malvinas. Por eso, en “Pedagogía de la Desmemoria” sostengo que Argentina hace un culto del olvido, profesa un catecismo de la amnesia: nos siguen enseñando la desmemoria”.

 

Una historia circular.

 

¿Por qué, a 40 años de recuperar la democracia, seguimos enfrentando discursos negacionistas, volvemos a una historia circular que oculta la verdad, niega la memoria, rechaza la justicia? Valko responde con una cita de Rodolfo Walsh, asesinado por la dictadura y aún desaparecido: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

 

En 1819, Julio Roca promulgó la Ley de Residencia, como reacción a una creciente conflictividad obrera derivada de trabajadores que comenzaban a organizarse contra los atropellos empresarios. “Molestaban ciertos derechos, como las ocho horas de trabajo, el descanso dominical o a igual trabajo igual salario. Y hoy, de repente, molestan las vacaciones, la indemnización, el aguinaldo: argumentan que resultan demasiado onerosos para los empleadores”.

 

Julio Roca “fue responsable de dos genocidios, contra los pueblos originarios y afrodescendientes, traicionando a la Revolución de Mayo de 1810, cuyo Himno dice ‘y en su trono, la noble igualdad’. Yo no quiero que me otorguen 50 mil hectáreas; quiero que nos gobierne la noble igualdad”, afirma Valko. Y para eso, “tenemos que recuperar la memoria; pensar, para que no nos piensen otros, y recuperar la memoria para que aquella revolución vuelva a vivir entre nosotros”.

 

“Los que tienen la vaca atada”.

 

“Vengo a mostrar que Roca fue un héroe de clase y quienes lo defienden comparten esa clase con un candidato que no se cansa de repetir: en tiempos de Roca estábamos terceros en el mundo”. Valko pregunta: “¿Quiénes estaban terceros, todos los argentinos o un grupito reducido?”

 

Y propone como respuesta frases utilizadas vulgarmente para identificar a los ricos: “Los que tiraban manteca al techo, los que tienen la vaca atada”.

 

Ambas construcciones semánticas aluden a familias acaudaladas de la burguesía porteña que viajaban a Europa. “Tener la vaca atada” se popularizó como símbolo de opulencia cuando Ricardo Güiraldes, autor de Don Segundo Sombra y casado con Adelina Del Carril, confesó que en cada viaje llevaban una vaca atada en la bodega para tener leche fresca. Compartían la costumbre con otras familias y periódicos de la época publicaban imágenes que lo prueban.

 

La otra frase fue acuñada como sinónimo de gastar sin límite, por una broma tradicional que “Macoco” de Alzaga Unzué hacía en el restaurant “Maxim’s” de París: con una cuchara lanzaba manteca que se pegaba al techo y, al derretirse, caía sobre otras personas.

 

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