Rubén Funes: matrimonios y algo más
Hay distintas actividades que a la gente le toca llevar adelante en la vida. Ser juez de paz de una ciudad y tener que casar una pareja puede resultar una de las acciones más lindas para una persona.
MARIO VEGA
“Habiendo recibido vuestro consentimiento los declaro unidos en matrimonio en nombre de la ley. Caballero puede besar a su esposa”. El funcionario ha pronunciado la frase y los contrayentes sonríen ante el que, sin dudas, debe ser uno de los acontecimientos más importantes de sus vidas.
Y debe ser gratificante para el juez de paz llevar adelante una ceremonia que constituye la conformación formal de una familia. Nada más, ni nada menos.
Tiene la tarea de dar las palabras de bienvenida, leer los requisitos legales, preguntar a los novios si desean casarse libremente, explicarles los derechos y deberes del matrimonio, y declarar la unión legal. Y enseguida hacer entrega de la famosa “libreta de casamiento”
Un antes y un después.
“Sí, es muy lindo… y es algo que se repite 7 u 8 veces por semana”, explica el juez de paz de la capital provincial. “Se dan casos de parejas que tienen varios años de estar junto y tenían como una materia pendiente el casamiento, ponerle el broche de oro a una relación”, explica.
“En realidad para todos, más allá de la antigûedad de una relación, siempre hay una gran emoción, y se percibe en el lugar. Porque es un momento trascendental, un antes y un después. Si bien es una acto jurídico, no deja de ser un gran acto de amor… es como subir un escalón más en la vida”, agrega.
En Victorica.
Nacido en Victorica, Rubén Funes (63), es el sexto de nueve hermanos -6 varones y 3 mujeres-.Su padre Germán (fallecido en 2015) fue portero en la entonces Escuela Nacional N° 7, hasta su jubilación. Su madre, Luisa Cisneros, hoy día vive en Santa Rosa… “Además de ama de casa, era enfermera tradicional; aquellas mujeres que aprendían de los médicos a hacer la asistencia domiciliaria de personas enfermas y a poner inyecciones”.
Alguna vez Rubén me ha comentado acerca de estas notas de domingo, y por mi parte he pensado que era un personaje interesante para que contara de su transcurrir en la vida.
Familia peronista.
Y aceptó de buen grado, para decir cosas que obviamente lo retrotraen a su pueblo natal: “Tengo los mejores recuerdos porque allí viví mi niñez y adolescencia con mucha felicidad y libertad, con muchos amigos con los que organizábamos campeonatos de boxeo, de fútbol y también íbamos a nadar a ‘Los Pisaderos’, una histórica laguna de Victorica. La casa de mis padres siempre estaba llena de gente, sobre todo los fines de semana o feriados, cuando se juntaban familias amigas a jugar al chinchón, truco o a la lotería. Recuerdo especialmente con mucho cariño a los Jaime y a los Pescara, entrañables familias amigas de mis padres los mayores y nosotros de sus hijos. Los viejos compartían ideología política… todos muy peronistas, y por eso digo que soy peronista de cuna y por elección”, rememora.
Militancia de los ‘70.
Vuelve sobre aquellas épocas de los ‘70, sobre todo cuando se desarrollaba la campaña para las elecciones presidenciales de 1973. “La consigna era ‘Cámpora al gobierno, Perón al poder…’. Con esas familias que te cuento íbamos a todos a los actos donde los políticos de entonces hacían magníficos discursos… y después venían las ‘comilonas’, porque asaban vacas enteras y todos disfrutábamos de esos enormes asados. Me acuerdo ahora de una anécdota graciosa: había una señora muy humilde que tenía varios hijos y cuando ponían la fuente de carne en la mesa, ella le servía a cada uno su porción y después vaciaba la fuente de asado en una bolsa que cuidaba celosamente, asegurándose la comida para días siguientes”.
El General.
Fue una época “llena de esperanzas y emoción. Se vivía como una fiesta que luego de un largo exilio en España el general volvía a su patria y el peronismo al poder. Tengo muy presente también la inmensa tristeza que les causó a mis padres la muerte de Perón. Unos días antes, con mis hermanos y los amigos del barrio, habíamos preparado durante semanas lo que sería la gran fogata de San Pedro y San Pablo, algo que se acostumbraba entonces... juntábamos montañas de cardos rusos en un baldío y lo quemábamos en conmemoración de estos dos apóstoles cristianos, pero por la muerte del General tuvimos que posponer ese divertimento”.
Tiempo de karate.
Uno de los hermanos mayores de Rubén, Humberto, había hecho artes marciales en Santa Rosa con el profesor César Torreta, pionero del Karate estilo Shotokan en La Pampa, y había puesto la escuela de Karate Do en el Club Cochicó. “En las competencias tuve la oportunidad de conocer a queridos amigos como los hermanos Porras, a Lorenzo Díaz, también al turco Husseim y a las hermanas Leineker, entre otros tantos”.
El secundario.
La secundaria fue en el colegio San Juan Bosco de Victorica. “Me acuerdo de aquella mañana de 1976, cuando recién empezaba primer año. Íbamos al colegio con mis hermanos Olga y Tato y, justo venia una chica de quinto año y nos dijo: ‘Chicos, chicos…vuélvanse a su casa porque hubo un golpe de Estado y no hay clases’. Y sí, ahí iniciaba la noche más oscura y fatídica de la historia argentina. De mi paso por la secundaria guardo recuerdos imborrables, maravillosos, de mis compañeros con quienes mantenemos aún un vínculo a través de un grupo de wats app que se llama ‘Promoción 1980’. Y por supuesto valoramos a los sacerdotes que fueron nuestros profes también, hombres íntegros y sabios que no solo nos enseñaban sino que inculcaban valores, y hago una mención a quien siempre digo que fue mi segundo papá: el padre Valentín Holzmann”.
Misiones sociales.
En esa etapa Rubén integró el Movimiento Mallinista, que era una propuesta pastoral de la Iglesia Católica, dirigida a jóvenes y cuyo objetivo era la formación humana y cristiana. “Se fomentaba la identidad personal y colectiva buscando que sus miembros se atrevan a tener grandes sueños y se conviertan en agentes de cambio. Teníamos misiones sociales que cumplir y en mi caso, junto a otros, era dar clases de apoyo escolar los sábados en la Escuelita Hogar de Telén, adonde asistían hijos de puesteros”.
Llegada a Santa Rosa.
Cuando terminó el secundario, en enero de 1981 se vino a Santa Rosa a estudiar Ciencias Económicas en la UNLPam. “Al finalizar primer año abandoné, no era lo mío y comencé a trabajar entonces en Danlow Sport (ubicada donde hoy está La Bodega, frente al Banco de La Pampa), casa de deportes propiedad de José Pastor y Porota Ligaluppi a quienes quise mucho y de quienes guardo hermosos recuerdos, como también de sus hijos Daniel y Luis”.
La familia.
Estuvo tres años hasta que ingresó al Banco de La Pampa. Eran lindas épocas la de los ‘80, de salidas, boliches y escuchar música… “Música disco, del rock nacional y también de los Bee Gees, Rod Stewart, Donna Summer… íbamos con los amigos a Maurice (frente a la plaza San Martín), y allí conocí a mi esposa, Zoraya Pérez”. Llevan nada menos que 42 años de casados, y consiguieron armar una hermosa familia, con tres hijos… Yoia (abogada), Cintia (radióloga) y Juan (actualmente en la Legislatura provincial trabajando con “Luchi” Alonso). “Nos dieron cuatro nietos y dos nietas, a quienes amamos profundamente”.
La JP y el menemismo.
Ya con el retorno de la democracia, Rubén empezó en la Juventud Peronista. “Conocí entonces a Oscar Gatica, a Petete Juárez, a Anahí Mussa, a Bety Weiss, a Sergio Draque, la flaca Bernal, Sergio Ziliotto y Tito Gobbi, quienes militaban en la Juventud Universitaria Peronista”, precisa.
Fue en los ‘90, con el menemismo en el poder que se alejó un poco de la militancia, “desorientado porque las banderas históricas del peronismo fueron reemplazadas por las privatizaciones de empresas estatales, la desregulación económica y la apertura al capital extranjero, lo que provocó desindustrialización, precarización laboral y un aumento de la desigualdad y que culminó en la profunda crisis de 2001”.
“Soy peronista”.
Aunque Rubén elude identificarse con una línea determinada del peronismo lugareño –”no puedo decir que he sido vernista o marinista, o jorgista… sí peronista”, expresa--, cuenta que en 2002 integró el Movimiento de Unidad Peronista (MUP), “cuyo referente era el querido y recordado Rodolfo ‘Pildoro’ Gazia, entonces diputado nacional. Por ese espacio político, en 2003 fui electo concejal en la lista de Oscar Mario Jorge y reelecto cuando fue intendente Néstor Alcala”.
Convocado por Verna.
Fue en 2006 que Carlos Verna lo convocó para ser Secretario de Estado de Derechos Humanos, en la recientemente creada Secretaria de Derechos Humanos del Gobierno de La Pampa. “Te convoco porque creo en la defensa de los Derechos Humanos que llevás adelante… tomálo como un reconocimiento a tu trabajo en la temática como concejal”, cuenta que le dijo el barbado ex gobernador en aquel momento. “Estuve en ese cargo dos años con Verna y los dos mandatos de Jorge”, precisa.
Rubén, el docente.
Si algo aflora en Rubén Funes como muy marcado en su modo de ser tiene que ver con esa vocación por la docencia. “En 2015 terminé mi mandato en el gobierno de Jorge y me dediqué de lleno a la docencia. Tengo la vocación de querer enseñar, formar y guiar... a los hijos primero y los estudiantes después. Siempre creí que un docente por vocación es aquel que, a pesar de los desafíos de la profesión, encuentra satisfacción y sentido en educar. Yo me había recibido de Profesor en Ciencias Políticas y daba clases en colegios secundarios, en las materias de Derecho, Economía y Construcción de Ciudadanía. Fue una experiencia maravillosa y significativa para mí, y además en el proceso de enseñanza-aprendizaje uno como profesor enseña pero también aprende y mucho de sus estudiantes”.
Un Estado presente.
Dio clases varios años y pensaba jubilarce como docente, aunque nunca dejó de seguir “con mucha atención los procesos políticos locales, provinciales y nacionales. Apoyaba y apoyo con mucha convicción los gobiernos de Néstor y Cristina, porque considero que ellos recuperaron y levantaron nuevamente las mejores banderas del peronismo. Y fundamentalmente revalorizaron el Estado, y yo creo en el Estado como actor que contiene a los sectores más desprotegidos y vulnerables de la sociedad. Así fue durante el gobierno de Perón y Evita, e igual con la impronta en materia de Justicia y Derechos Humanos”, señala.
Néstor y Cristina.
Conoció a Néstor Kirchner personalmente. “Fue en su despacho de la Casa Rosada, luego hablé en tres oportunidades con él y lo cierto es que me causó un gran impacto... percibí en él una persona con una profunda sensibilidad social y muy comprometido, con el proceso de memoria, verdad y justicia. Estuvo en el escenario político nacional apenas siete años, pero le bastó ese tiempo para que la historia hable de sus logros sabiendo que su presencia marcó un antes y un después en la Argentina. Y Cristina es una inquebrantable luchadora, una mujer única, una presidenta coraje que nunca tuvo temores en enfrentar a los poderes fácticos de nuestro país, por eso está injustamente detenida. La querían presa o muerta. Bueno, la tienen presa…”, se lamenta pero valora el coraje de la ex presidenta para afrontar la situación.
La política.
Rubén analiza la política pampeana y razona: “A fines de 2018 en nuestra provincia se da un recambio generacional con la postulación a gobernador de Sergio Ziliotto. Ha sido a la postre un gran gobernador, al que le tocó bailar con la más fea, con tanto destrato e irracionalidad de parte del gobierno nacional. Sergio trueca eso en dignidad para todos los pampeanos… en el ámbito local considero que emerge una figura nueva: Luciano di Nápoli. Apoyé a este compañero porque tenía una propuesta para recuperar nuestra ciudad y obviamente porque era el candidato de Cristina. Él me convocó para que fuera su candidato a juez de Paz, acepté gustoso y aquí estoy…”, reseña.
El hombre que casa.
Durante su gestión como juez de Paz lleva más de 1.800 ceremonias de casamiento. “Casé gente en clubes, cárceles, terapia intensiva en casos ‘in extremis’, en hospitales, salones, casas de familia, iglesias, en parques y hasta en una Unidad Básica…! Y además realicé varios matrimonios igualitarios”, puntualiza.
Un buena persona.
Rubén es un tipo cálido, que habla pausadamente y con tranquilidad. Dicen los que dicen conocerlo que tiene el don de la infinita bondad… Es de esas personas que no se enojan por cualquier cosa, y aunque tenga que defender arraigadas convicciones lo hace a su manera, sin estridencias, sin elevar el tono, que a veces no resulta necesario para imponer una verdad.
Manifiesta que aunque no es nacido aquí tiene “un profundo amor por Santa Rosa, y espero vuelva a ser un orgullo para todos los pampeanos. Está en ese camino porque Luciano está haciendo una gran gestión... por ahí no comparto su accionar político-partidario porque considero que es tiempo de unir, pero su gestión de gobierno es muy buena… y ya se sabe: la mejor campaña para un político es una buena gestión”.
Hombre agradecido.
Naturalmente, en términos personales, desea “lo mejor para la familia. Soy un agradecido a Dios, al universo, a la vida: tuve unos padres maravillosos, hermanos y hermanas a los que quiero mucho, y también cuento con una familia política que es mi propia familia... mi suegro Aníbal Pérez, a quien quise mucho, partió hace unos años; pero afortunadamente está mi suegra Pinta Rechimont, a quien adoro. Junto a mi esposa hemos construido una familia hermosa, con tres hijos y seis nietos. ¡Qué más le puedo pedir a la vida!”, concluye.
En 2025 superarán las 300 ceremonias.
El matrimonio es una institución arraigada desde épocas remotas en las distintas sociedades. Antiguamente, se puede leer en los libros de historia, se realizaban uniones estratégicas y dinásticas entre la realeza. Allí no existía la voluntad de los contrayentes, que por otra parte no tenían posibilidad alguna de manifestarla.
Pasado el tiempo la Iglesia Católica lo concibió como un sacramento y un vínculo indisoluble. Fue cuando se produjo la separación de la Iglesia y el Estado que llegó la creación del matrimonio civil: en Francia en 1792, a través de una unión legal basada en el libre consentimiento, separada de los preceptos religiosos.
Rubén Funes sostuvo que puede ser que “en términos históricos hayan ido bajando los casamientos, pero en los últimos años vemos que muchas parejas se casan para regularizar una situación legal con el fin de proteger bienes patrimoniales logrados en la convivencia. Y otro dato que hemos observado es que las Iglesias recomiendan a sus fieles casarse por civil para luego dar lugar a una ceremonia religiosa”.
Precisó que “al día de hoy llevamos 265 casamientos en lo que va de 2025, y aún falta todo noviembre que son 40 más por hacerse. En lo que va de mi gestión ya dije que son más de 1.800, y a eso hay que sumarle la figura de la unión convivencial, establecida a partir de la reforma del Código Civil en el 2015. Sirve para obtener, por ejemplo, una obra social o una pensión, en caso de la pérdida de uno de los cónyuges, pero no para heredar como es en el matrimonio. Los divorcios se hacen siempre por vía judicial, y en el Registro Civil simplemente inscribimos en el acta de matrimonio el la resolución judicial del divorcio”, expresó el juez de paz.
Verna y Jorge.
Se ríe Rubén Funes al recordar un par de anécdotas. “Carlos Verna hacía tres reuniones de gabinete por semana. Resulta que cada vez que terminaba, al otro día salía publicado en La Arena más o menos lo que había pasado… Así que un día Verna nos miró a todos, y a alguien especialmente, y dijo: ‘Voy a hablar con el director de La Arena, y cuando me diga quién le cuenta vengo y lo c… a trompadas, y después lo hecho’. De ahí en más no salió más nada”, afirma.
En cuanto a Oscar Mario Jorge en su función de gobernador, contó que a sus funcionarios les decía: “Sean prolijos y eficientes con el gasto. Manejan dineros públicos, y piensen que de la gestión nos tenemos que ir a nuestras casas… no a tribunales. Una enseñanza que me quedó para siempre”, concluyó.
Una vida en tres imágenes.
En familia.
Rubén y su familia completa. Su esposa, con la que lleva 42 años de casado, y sus tres hijos. Un hombre pleno y feliz.
Con Néstor.
Una foto muy especial de Rubén Funes. En la Casa Rosada saludando a Néstor Kirchner, a quien valora de gran manera igual que a Cristina.
Con Estela.
El secretario de Derechos Humanos de La Pampa, Rubén Funes, con la histórica dirigente Estela de Carlotto.
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