“Tengo muchas ganas de volver a Santa Rosa y dar todo lo que tengo”
Después de seis años, Lisandro Aristimuño regresa a Santa Rosa con una presentación en formato de trío. El show será este sábado, a las 21, en el Aula Magna de la Universidad Nacional de La Pampa, donde estará acompañado por Lucas Argomedo en bajo y Martín Casado en batería. En esta gira, el músico repasa toda su discografía y propone una experiencia sonora que combina rock, acústico y electrónica.
Autor de una de las obras más singulares y renovadoras de la música argentina, Aristimuño celebra su vuelta a La Pampa, provincia que siente cercana.
“Hace mucho que no voy. Estoy súper contento de que La Pampa haya entrado en la gira. Me tiene muy feliz. Desde el 2019 que no estoy ahí. Vamos desde Neuquén, que está agotado, y eso me llena de orgullo y agradecimiento”, cuenta.
“Ser del sur me hace sentir local. Tengo muchas ganas de volver a cantar en Santa Rosa y darles todo lo que puedo hacer”, agrega el músico, que cumple en esta ciudad 25 funciones con esta gira iniciada en mayo.
“Este formato de trío me abrió nuevos lugares”
—Estás girando hace un tiempo con este formato de trío. ¿Cómo te venís sintiendo?
—Es un formato que nunca había hecho: batería, bajo y yo tocando guitarra y varios elementos electrónicos sobre una mesa al lado mío. El concierto va pasando por muchos lugares. Recorro toda mi carrera desde mi primer disco, que salió en 2001. Estoy haciendo un repaso por todos los discos.
La gente está muy contenta. Si entrás a mi Instagram, los comentarios son súper emotivos. Eso a mí me llena de orgullo. Estamos desde mayo girando y La Pampa es el show número 25.
Aristimuño, ganador de nueve premios Gardel y nominado a los Grammy Latinos, viene de presentarse en Latinoamérica y de una reciente gira europea. “Toqué por primera vez en Londres y en Dublín. Que la música me lleve ahí me llena de orgullo y agradecimiento”, dice.
Entre lo analógico y la tecnología: “La IA no tiene corazón. Ahí le ganamos siempre”
—Marcás una crítica al modelo de consumo rápido que imponen las redes, y al mismo tiempo sos un artista que incorpora tecnología. ¿Cómo convivís con eso?
—Soy medio de la vieja escuela. Me gusta escuchar discos completos, leer los créditos, mirar las tapas. Es medio religioso para mí. No estoy muy a favor de cómo funcionan las plataformas, pero es lo que hay: los músicos hoy no vivimos de vender discos, vivimos de los conciertos. Y la venta de entradas también está difícil.
—¿Y la tecnología aplicada a la creación?
—La uso como herramienta, como si fuera una guitarra o una batería. Componés vos, no la máquina. Con la inteligencia artificial estoy en contra. Podés darte cuenta de todo cuando vas a ver a alguien en vivo: si grabaste afinado y después en el escenario no pegás una nota, es ficticio.
La IA puede reproducir texto, pero no tiene corazón. Ahí le ganamos siempre.
Independencia, autogestión y resistencia artística
Aristimuño siempre defendió su camino independiente. “Es una decisión ideológica y política, no es que soy independiente porque no me llamaron. Al contrario, me han ofrecido muchas veces firmar con sellos. Pero sigo apostando a la autogestión pese al contexto, que está muy difícil. La gente no tiene plata y hay muchos shows”, afirma. "Cada vez que voy a tocar a lugares, me gusta recorrer las calles, ir a las plazas, y veo cada vez más pobreza. No hay que ser muy astuto para entender que al presidente no le interesa la cultura. Solo hizo un concierto para él, un Movistar Arena. Está a la vista que a él no le importa".
“Intento sacar todos mis discos en formato físico: vinilo, CD, es una locura hoy, pero creo en eso. Tengo mi sello y en cada concierto está mi puestito, el ‘Almacén Viento Azul’, donde vendo discos y merchandising. Me gusta que la gente tenga mis discos”, agrega.
“El Rostro de los Acantilados”: un disco lleno de amigos
Su último álbum, El Rostro de los Acantilados, contó con invitados como Pedro Aznar y David Lebón, y se presentó en Buenos Aires con un Gran Rex agotado. “Cada disco es como un hijo. Me costó soltarlo. Me devolvió todo lo que puse. Tener a Aznar y a Lebón fue un sueño cumplido, imaginate, medio Serú Girán en el disco", dice.
También participaron Lucas Martí, Mariana Michi, Nico Alfieri y músicos de distintas procedencias. “Es un disco lleno de amigos”, resume. La obra le valió un nuevo Premio Gardel, uno más entre los nueve que ya cosechó.
1986: música, fútbol y una dedicatoria
—En El Rostro de los Acantilados tenés un tema dedicado a tu hermano, 1986, y justo hoy se cumplen cinco años de la muerte de Maradona.
—Sí. Mi hermano nació en el 86 y para mí era como un festejo de gol. Ese Mundial nos dio una felicidad enorme. Es una metáfora, pero también un homenaje al año y a Diego, que ese jugador magnífico haya nacido en este país.
El sábado la universidad se transformará nuevamente en un escenario de lujo. Será la quinta vez que Lisandro Aristimuño se brinde ante el público pampeano.
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