Tita D'Atri, la primera archivera
Tomó una foto entre sus manos y se quedó mirando la referencia que –a mano alzada- tenía escrita en el dorso. Sí, reconocía su propia letra y el dato registrado décadas atrás cuando ella era la “Archivera” de La Arena.
Una ráfaga de recuerdos deben haber acudido a su mente en esos breves segundos. Estaba otra vez entre cajas de amarillentas fotografías y biblioratos de viejos ejemplares del diario en el que supo desempeñarse durante más de tres décadas “haciendo de todo”.
‘Tita’ D’Atri (Elvira Alcaraz) fue la esposa de Raúl Celso D’Atri (fallecido) ex periodista y director de La Arena muchos años atrás. Raulito, el padre de sus hijos, permaneció detenido sin causa ni proceso durante tres años por la última dictadura militar, y en ese momento se reintegró a la Redacción.
Ahora, al cumplirse un nuevo aniversario de la fundación de La Arena, Tita visitó el diario y charló con la nueva generación de periodistas, recordando su paso por la Redacción. Naturalmente sorprendida por los cambios que llegaron de la mano de la tecnología, repasó los buenos antiguos tiempos que –como se sabe- no estuvieron exentos de dificultades y momentos dolorosos. Como fueron precisamente –y entre otros- el encarcelamiento de su esposo y también de otros colegas sólo por expresar sus ideas; el hostigamiento a La Arena y sus directivos que, incluso, se manifestó con un disparo de arma de fuego contra una ventana del edificio, y la colocación de una bomba que destruyó parte del edificio donde se editaba el matutino, entonces en 25 de Mayo 339.
Más de 30 años.
Raulito había sido detenido el 17 de noviembre 1975, y ella –que quedó sola en su casa, a cargo de sus entonces pequeños cuatro hijos-, tuvo que empezar a trabajar. “Hasta ese momento nunca había querido hacerlo en el diario, pero Rosalba (Santesteban) me ofreció empezar y vine en enero de 1976. Así empecé y estuve más de treinta años, hasta mi jubilación”, rememora.
Primero se hizo cargo del Archivo –en ese momento un montón de cajas amontonadas con fotos bromuro sin mayor registro-, y empezó por ordenar mínimamente el material. Pero en esa época, en la antigua ubicación del diario se juntaban los trabajadores de los distintos sectores –desde los de redacción hasta los del taller de impresión que estaba en el mismo edificio- y había que hacer un poco de todo.
Y Tita estaba dispuesta, por eso también pasó por la sección de Corrección y realizó algunas tareas administrativas.
Una gran familia.
“Era una gran familia… no sólo porque estaba conformada por los Santesteban y los D’Atri sino porque el personal también tenía una especial comunión con el diario y la tarea que le tocaba hacer”, recordó Tita.
Llegada desde el Oeste profundo cuando era muy chica –nació en Algarrobo del Águila-, tuvo como hermanos en una familia muy numerosa a Julio Domínguez (El Bardino), Félix Alcaraz, Tomás y Paula Domínguez (eran 11 hermanos). “Terete era sobrino, y vivíamos todos en una casita en calles 15 y 25 (hoy Jujuy y Catamarca) cerca del Club Argentino”, rememoró.
Era noviembre de 1975 y la persecución a La Arena y a sus periodistas era cada vez más evidente, hasta que se produjo la detención de Raulito en plena calle. Fueron tres años en que el periodista sufrió la cárcel sin motivos, y que por supuesto golpearon duramente a su familia, compuesta por su esposa Tita y los cuatro hijos, el menor de los cuales iba a fallecer precisamente en ese período, con su padre preso.
“De todo un poco”.
Ella recuerda que comenzó “haciendo medio turno” mientras iba organizando su casa. “Y sí, hice de todo un poco: me encargué del archivo de fotos, atendía al público, y hasta algunas cositas de redacción como cortar cables de noticias de la linotipo. Tenía muy buenos compañeros en ese turno de la mañana, como don Julio Alvarez Murguiondo, y algunos otros. No quiero nombrarlos porque me voy a olvidar de algunos…”, resume.
Y recordó que el propio Raúl Isidoro D’Atri, el fundador del diario, le había encomendado una tarea para realizar en su domicilio. “Me llevaba a mi casa las colecciones para ir anotando cosas que a él le interesaban e ir sistematizando algunos datos”, precisó.
“Marcó agenda.
Tita no deja de mencionar que “desde siempre La Arena estuvo con las causas populares, como fue el reclamo por el río Atuel, el conflicto salinero que llevó a la huelga más larga que se conoce en el país, también denunciando las injusticias que se cometían desde el poder, y decididamente a favor del cooperativismo. En todo eso La Arena marcó agenda”.
Y se pone seria cuando reflexiona acerca de lo que fue el diario en su vida. “Ha sido parte todo el tiempo... Y recuerdo el compañerismo que había entre quiénes trabajábamos en ese edificio que era chico al lado de lo que hoy tiene el diario”.
“Había mucha armonía desde los redactores pasando por fotógrafos, correctores, la gente de fotomecánica y también de la que estaba pegada en la parte de atrás. Sí, era una gran familia…”, resume.
Tita Alcaraz ha sido parte de una historia que entonces se escribía “con una dosis de bohemia, pero con mucha responsabilidad. Por eso La Arena ha sido fundamental haciendo punta en las causas populares… Hoy la verdad es que me sorprende toda esta tecnología, y diría que lo que vivimos e hicimos nosotros era bastante más artesanal”.
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