Sabado 11 de octubre 2025

Tras el éxito de "Crónicas Ranquelinas", Depetris proyecta un nuevo libro

Redaccion Avances 11/10/2025 - 15.43.hs

El sábado 4 de octubre, en el marco de la Feria Provincial del Libro, se presentó la reedición de “Crónicas Ranquelinas”, el libro que publicaran en 1998 los escritores José Carlos Depetris y Walter Cazenave. La presentación estuvo a cargo del reconocido escritor y periodista Juan Sasturain en el Centro Cultural Medasur. “La gente estaba muy enganchada. Fue un momento de mucha emoción para mí también, porque pude establecer así un ida y vuelta”, dijo Depetris, quien lamentó que Cazenave no pudiera asistir por un problema de salud.

 

El escritor habló el miércoles a la noche en La Parte y el Todo, por la TVPP donde recordó lo que aquel libro significó hace casi 30 años. “Como estaba agotado, circuló mucho tiempo con fotocopias, que las maestras usaban con los chicos y los investigadores. Desde ahí pivoteaban y profundizaban las líneas que dejamos nosotros ahí planteadas”, recordó.

 

-Fue el libro que más se vendió en la Feria Provincial del Libro, ¿no?

 

-Sí, así me dijeron. Así que una satisfacción. Pero además, satisfacción porque el público en 30 años se renueva, obviamente. Hay gente que no lo conocía y hay gente que no lo había leído. Y era imposible no hacer una mirada hacia atrás. Cuando hacíamos esas notas periodísticas, que esa es la base de este libro, son notas periodísticas que escribía por un lado yo y por el otro Walter.

 

-Fue como “Una excursión a los indios ranqueles” de Lucio V. Mansilla.

 

-Fue en base a eso. Nos metíamos en todos los pliegues que dejó Mansilla porque no entendió mucho, él vino con otra historia, él vino a sanatearlos a los ranqueles, a ganar tiempo para que llegara Roca. Pero muchas cosas no entendió, muchas cosas las ocultó por oportunismo. Y nosotros pudimos trabajar con la correspondencia y con la memoria de los últimos viejitos que alcanzamos a conocer.

 

-Los ocultó o era una especie de prejuicio cultural del que no podía escapar, porque él pertenecía a las elites.

 

-Además, era un prejuicio cultural. El Club Progreso, decían sus amigos, "Los indios ranqueles existen desde que los inventó Lucio.”

 

-Y tenían razón porque aquel que no está registrado en la historia no existe.

 

-Claro, por eso, pero era un pueblo que tenía al menos 100 ó 120 años ya llamándose el pueblo Ranquel y, además, 8.600 años de poblamiento -no los ranqueles- pero sí los pueblos originarios, transculturándose. El pueblo ranquel, por ejemplo, le ofreció indios de pelea al Cabildo de Buenos Aires cuando llegaron los ingleses, en las invasiones inglesas. Salinas Grandes era territorio ranquelino hasta la llegada de Calfucurá desde la cordillera. Y si no, por el norte, por la frontera de Córdoba y San Luis que, además, sobre todo en el norte, este creó hasta un tipo de cultura por las mezclas, un tipo humano, que sería el personaje de frontera, que hoy en día uno anda por los campos y y ve. Es perfecto mestizo, pero es un ranquel, aunque él no lo sepa.

 

-Sí, aunque se haya perdido el horizonte cultural que lo formó.

 

-Sí, claro, pero siempre hay algún resabio que queda ahí. Entonces, en mi caso, siempre trabajé desde un ámbito atípico, desde la genealogía indígena. Trabajar genealogía indígena es meterse a la organización social de la sociedad indígena. La forma de contraer matrimonio, las alianzas clánicas, los diferentes tipos de vinculaciones. En una generación, un clan aportaba las mujeres y recibía las ganancias porque se las pagaba en piezas de plata. En la otra generación era al revés. El que pagaba con plata era el que tenía el gobierno y las decisiones de la tribu.

 

-Era una sociedad que tenía sus pautas culturales complejas. La Pampa no era un desierto, no fue una conquista del desierto, sino que había una sociedad que tenía sus pautas culturales, tenía sus ritos, su comercio y se destruyó.

 

-Y a eso vino Mansilla. Y eso es lo que cuenta Ceballos cuando entra La Pampa y dice: “La barbarie está maldita y ni sus huesos van a quedar en La Pampa.” Entonces se pone a cavar y se lleva todas las calaveras.

 

-Muy sarmientino todo eso ¿no?

 

-Claro. Y entonces se los denostaba. Por ejemplo, el casamiento ideal ranquelino, que era la institución del huecú, que era el casamiento de primos cruzados. Era el casamiento ideal.

 

-Los italianos también. En mis orígenes tengo abuelos casados que eran primos.

 

-Bueno, por eso, pero eso se da en una forma donde además convive el levirado, que es la protección de la viuda del hermano. La mujer cuando quedaba viuda se casaba con el hermano y la protegía, pero también formaba familia. Entonces, estaban admitidas en un mismo rancho.

 

-Eran pautas de contención social y económica.

 

-Después se extendían las relaciones familiares a muchas generaciones, generalmente no se podía entender que una persona pudiera tener tantos parientes, a tanta distancia, porque donde fuera siempre tenía un pariente porque se estiraban esos lazos. Todo eso, en buena manera, se rompe tras los coroneles de Roca, porque son repartidos, son llevados, y los que regresan, regresan ya bajo las nuevas pautas y comienzan a enmascarar su identidad.

 

-Cuando termina la denominada Conquista del Desierto, las mujeres fueron entregadas a familias para servicios personales o sirvientas y los varones eran enviados a la zafra de Tucumán, a Corrientes…

 

-O al Ejército.

 

-¿Y qué porcentaje volvió de esas personas que fueron extraditadas?

 

-Yo tengo un libro que se llama “Los sobrevivientes de la conquista con nombre y apellido”, que trabajé sobre el Censo Nacional de 1895. Y hago un relevamiento cruzando datos de de las libretas censales. Yo me iba a Buenos Aires al Archivo General de la Nación, me traía las libretas, las revisaba y anotaba en un cuaderno los que me parecían que eran indígenas, aunque portaran apellido hispano criollo. Y después lo pasaba por la zaranda con las actas bautismales de los curas misioneros que itineraban en La Pampa. Hasta que encontraba que ese individuo era indígena porque me lo decía. O sea, que había ido a Buenos Aires o a otro lugar y había vuelto. Entonces, ahí elaboraba el listado final. En 1895 detecté 2.100 personas que vuelven a La Pampa.

 

-A invisibilizarse.

 

-Y son los abuelos o bisabuelos de muchos pampeanos actuales. Muchos se reconocen como indígenas y otros no, porque no lo saben. Entonces, esta genealogía para mí fue la columna vertebral de mis investigaciones. Me gusta contar las micro historias, las historias de vida de las personas.

 

-Ahora está muy de moda buscar la genealogía europea para tener la ciudadanía italiana o española, pero sería muy interesante que hubiera el mismo afán en buscar su estirpe de Ranquel.

 

-Y se dio, porque antes las personas se avergonzaban de ser indígenas.

 

-Decirle indio a alguien era ofenderlo.

 

-Era una ofensa, porque era como un menosprecio. Ahora la gente, el pampeano medio, es bien visto y se siente orgulloso generalmente. Hay muchos que lo ignoran y hay muchos que no les interesa, pero felizmente, por las políticas culturales desde el Estado, con la Universidad y con una caterva de investigadores como yo, que no somos académicos, y el periodismo es que todo esto se pudo conocer.

 

 

-Hiciste un documental con Alejandro Urioste sobre el destino y las vidas paralelas de Mason, y de tus primos los Uhalde. ¿Van a hacer un libro con eso?

 

-La película se llama Actas del Salitral y cuenta la historia de dos familias muy diferentes una de otra. La familia de Tomás Mason, el fundador, y la familia de un indígena de Santa Rosa aprisionado, Mariano Rosas, que deja su descendencia. Y a lo largo de cuatro generaciones, cada cual se desarrolla en sus ámbito y dentro de su clase. Clase subalterna los Rosas, y la clase poderosa, los descendientes de Mason. Y en los años de la represión, el trístemente “Pajarito” Suárez Mason, nieto del fundador de Santa Rosa, mata a dos militantes del campo social, los hermanos Uhalde, primos míos, que son descendientes de Rosas. Así que, en base a esa historia, narro a la familia que está cruzada por los dos genocidios de la historia.

 

Poder concretarla.

 

En relación a la posibilidad de editar un nuevo libro basado en el documental, Depetris explicó que debería hacerlo con más información relacionada a la ciudad que tiene disponible. "Es una buena idea, finalmente lo haré. Sería muy bueno poder concretarla", señaló.

 

 

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