Un apasionado de la historia regional
El sábado pasado falleció en la Capital Federal Jorge Rojas Lagarde. Aunque abogado de profesión, su pasión era la historia de las pampas y, en especial, en lo respectivo a nuestra provincia y la saga que conlleva, a menudo no del todo valorada, de sus historias de cautivos, renegados y genealogías en los cacicazgos.
Semejante interés lo había traído varias veces a nuestra provincia, en una labor callada y lamentablemente con escasas conexiones con las áreas específicas de la materia. Aquí, sumó al conocimiento y el estudio bibliográfico, el sentimiento profundo del paisaje en los sitios donde se desarrollaron esas historias que investigara con método. Así tuvo visiones y percepciones personales de Salinas Grandes, Leubucó, Poitahué y algunas de las rastrilladas de remotos destinos trascordilleranos.
Ese interés, precisamente, también lo había llevado varias veces a Chile, donde pudo conocer y estudiar algunas de las raíces del poblamiento pampeano. Por él los interesados en el tema pudieron acceder a su magnífico trabajo "Un chileno en la Pampa Bárbara", en el que rastrea y expone uno de aquellos extraordinarios personajes que la épica del país no ha sabido aprovechar para algunas de sus manifestaciones artísticas. Su trabajo de buceo en archivos y bibliotecas también se concretó en su opúsculo "Un maestro en los toldos de Calfucurá", donde aparecen aspectos insólitos y desconocidos del gran cacique y su gente.
En definitiva, para Rojas Lagarde la historia como ciencia era mucho más que una suma de acontecimientos, nombres y fechas; el rigor documental de sus trabajo iba unido a su visión humanística, profundamente cristiana, y su bonhomía personal característica, valores que acaso no le dieran demasiada trascendencia académica pero que hacen imprescindible su labor para los interesados en una historia regional original y trascendente.
El firmante de esta nota se sintió honrado con su amistad y enseñanzas. (Walter Cazenave).
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