Sabado 11 de octubre 2025

Una explosión de dulzura

Redacción 11/10/2025 - 00.05.hs

Con recetas tan exquisitas como originales, “Alfajores Pampa” se convirtió en una referencia a la hora de probar los mejores sabores elaborados de manera artesanal. Brian y Brenda son los creadores de productos que se expanden por distintos lugares del país y del extranjero.

 

“Cuando arrancamos a elaborar estuvimos como tres meses regalando alfajores: a los vecinos, a los kioscos del barrio. Les pedíamos que probaran y nos dieran la opinión. Era todo a pérdida, pero recién cuando ocho de diez nos daban el okey, ahí hacíamos los retoques en la receta y cuando era diez sobre diez, ahí sí salíamos a vender”, recuerdan Brian y Brenda sobre los inicios de un micro emprendimiento que hoy recibe pedidos desde distintos lugares del país, tiene ofertas para exportar y llega a las manos (y al paladar) del gobernador en medio de una muestra rural.

 

Brian Schaap tiene 33 años, nació en Miguel Riglos y su historia “no es como la de la mayoría de los chicos en la adolescencia”, según cuenta él mismo. “A los 13 empecé a trabajar como peón de tambo y después fui haciendo changas de lo que sea. No pude terminar el secundario pero siempre trabajé porque no me quedaba otra”.

 

Cuando tenía 16 años conoció a Brenda Alvarez (32), una joven de Toay que en ese momento tenía 15 años, y al poco tiempo tuvieron a su primera hija. Desde entonces están juntos, tuvieron otros dos hijos y una larga historia de trabajo y empuje para encontrar otras posibilidades. Como el emprendimiento que alumbraron en 2021 y que hoy tiene un nombre y una identidad cada vez más reconocida: “Alfajores Pampa” es el sello de un producto con receta única y que se puede conocer en Instagram y Facebook y pedir al número de WhatsApp 2954-272438.

 

“En un momento me entusiasmé con la cocina y estudié la carrera de Maestra Pastelera. Cuando terminé Brian se entusiasmó y también estudio Gastronomía, Maestro pastelero y cocinero. Y siempre nos daba vueltas la idea de hacer algo propio”, contó Brenda en la charla con LA ARENA en el espacio de la casa familiar del barrio Pueblos Originarios de Santa Rosa en el que funciona la fábrica de sabores en forma redonda. Y también de esos conitos irresistibles que estallan con la cobertura de chocolate y con un dulce de leche explosivo de dulzura.

 

“Trabajo en la Municipalidad y hace bastante tiempo comencé a trabajar con la panadería Equilibrio. Les daba una mano porque estaban arrancando y yo lo que quería era aprender. Estuve como seis años ahí hasta que un día llegué un poco triste a casa porque no tenía réditos económicos en lo personal y yo veía que podía hacer las cosas bien. Hablé con Brenda y le dije que teníamos que generar algo nosotros, que no podíamos quedarnos quietos”, recordó Brian.

 

“Me puse a buscar y una noche, como a las 4 de la madrugada, vi un video de una familia que ya iba por su tercera generación de alfajoreros. Así que le dije ‘es por ahí, tenemos que hacer alfajores’. Y arrancamos cuando todavía estaba la pandemia”, agregó uno de los responsables de variedades como Chocolate Dark, Premium Negro (con corazón de frutos rojos), Alfajor Negro, Chocoblack, Cartera (relleno de una ganache de chocolate con leche, con corazón de Nutella y praliné de maní, con baño de chocolate semi amargo), Premium Blanco, Vainilla y Chips y Star Black.

 

El espíritu con el que nació “Alfajores Pampa” también tuvo un objetivo muy claro para la pareja, más allá de la búsqueda laboral y económica. “Nuestros tres hijos tienen discapacidad auditiva, son hipoacúsicos. Reciben una pensión mediocre, con migajas, y la verdad que el cupo laboral de discapacidad no se cumple al ciento por ciento. ¿Entonces qué van a hacer cuando nosotros no estemos? Fue pensar en algo para dejárselos a ellos, que tengan una opción para no pasar hambre el día de mañana”, aseguró Brian, que por un momento reemplaza su permanente sonrisa por un gesto serio.

 

Tamaño.

 

Los alfajores “Pampa” se consiguen en comercios y lugares estratégicos. “Se venden en Bonafide, en Sabor Café, en autoservicio Roma. Estamos en la estación de servicio de Puelches, y eso genera que gente que pasa prueba y después nos piden desde Misiones o Santiago del Estero por ejemplo. También vendemos en el hotel de los vascos en Macachín, en el negocio de La Famiglia en Abramo. Son lugares que pensamos estratégicamente”, explican acerca de una creación que fue pensada en cada detalle.

 

“Yo quería un alfajor de un tamaño con el que no te quedes con las ganas. Me pasaba siempre que iba al kiosco, compraba y te dejaba con las ganas de comer más. Nosotros buscamos uno que pueda saciarte. Y es un producto excelente con ingredientes de primera”, aseguró Brenda.

 

Y ese sabor lo pudo comprobar el gobernador Sergio Ziliotto hace una semana en la inauguración de la Expo Rural santarroseña. “Nosotros estábamos en el stand y pasó por ahí, le quise dar una caja pero estaba rodeado de gente, justo se largó a llover, después mi hija no se animó a ir así que finalmente se lo llevamos cuando estaba en el palco. Ahí recibió la caja, agradeció y enseguida agarró uno y lo comió, así que estuvo buenísimo ese gesto”.

 

Internacional.

 

El crecimiento del micro emprendimiento familiar también se dio fuera de las fronteras del país a partir de la presencia de Brian y Brenda en las rondas de negocios de la Expo Pyme realizada este año en Toay.

 

“Nos anotamos en las rondas de negocios y en las internacionales concretamos siete encuentros positivos, que fueron todos los que tuvimos; y en las nacionales seis sobre diez en las que nos reunimos con distintos empresarios. Nos ofrecieron vender en Brasil, en Perú, en Ecuador; y desde Dubai tuvimos ofertas increíbles. Nos pidieron si podíamos exportar dos pallets llenos y nosotros ni sabíamos que era eso”, se ríe Brian. “Pero la verdad que estuvo buenísimo, tenemos posibilidades concretas de exportar y eso nos lleva a avanzar en nuestro proyecto de armar una fábrica más grande, acá mismo dentro del barrio pero en un lugar exclusivo para los alfajores”, adelanta con el entusiasmo natural de alguien que sabe que lo hace, es bueno. Que tiene calidad. Y demanda.

 

Como esos conitos irresistibles. “Obviamente nuestra especialidad es el alfajor, pero cada vez que hacemos conos nos quedamos sin stock. Se terminan enseguida”, afirman Brenda y Brian, una pareja que con los ingredientes de las ganas, el entusiasmo y la decisión supo elaborar una receta que estalla en el paladar. Y con el sello de lo pampeano.

 

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