Vega: “Ser tropillero es una pasión”
Enzo Vega es de Tomás Manuel de Anchorena y desde hace 37 años se dedica a la crianza de caballos para destrezas gauchas. Con la tropilla “La Pumita”, ha obtenido múltiples reconocimientos a nivel nacional para La Pampa. Hoy apuestan a innovar en métodos de crianza y fertilización, para obtener caballos con la mejor genética.
“Cuando empecé tenía 24 años, hoy tengo 61. En ese momento yo jugaba al fútbol acá en Anchorena. Mi padre siempre tuvo muchos caballos, y a mí me gustaba tirar el lazo, la tradición siempre me gustó, crecí en ese ambiente”, rememoró el tropillero, en entrevista con LA ARENA. “Mi padre prestaba algunos caballos que tenía para distintos tropilleros; le dije que recuperara los tres caballos que él tenía afuera, que corcoveaban, porque no cualquier caballo corcovea. Invirtió en dos caballos más, y los tres caballos que tenía los amansé y los entrené para que estuvieran en jineteadas”, recordó.
Así comenzó el camino de Vega en el circuito de la doma y la jineteada. Su primera participación con la tropilla fue en una jineteada organizada por la policía de la localidad. “Hice todo lo que normalmente hace cualquier tropillero: comprar un caballo, y tratar de domesticarlo, que aprenda las destrezas; transformarlo en un atleta. Siempre pregono que al caballo hay que cuidarlo, tenerlo muy bien alimentado, desparasitado, entrenado, en óptimas condiciones”.
Jesús María.
La participación en jineteadas lo llevó a competir en el Festival de Doma y Jineteada de Jesús María. “Llevo 24 años consecutivos yendo a Jesús María. Es el mundial de jineteada, al que todo jinete quiere ir porque el campeón triunfa y tiene trabajo todo el año”, contó Vega.
En ese marco, varios de los caballos obtuvieron el reconocimiento de Mejor Reservada inscripta en la Asociación de Criadores: “Hace cuatro años gané con La Moneda, dos años consecutivos; el año pasado y el anteaño pasado gané con El Coronel y este año con El Orejano”, recordó con orgullo.
“El año que viene el festival cumple 60 años, y van a ser 25 años que estoy yendo. Yo he tenido la suerte de estar entre los 7 primeros, porque son 18 tropillas que participan en el festival y quedan contratadas solamente 12 todos los años”.
Crianza.
La participación en Jesús María llevó a Vega a enfocarse más en la crianza de caballos, probando nuevas técnicas. “Hoy por hoy, lo que tengo, realmente para mí es un orgullo, porque mi tropilla y mis padrillos han sido distinguidos por su sangre prácticamente en todo el país”.
En 2014, tomó la decisión de sacar a siete yeguas del circuito de jineteadas para dedicarlas a la gestación de caballos aptos para destrezas gauchas. “Hoy en 2025, creemos que fue la mejor decisión que podíamos haber tomado”, aseguró. Durante ese proceso, también se creó la Asociación de Criadores de Caballos para Destrezas Gauchas, de la que Vega es socio y que afirma que ha sido un gran apoyo.
“Desde el año pasado está el ofrecimiento de clonar al Coronel, pero por un tema de las edades de los caballos mi idea es clonar a la madre, La Alpargata. Esa yegua viene de una caballada que ya no existe, y se terminó su rama sanguínea así que quiero recuperarla. Por ahora es un proyecto, porque la realidad es que el proceso de clonación es muy caro”.
Asimismo, experimentaron con la técnica de inbreeding, que es la cruza de caballos con un parentesco cercano. “Hace poquito, en marzo de este año, nació ‘El General’, que es hijo de ‘La Alpargata’ con ‘El Coronel’. Pensé que eso era un degeneramiento, pero consulté con genetistas y con la Asociación de Criadores, y me dijeron que en toros se hace eso para refinar una línea de sangre”.
In vitro.
En “La Pumita” experimentan, además, con la fertilización in vitro. “Empezamos el año pasado y sacamos unos 10 embriones, así que en septiembre de este año esperamos poder volver a hacer nuevos”. Destacó de este sistema que “lo que nos permite es poder hacer embriones, sin la necesidad de que la yegua receptora quede inactiva para jineteadas”.
Vega reconoce que la crianza de caballos para destrezas no es fácil, pero que es algo que lo llena de satisfacción: “Para mí ser tropillero es una pasión; es algo en lo que te vas metiendo cada vez más porque es muy difícil sacar un caballo que corcovee. Y es una actividad muy lenta, con los tiempos de gestación y crianza, pero da gusto ver el resultado que tiene, porque los reconocimientos que han tenido mis caballos no son sólo para mí, es para mi pueblo y para La Pampa. Te diría que si tuviera que volver a elegir, elegiría ser tropillero otra vez”.
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