Y un día volvió el Edu...
Eduardo Alberto Gianforte (52) es un "muchacho" -siempre será un "muchacho"-, querido por todos. Edu -así lo llaman- es un grandote bueno, con muchos amigos, la mayoría aficionados al básquet, al que la vida le propinó en poco tiempo un par de duros golpes. Hace un par de años perdió a su querida mamá, Coquita, y le pareció que el mundo se le derrumbaba, porque ella era todo para él.
Pero las cosas no quedaron sólo en eso, porque luego sobrevendría un problema de salud grave, tanto que conllevó a que tuvieran que amputarle parte de su pierna derecha por debajo de la rodilla.
Amigo de los deportes, practicó natación con Huemul Lino y el Chino Weigandt, pero ama sobre todo el básquet, y tiene como ídolo a Michael Jordan. Es también gran aficionado a la música y lo llamaban el "Rey del Combinado", la reunión bailable que se realiza en el Jockey y que sólo arrancaba cuando el locutor le preguntaba a él: "¿Está todo bien, Edu?". Era el momento en que, desde el centro mismo de la pista, el muchacho ataviado de punta en blanco - con alguna cadenita al cuello y pulseras en las muñecas, la "bijouterie" que daba más brillo a su imagen- mostraba su pulgar arriba, hacia la cabina, para que el disc jockey comenzara con la música.
De Villa Alonso.
Edu, sin hacer nada especial, ha sido una persona conocida de la ciudad. Vivió siempre en la misma casa de Villa Alonso, y sus padres fueron Francisco, que supo ser sereno del Supermercado Luro, y Coquita, que falleció hace algunos meses. "Papá era de una familia conocida de Anguil, porque tenían lo que se conocía como el boliche de Gianforte, donde estaba la cancha de pelota a paleta", menciona.
Todavía hoy este hombre-niño no puede ocultar las lágrimas cuando habla de su mamá. "Se llamaba Zulema Ursulay, la Coquita le decían en el barrio, y fue enfermera del Hospital Lucio Molas durante 33 años... Cuando murió se descompuso en casa, la interné en la clínica pero no hubo caso... y me duele, me duele mucho y todavía no caigo. Me quedé solito", musita con honda tristeza. Casi como si fuera un chico...
Una amputación.
Y ciertamente pasaron cosas y todo se complicó. Como quedó dicho primero la muerte de su querida madre, a lo que siguió un deterioro físico que comenzó a minarle la salud.
"La muerte de Coquita fue un golpe durísimo... después de eso estaba desquiciado y no me cuidé", confiesa ahora.
Y entonces la temible diabetes hizo lo suyo: "Hice muchas macanas... lo reconozco. Y por eso sucedió que el 23 de marzo de 2020 me internaron en el Hospital Lucio Molas con un problema muy severo en los pies. Estuve más de 20 días hasta que el médico debió cortarme cuatro dedos de mi pie derecho, me quedó sólo el dedo gordo. Pero la gangrena no paró ahí, se fue para arriba y otra vez al quirófano. Tuvieron que cortarme la pierna debajo de la rodilla", puntualiza.
Sin dudas una situación dificilísima y que puede voltear al más pintado, porque de tener una vida plena, vinculada a los deportes, y a andar con amigos de aquí para allá a tener una limitación que nunca hubiera esperado.
Por si faltaba algo se abatió sobre el mundo la pandemia, y se lo perdió de vista a Edu. "Como dije... ahora me falta una pierna y tengo que andar en silla de ruedas. No fue fácil adaptarme. Cuando me dieron de alta en el Lucio Molas me llevaron a Toay, donde los hermanos Claudia y Ariel Rodríguez me ayudaron con la recuperación. Ella, que es enfermera, me conocía del Jockey, de New Star y también del Combinado, ahora volví a mi casa (calle San Jorge, a metros de la Córdoba) y los dos siguen viniendo a verme", relata.
Sorprendió Edu cuando la semana anterior apareció por La Capital, con un asistente de lujo: el profesor Aníbal Bertón (gran jugador de básquet y entrenador), quien iba empujando la silla de ruedas.
Saludado por todos.
Eduardo Gianforte, el muchacho bueno y querido, sonreía feliz... miraba a todos y recibía con agrado las muestras de afecto que le iban prodigando...
"Sí, Aníbal es una persona a la que le debo mucho... él me ayuda, empecé a salir y quería volver a la confitería a ver a mis amigos. Me emocioné porque Tito García, el mozo; Luisito Jérez, y Horacio Romero vinieron a saludarme, y también otros muchos que estaban ahí y me preguntaban qué me había pasado, porque no sabían...", expresa Edu. "Voy a retomar este hábito mientras me autorice mi tutora, Mónica Martín. Ella es mi vecina de toda la vida que mamá puso como mi tutora (en razón de que el muchacho tiene un grado mínimo de retraso mental)".
Está contento Edu y lo manifiesta. "Sí, estoy excelente. En casa me manejo solo, en la silla de ruedas. Me entretengo escuchando radio todo el día, y de vez en cuando algo de tele; aunque los calores de días pasados me tuvieron agobiado, porque sólo dispongo de un ventilador... no tengo aire acondicionado", explica.
Por lo demás se entusiasma porque otra vez va a poder ver a su querido All Boys en el Torneo Federal de Básquet. "Fui a verlo el torneo anterior, que terminó invicto y no pudo ser campeón... una lástima", comenta. "Pero arranca de nuevo y si me vienen a buscar voy a ir", se ilusiona.
Días atrás también retornó al "Combinado"... "Entré con la silla de ruedas, pusieron el tema de Kiss que más me gusta y José Luis Barreiro (el locutor) me nombró por el micrófono. Entré llorando y salí llorando porque todos vinieron a saludarm, me emocioné a más no poder", confiesa Eduardo. Cuando la música empezó a sonar, obviamente Edu no podía bailar... "pero te aseguro que la silla se movía para todos lados", completa sonriente.
Sí, sobreponiéndose a los golpes de la vida, a pesar de todo... Edu está de vuelta. (M.V.)
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