Las mujeres llegaron para deconstruir la pelota a paleta
Rodolfo Ibarra, Aarón Sehter, Jorge Utge, Gerardo Romano, Juan Miró, «El Rey» Sergio Supán, «El Maradona» Eduardo Ross, El Manco de Teodelina (Oscar Messina) y los más recientes hermanos Villegas, los Andreasen o Javier Nicosia. En Argentina sobran pelotaris de jerarquía internacional, deportistas que a lo largo de las décadas han llevado la pelota a paleta a otra escala y que en muchos casos se transformaron en leyendas. Todos hombres.
A las mujeres, como en tantas disciplinas, les costó hacerse un lugar. María Lis García, Verónica Stele, Johana Zair, Irina Podversich y Fabiana Burgos son algunas de las representantes femeninas de Argentina que llevaron la celeste y blanca a lo más alto a nivel mundial en los últimos años. Pero aún siguen luchando en desventaja.
Desde hace más de dos siglos, cuando los vascos introdujeron el deporte en Argentina, la pelota a paleta (en sus inicios pelota vasca) fue históricamente una disciplina masculina, en muchos casos «machista». Incluso hoy es habitual toparse con un vestuario de hombres como único ingreso a algunas canchas, o encontrar reductos en los que las mujeres son observadas de reojo.
En Macachín, como en otros lugares de Argentina, las cosas están cambiando. Desde hace un mes, en la Asociación Unión Baska se puso en marcha la primera escuela femenina de pelota a paleta de La Pampa. Hoy ya son 28 las pelotaris y con ellas llegaron los cambios al club, tanto en lo edilicio como en los hábitos del resto de los jugadores. Como si con cada paletazo le dieran una cachetada a algunas costumbres centenarias de un deporte que está en plena «deconstrucción».
Crecimiento.
Amilcar Cancina es uno de los tantos nombres propios de la pelota a paleta pampeana. Con una amplia trayectoria en el más alto nivel nacional, hace doce años conduce la escuelita de pelota a paleta de su Macachín, una ciudad históricamente vinculada con los vascos y con su deporte.
Bajo su tutela, desde 2008 cientos de macachinenses aprenden los misterios de la disciplina en el trinquete «José León Chapartegui» de la Asociación Unión Baska, que ahora decidió sumar una escuela exclusiva para mujeres. Y el éxito fue inmediato.
«En la escuelita de los más chiquitos siempre tuve nenas jugando con los varones, pero cuando crecían dejaban. Por eso ahora surgió la idea de una escuela exclusiva para mujeres mayores, a partir de algunas interesadas, y la repercusión que tuvo fue increíble; la verdad es que no lo esperaba», destaca Cancina, que en menos de un mes ya cuenta con 28 pelotaris de entre 18 y 55 años.
«Primero vinieron algunas que ya habían jugado; la hermana de un muchacho que juega a la paleta, después la mamá y así se fueron sumando amigas hasta armar un grupo grande. Y ahora ya tuvimos que ampliar los horarios y ellas ya vienen a jugar sacando turnos aparte de la escuela», agrega el reconocido pelotari, de 43 años.
– Es un deporte históricamente vinculado a los hombres…
– Sí, históricamente, y sigue siendo así en un montón de lugares. Por suerte las cosas van cambiando, pero falta mucho y no hay muchas escuelas en el país para mujeres. Hoy se puede decir que la nuestra y una que hay en De La Garma, un pueblito en la provincia de Buenos Aires y que tiene 32 chicas, son las que más participantes tienen.
– ¿Fueron bien recibidas o hubo algunas miradas de reojo?
– No, muy bien, pero tuvimos que cambiar muchas cosas en muchos aspectos. Nuestra cancha tiene 44 años, un bañito con dos mingitorios y sin inodoro, y tuvimos que reformarlo por esta movida para que las mujeres tengan las comodidades que necesitan. Pero aparte todo está más acomodado, nosotros mismos no somos tan groseros como cuando estábamos exclusivamente entre hombres y así fueron cambiando muchas cosas. La verdad es que somos mejores que antes.
– ¿En qué momento está la paleta femenina en el país?
– Hay muchas chicas jugando, incluso han ganado mundiales y panamericanos y está en pleno crecimiento. Hay una movida importante como para competir en el país, y en nuestro caso lo ideal sería comenzar con intercambios de escuelas.
Un boom.
Cancina encabeza la escuelita de paleta en la Unión Baska desde 2008. Allí reúne a pelotaris de entre 4 y 14 años, entre varones y mujeres, y el número va variando con el correr de las temporadas. «Este año, desde que pudimos reanudar las clases por la pandemia, anduvimos muy bien. Hoy tenemos 35 entre chicos (27) y chicas (8). Incluso muchos chicos que antes estaban con el fútbol, ahora se volcaron a la paleta», explica el profesor, que también desde hace doce años dirige una escuelita similar en Villa Maza y que en este 2020 iba a comenzar con otra en Caruhé, pero la pandemia se lo impidió.
Además de los chicos y chicas, la actividad también creció con respecto a la participación de adultos, alcanzando niveles de otras épocas doradas. «Acá la paleta fue un furor entre el ’80 y principios de los ’90, con una cantidad de jugadores impresionante. Después bajó y este año volvió a subir. Había un grupo de entre 30 y 35 pelotaris que venía jugando, pero ahora sumaron otros tantos que volvieron y actualmente hay unos 70 u 80 que juegan cada semana. Es una alegría que el deporte se mantenga vivo con tanta gente», cierra entusiasmado.
Una vida dedicada a la actividad
Amilcar Cancina tiene 43 años y hace casi 40 que juega a la pelota a paleta. «Empecé desde bien chiquito; tendría 5 años», recuerda el pelotari, y destaca que su amor por la actividad fue heredado: «Mi abuelo jugaba en una cancha abierta que hoy está abandonada, después también empezaron a jugar mi papá y mis tíos, y finalmente yo».
Cancina, que en su momento eligió a la pelota a paleta por sobre el fútbol como su deporte de cabecera, trasladó su pasión a Santa Rosa en sus tiempos de estudiante, llevando adelante una escuelita en All Boys. En 2008 volvió a su Macachín natal y la actividad se convirtió definitivamente en su modo de vida. Instaló la escuelita en la Asociación Unión Baska, se hizo cargo de la cancha (hasta hace un tiempo) y se convirtió en un jugador profesional.
«La pelota a paleta en Argentina es muy amateur, pero hay clubes que te pagan para que juegues los torneos anuales», explica Cancina, que comenzó a destacarse como zaguero en el Centro Basko macachinense y luego jugó siete años para el Club de Pelota de Pringles, en la provincia de Buenos Aires.
«El torneo bonaerense es muy competitivo, el mejor del país», cuenta el pampeano, que luego pasó al Centro Vasco de Bahía Blanca y este año iba a representar a Almafuerte, también bahiense, pero por el Covid-19 no pudieron comenzar la temporada.
«Hasta hace dos años jugué en Primera, pero por la edad y algunos descuidos físicos ahora estoy jugando en Segunda. Voy a seguir hasta donde pueda jugando como profesional, y después en Macachín fortaleciendo la escuelita», concluye.
Suspendidos por machistas
En 2019, un campeonato local de pelota a paleta en Azkoita (España) fue suspendido debido a los comentarios contra las mujeres incluidos en mensajes que se habían difundido en un grupo de whatsapp de quienes iban a participar en el torneo. «¿Las chicas jugando a la pelota? ¿Quién va a estar en la cocina preparando la cena?»; «Hoy jugarán las chicas a las 17:00 horas, para ir luego a la cocina», fueron algunas de las frases que circulaban en los grupos. Ante esa situación, los organizadores decidieron suspender el torneo masculino y seguir solo con las mujeres.
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