Una modalidad distinta de aprendizaje: entre cables y notas musicales
Jueves 11 de enero 2024

Una modalidad distinta de aprendizaje: entre cables y notas musicales

Redaccion 19/10/2021 - 04.56.hs

Con piezas de ladrillitos, aluminio de latas, cables y una computadora, Juan Pedro Tamburelli «conecta» el arte musical con la programación electrónica para llevar la creatividad a la virtualidad. A través de joystick artesanales hechos con piezas de ladrillos, el docente musical trabaja con programas y videojuegos interactivos para acercar el mundo musical por medio de aplicaciones interactivas. Tamburelli le contó a LA ARENA que empezó con esta modalidad de enseñanza cuando realizó su trabajo final para la carrera de Educación Musical en la provincia de Córdoba. El proyecto educativo se llamaba «Programar en la hora de música» y el objetivo de la materia era crear «juegos muy sencillos» con los que poder aprender más sobre los instrumentos y notas musicales.
«Lo que hice fue reemplazar un juego donde caían manzanas por instrumentos musicales, se llamaba ‘lluvia de intrumentos’, y según la familia de instrumentos, tenías que agarrar los de cuerda y no los de viento», detalló Tamburelli.

 

Steam.
Para jugar y aprender con estas aplicaciones, Tamburrelli cursó una capacitación virtual en Steam, disciplina que surgió en Estados Unidos para darle un enfoque educativo a todas esas ciencias. En ese marco el músico comenzó a aprender, no solo a diseñar sus herramientas con materiales como plastilina, aluminio y cables, si no también a programar las aplicaciones para trabajar con sus instrumentos caseros. A lo largo del curso, creó un piano de cuatro notas de bolitas de plastilina, una guitarra de ladrillos didácticos con cables y un volante con los que interactúa en las aplicaciones virtuales.
Asimismo, remarcó que esta modalidad «surge como una cuestión alternativa para la educación virtual, surge como solución al problema de la pandemia», con el objetivo de enseñar a través de los videojuegos y así poder aplicar los conceptos musicales o la creación de los instrumentos. Además, remarcó que «el costo de hacer esto es nada, porque casi todo es juguete reciclado».
Sin embargo, Tamburelli lamentó que en ocasiones, este tipo de capacitaciones de Steam, no tienen lugar en las escuelas. «En los colegios a las artes las dejan de lado, agarran ciencias, tecnología, matemática, y arte no, porque dicen que ‘tiene poco para aportar’. La realidad es que no se acercan, no es una disciplina muy conocida en la educación, y tampoco es una disciplina muy conocida en el arte», señaló.

 

Propuesta.
«La hora de música es considerada la hora libre, entonces cuando vas con un proyecto de enseñar a programar en la hora de música, ya te miran raro. La idea es que los chicos empiecen a desarrollar nuevas herramientas tecnológicas, que ellos pueden hacer sus propios juegos, los propios cuestionarios, y evaluarse ellos mismos», subrayó.
En ese sentido, remarcó la importancia de la música en el ámbito escolar porque «es una de las pocas materias donde se desarrolla la creatividad, o para entrenar la creatividad que está en el colegio», y agregó: «La formación del colegio secundario es para leer, memorizar, pero un espacio donde te puedas desarrollar creativamente es muy poco, para eso están visuales, danza, música. Y en un ambiente tan frío como es la programación, el desarrollo de la creatividad es fundamental, ya que todo funciona con programación».
A principio de año presentó en una convocatoria del Ministerio de Cultura de La Pampa un proyecto «donde proponía la construcción de instrumentos virtuales, y capacitar a docentes en programación en cada una de las áreas».
Por último, consideró que en el último año «quedó demostrado que la virtualidad es parte de nuestra vida y que llegó para quedarse. Puede haber ciertas cosas que siguen en la presencialidad, pero la virtualidad y la programación llegaron para quedarse. Como docentes tenemos que buscar herramientas nuevas, este es el desafío que estoy buscando».

 

Aprender por medio del juego.

 

«Podría tener todas las notas que quiera, pero por comodidad la hice así. El primer modelo era más ancho, pero se me hacía incomoda», contó Tamburelli al mostrar su instrumento hecho de bloques de plástico. Con cables, aluminio de latas, cinta aisladora, con bolitas de plastilina, e incluso con la cámara de notebook, el docente experimenta nuevos instrumentos con los que poder interactuar a través de la virtualidad.
En su mesa de trabajo, al lado de su computadora, se pueden observar las herramientas que creó, una de ellas una guitarra hecha de bloques de plástico. «La guitarra surge porque había que darle una orientación de música. Todos estos son dispositivos para jugar a los juegos de música, pero la guitarra es porque quería una, porque lo más común es hacer un piano», explicó. Para tocar su instrumento necesita de una púa de metal que cumple la función de cable a tierra, ya que es necesario conducir el voltaje por el instrumento. Al tocar la púa eléctrica, y tocar los puntos asignados de la guitarra, esta emite por la computadora los sonidos que ya estén pre configurados en la aplicación.

 

Volante.
Otro de los instrumentos que creo es un volante hecho de ladrillos con una base de aluminio y con dos más agregadas al costado para hacer el contacto. Conectado por medio de USB a la PC, puede interactuar con el volante en un juego en el que los estudiantes deben «atrapar» las notas musicales y esquivar los silencios y así poder diferenciarlos.
«Es un autito que se mueve de un lado a otro que tiene que agarrar las notas musicales, y si agarra los silencios pierde una vida», explicó.
«Esto funciona con ‘Chimeleta’, una placa que extiende el teclado, lo reemplaza. Los cursores y diez letras, el espacio está incluido y el clic izquierdo también. Al hacer el volante lo que hice fue reemplazar las flechas», detalló el profesor de piano y guitarra.
A principios de año estas herramientas «lo salvaron», ya que trabajó en un taller de música virtual en el Centro Educativo Terapéutico Crianza cuando la presencialidad estaba limitada por el coronavirus. «Hacía un juego y una actividad para los chicos. Los pude hacer trabajar mucho con la música, ellos me enviaban sus composiciones», afirmó.
Ahora trabaja con un programa de realidad aumentada. Sentado frente a su computadora, «toca en el aire» un piano de colores que está en la pantalla, y por el reconocimiento de sus dedos, comienza a tocar las notas musicales que están configuradas.

 

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