A 25 años de un hito del fotoperiodismo
Hoy se cumplen 25 años del momento en que el reportero gráfico José Luis Cabezas disparó su cámara para retratar al oscuro empresario Alfredo Yabrán en un balneario de Pinamar, imágenes que se convirtieron en un hito del fotoperiodismo y que costaron la vida del trabajador de prensa. El 16 de febrero de 1996 el recordado reportero gráfico logró ponerle rostro a un fantasma, el todopoderoso Yabrán, a quien retrató en malla y con el torso desnudo. Esas imágenes pronto (y de manera terrible) se volvieron icónicas para el fotoperiodismo argentino.
El oscuro empresario había sido empujado a la escena pública un año antes durante una sesión especial del Congreso por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo. «Es el jefe de las mafias enquistadas en el poder» fue la definición que utilizó para definir al dueño de OCA. Cavallo lo acusaba de liderar un entramado que controlaba la entrada y salida de bienes del país, con posiciones dominantes en logística, seguridad, transporte y servicios aeroportuarios, además de la impresión de dinero y documentos oficiales y junto con el manejo informático de Lotería Nacional.
Tras las denuncias, Yabrán era buscado por todo el periodismo pero no era tarea fácil: se desconocía su rostro. En una entrevista con la revista Noticias, previa a aquel verano, el canoso empresario había lanzado una frase que luego tomaría sentido con el asesinato del reportero gráfico: «sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente. Ni los servicios de inteligencia tienen una foto mía».
«Cubríamos la temporada en la Costa. En ese momento había una necesidad periodística de conseguir la foto de Yabrán porque se desconocía su cara» contó el periodista Gabriel Michi, compañero de Cabezas en aquellas andanzas por balnearios bonaerenses. Estaban a punto de regresar a Buenos Aires cuando Michi recibió el llamado de una fuente para contarle que le confió que el empresario, recientemente operado de la vesícula en Estados Unidos, había llegado a Pinamar, donde tenía una casa y proyectos hoteleros.
Buscado a un fantasma.
«Llegó el 15 de febrero pero no pudimos ir a hacer guardia porque teníamos pautada una nota con Miguel Angel Solá: hacía mucho que no hablaba y había aceptado la nota sólo porque José Luis era el fotógrafo», recordó el trabajador de prensa. Luego de cumplir esta entrevista en Villa Gesell, periodista y reportero gráfico volvieron volando a Pinamar, para ver si podían encontrar a Yabrán en el balneario La Pérgola (Valeria del Mar) que manejaba Luis Abruzzesse, socio del empresario. Pero cuando llegaron el fantasma ya no estaba.
Al día siguiente Michi y Cabezas iniciaron una guardia periodística en la puerta de la casa del empresario. Aunque lo vieron a bordo de su camioneta el fotógrafo no tuvo ángulo para fotografiarlo: cuando Yabrán regresó, empezó a salir humo del patio, indicio de que un asado estaba en marcha.
Los empleados de revista Noticias apostaron a otro dato: el empresario era muy estructurado y a las 16 solía ir a la playa, para caminar junto a su esposa, María Cristina Pérez. Fueron hasta el balneario Marbella y divisaron la camioneta de Yabrán: Michi bajó con su pareja de entonces y caminaron por la playa buscando al empresario. Cuando descubrió que estaba (sospechaba que era él) pidió a Cabezas que lo confirmara en base a un identikit y una vieja foto de un reencuentro de egresados.
Retratos peligrosos.
El reportero ratificó que ese hombre tomando sol era el mismísimo Yabrán y desde el estacionamiento del balneario usó a Michi de trípode: apoyó el pesado lente sobre su hombro y sacó la primera tanda de fotos. Sentado en una reposera, Yabrán disfrutaba del calor del verano y la brisa del mar.
Minutos después el empresario se levantó y empezó a caminar con su esposa por la orilla del mar. Para poder «cazarlo» de nuevo con la cámara, Cabezas simuló estar fotografiando a Michi y a su pareja, que posaban como simples veraneantes: y así retrató al «fantasma».
Al día siguiente, con María Cristina Robledo (esposa de Cabezas) como parte del equipo, reiteraron el simulacro y Yabrán otra vez cayó en la cámara del reportero gráfico. «En el momento de las fotos sentimos una gran satisfacción profesional porque era lo que buscaba todo el periodismo. Nunca medimos que pudiera tener semejante consecuencia: el asesinato de José Luis fue el primero de un trabajador de prensa desde el regreso de la democracia», subrayó el periodista, que actualmente trabaja en C5N.
Cabezas mandó los negativos al laboratorio de Editorial Perfil en un sobre dentro de varios más, con una leyenda alusiva a Yabrán: «Freddy Okaman». Las imágenes, convertidas ya en vitales para la historia del fotoperiodismo, fueron publicadas en la revista Noticias a comienzos de marzo.
Un regreso fatal.
Sin saber lo que les esperaba, en el verano del 97 Michi y Cabezas volvieron a Pinamar. «Fuimos con el objetivo de conseguir una entrevista con Yabrán, sin saber que había un plan criminal en marcha». Durante la noche del 24 de enero fueron juntos a cubrir la fiesta de cumpleaños de Oscar Andreani: el periodista se fue cerca de las 4 y Cabezas se quedó en el lugar. Cuando salió de la fiesta, José Luis fue secuestrado por la denominada «banda de Los Hornos», contratada por miembros de la policía bonaerense para fusilar al fotógrafo e incendiar su cuerpo y el auto que Noticias había alquilado.
A partir de entonces, Yabrán salió definitivamente del anonimato y fue perseguido por la justicia para rendir cuentas por el asesinato. «No se olviden de Cabezas» fue la consigna principal de la familia y la prensa. El empresario terminó suicidándose en una estancia entrerriana el 20 de mayo de 1998. Y José Luis, jamás será olvidado. (NA)
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