Martes 13 de mayo 2025

Ocuparse de lo inútil atrae a celebridades

Redacción 24/09/2009 - 01.21.hs

SEÑOR DIRECTOR:
En Buenos Aires se están celebrando, en el Malba, las Jornadas Patafísicas Universales, que proseguirán hasta el 24 de noviembre.
Supongo que una cantidad de lectores no está al tanto de lo que sea la patafísica, pero me apresuro a tranquilizarlos. El doctor Esteban Fassio, que fuera nombrado Propagador del Colegio de Patafísica y de la Membresía Americana y Administrador Antártico, no logró cumplir (quizás ni lo intentó) el encargo que se le diera al ser designado. Debía, en efecto, conseguir que el gobierno argentino declarase a la patafísica como "ciencia de inutilidad social". En tanto que el fundador de esta disciplina, el francés Alfred Jarry, la definió en un libro de dos páginas, como la ciencia que se aleja de la Metafísica, más allá de ella, tanto como la Metafísica se aleja de la Física. Es, dirá Jarry y repetirán sus epígonos, una ciencia de las soluciones imaginarias, que no puede explicarse, y es también ciencia de las reglas que rigen las excepciones, siendo la regla una excepción a la excepción. Todo es patafísica y su emblema es el ombligo en espiral. Conviene que se sepa también que Alfred Jarry murió joven, a los 34 años (en 1907). Su libro Opiniones del doctor Faustroll, patafísico, recién apareció en 1911, cuatro años después de la muerte del autor.
La obra completa de Jarry, en la que sobresale Ubú Rey (1896), recién se publicó en 1948 y atrajo la atención de casi todas las celebridades de ciencias y letras de mitad del siglo XX. Se lo considera hombre de genio y precursor de Dadá, del Surrealismo, del Teatro del Absurdo y de la Transvanguardia. Nuestro Julio Cortázar fue atraído por el tema. En Rayuela dice: "Con la Maga hablábamos de patafísica hasta cansarnos". Incluso el patafísico E. Fassio inventó luego una máquina para leer Rayuela, según las indicaciones anticipadas por Cortázar. La filial argentina de la central parisiense de patafísica se creó el 6 de abril de 1957 y es la que organiza las actuales jornadas. Se presenta como una sociedad de investigaciones eruditas e inútiles y ha permitido disertaciones y debates intensos y extensos, que han atraído a estudiantes universitarios. Se cuenta que una estudiante, luego de horas de escuchar una disertación, preguntó si todo eso iba en serio. Interrogación absurda dado que la seriedad pertenece al otro costado de la cultura, aquél en el que los investigadores, los pensadores y los científicos en general, se empeñan por entender la realidad. La patafísica, entonces, se presenta no como una renuncia a tan extenso esfuerzo, sino como una vacación, un recreo, al que se ingresa gozosamente, con ánimo bromista. La discusión de Soluciones Imaginarias, sin compromiso con la prueba y la contraprueba, puede llevar horas, días y años, según sea la capacidad creativa del partícipe. El ombligo "úbico" se desprende del cuerpo y navega libremente por un espacio que genera, quizás, la necesidad de colocarse por afuera de la cultura y preguntarse si todo eso, al cabo, tiene sentido. En broma, claro, pero... Alguno ha llegado a sospechar que se pueden idear innumerables mundos alternativos, cuya exploración sería más engorrosa que andar y salir de los laberintos de Borges (autor que no fue patafísico).
En Santa Rosa he conocido a patafísicos que se ignoraban como tales, pero que podían echar discursos interminables, hilados a partir de la liberación del lenguaje, de los significados admitidos y de las reglas tan laboriosamente forjadas y cuidadas por las academias. No los nombraré aquí, mas puedo decir que no fui indiferente a la rara seducción de esos productos de mentes no sometidas a condicionamiento alguno, de manera que podían soltarse en enunciados, razones y sinrazones que, más que disparatadas, me supieron resultar tan fascinantes como una partida de ajedrez o como esos sueños que parecen colocarnos en otra dimensión.
Atentamente:
JOTAVE

 


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