Miércoles 02 de julio 2025

La variedad de tratas y la nueva visión del cliente

Redacción 11/07/2010 - 04.16.hs

La voz trata, que se menciona con frecuencia en estos días, designa una forma de comercio en la cual lo que se merca (se vende) es un solo producto: personas humanas.
El comercio de hombres destituidos de su dignidad, los esclavos, pasó a ser denominada trata de negros. Cuando este tráfico tomó gran desarrollo con el colonialismo, la casi totalidad de los seres despojados de su libertad (condición esencial para lo humano) procedían de África. Duró tanto tiempo la aceptación de esta práctica como algo lícito, que todavía queda en la mentalidad colectiva la tendencia a identificar esclavitud con negritud y se ve que los propios negros conservan actitudes de sumisión (no de aceptación, sí de rechazo y sospecha), como se ve en algunas películas y en series de televisión de Estados Unidos (Doctor House, La ley y el orden).
Más tarde la voz trata comenzó a ser aplicada a los procedimientos en uso para proveer mujeres para el ejercicio de la prostitución en sus distintas formas, tanto en prostíbulos declarados como en boliches con otra presentación y en "servicios" tarifados en domicilio, hoteles y otros locales. Dado que también existe un tráfico de mujeres de cualquier edad y de niños de cualquier identidad sexual, ahora se usa decir "trata de personas", para abarcar todos los casos en los que lo traficado es el ser humano despojado de su libertad para tomar decisiones. El robo de niños o el fraude registral que se realiza para darlos en adopción por afuera de lo legislado, sería también una trata de personas, aunque en el tema de las adopciones hay otros rasgos y definiciones penales, además de distinta suerte posible para algunas de las víctimas.

 

Tres personajes
Luiggi Pirandello imaginó, para el teatro, a seis personajes en busca de un autor. En el caso de la trata de personas para la prostitución, hay al menos tres personajes, que no buscan autor, pero que están requiriendo un encuadramiento jurídico actualizado y a tono con lo que llamamos derechos humanos.
Los personajes son el que trafica con personas (rapta o engaña, reduce y vende), el ser objeto de comercio y el cliente, siendo este último el consumidor o usuario. Esta tipificación vale en particular para el caso de la prostitución. La ley ha perseguido desde antiguo al individuo que organiza la actividad sexual de otra persona y lucra con ese comercio. Otras normas corresponden a los casos de secuestro, tortura, privación de la libertad, corrupción, etc.
La ley nada dice, aunque comenzado a decir algo, de quien ejerce la prostitución y de quien es usuario y fundamento de toda la construcción mercantil: el cliente. Hasta ahora, éste es intocado, pero Suecia ha dado la primera puntada para incluirlo como delincuente, línea que han seguido Noruega e Islandia; también Inglaterra aprobó en 2009 una ley contra clientes. En cuanto a quien ejerce la prostitución siendo mayor de edad y declara hacerlo por su voluntad y para su beneficio, la legislación se ha detenido ante el bien jurídico mayor de la libertad, aunque ha obligado a controles higiénicos y sanitarios que mayormente se hacen a favor del cliente y del conjunto de la sociedad. Sin embargo, algunos especialistas en el tema están reclamando ahora que se considere si es justo aceptar la prostitución como salida laboral o si esta actividad siempre implica violencia sexual. En el caso de la vida, la legislación tipifica el suicidio y prevé sanciones. La pregunta que se hacen estos expertos es si quien se prostituye no hiere bienes que deben ser resguardados. Piensan en el tema de la calidad de vida y en la degradación, aparte de cuestionar que exista libre elección cuando se soporta penuria extrema.

 

¿Nuevos tiempos?
Estos nuevos enfoques que buscan penalizar a quien ejerce la prostitución aunque lo haga para su lucro y sin subordinarse a explotadores (rufianes, proxenetas), revelan que la sociedad humana no se inmoviliza en un punto, sino que cambia por el juego de múltiples factores. La "profesión más antigua del mundo", según un dicho que tiene fundamento, ha sido vista en su relación con la pobreza y otras situaciones, sociales y también individuales, que hacen que una persona tome ese camino por su decisión. Se ha dicho que si no se logra una distribución más equitativa de la riqueza, mal se puede sancionar a quienes, al tomar el camino de la prostitución buscan zafar de su penuria. La historia de "la profesión de la señora Warren" (Bernard Shaw) abunda en situaciones que explican si no justifican el quehacer, al extremo de presentarlo como honorable. En cambio, la situación del cliente parece más atacable porque, en definitiva, sin él no existiría este tipo de trata.
JOTAVE

 


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