Eso que de zonzo tenemos un poco
Señor Director:
El lunes de la semana anterior se puso en circulación un libro del que es autor Aníbal Fernández, el jefe del gabinete presidencial. Se denomina Zonceras argentinas y otras yerbas. Manual.
Obviamente, remite a Arturo Jauretche y a su Manual de Zonceras Argentinas, publicado en 1966. Tuvo mucha circulación y ha tenido seguidores e imitadores. A los argentinos (y supongo que a muchos otros pueblos) les entretiene y a veces divierte leer sobre las zonceras propias, aunque supongo que, como es habitual, una mayoría de lectores goza especialmente porque supone que zonzo o más zonzo es el otro. Pensar así es una zoncera muy generalizada.
Aníbal se remite expresamente a Jauretche, un radical que luego devino peronista, muerto en l974 y más conocido como autor de El medio pelo en la sociedad argentina, de quien se citan con frecuencia algunas de sus frases. Le dice que desde su muerte "ha habido tanta zoncera consentida, tanto absurdo de puño y letra, tanto boludo (tonto) autorizado y hasta sacralizado, pontificando a diestra y siniestra sin que nadie le pare el carro...", que siente la necesidad de ponerlo al tanto. El nuevo Manual tiene un prólogo de Cristina Fernández de Kirchner, quien lo señala como "una mezcla de calle y de erudición no académica".
El autor espiga las "nuevas" zonceras, en especial, en algunos medios de prensa enfrentados totalmente al gobierno nacional. Una de ellas es la repetida atribución de "autismo" a los Kirchner y a sus gobiernos, dando a esta denominación de una patología que provoca dificultades de comunicación en quien la padece, un uso político que consiste en variar el sentido de la palabra, transformándola en una tendencia a negar la realidad y sustituirla por lo que imagina o supone, empeño que, incluso, se realizaría de manera deliberada, para confundir y engañar. En suma, que en la esgrima política no pasa como en la deportiva, en la que todo está reglado, aunque no tanto que pueda evitarse la trampa más o menos genial (como, en el fútbol, la manito de Dios de Maradona). La diferencia que suele darse en el campo político es que se llega al extremo del vale todo con la finalidad de confundir al ciudadano y fabricar opinión, en cuyo caso se hace evidente que quienes obran así suponen una ciudadanía de incapaces de juzgar y habituada y gustosa de consumir "pescado podrido".
Jauretche es más conocido por dichos que circulan aislados, sueltos, porque él gustaba presentar suertes de epigramas, quizás bajo la influencia de Cioran y otros. Muchos de esos dichos atrapan por su forma: "No existe la libertad de prensa. Es una máscara de la libertad de empresa"; (sobre las peleas de la izquierda argentina): "son como los perros del matadero, se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca"... No es que esta forma de decir carezca de verdad, pero su aislamiento, su falta de contexto, la hace cuestionable. Pasa con los refranes, que admiten el contrarrefrán: "No por mucho madrugar amanece más temprano" v. "Al que madruga Dios lo ayuda": las dos formas dicen verdades condicionadas a la circunstancia, al contexto. E. M. Cioran, tan ponderado en el reciente centenario de su nacimiento, escribe: "Tengo todos los defectos de los otros, y sin embargo todo lo que hacen me parece inconcebible". No es verdad que uno tenga todos los defectos, siempre, ni nos parece inconcebible todo lo que hacen, pero vale la intención de avisarnos contra la ligereza en el juzgar conductas ajenas.
Así como se han estado leyendo las "zonceras" de Clarín, La Nación, Perfil y de opositores, se leerán las del oficialismo. Cada una debe tener alguna medida de verdad, ya en lo que dicen, ya en lo que inducen a pensar o sentir. No está mal que haya estos dimes y diretes y tranquiliza ver que en la política y en el gobierno hay lugar para la sonrisa. El ciudadano podrá reír o aplaudir, pero no estaría mal que luego repiense.
Atentamente:
JOTAVE
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