Miércoles 14 de mayo 2025

Rápida fuga y pausado retorno del ferrocarril

Redacción 22/05/2011 - 03.20.hs

Con los anuncios del pasado martes el retorno del ferrocarril se empieza a convertir en un hecho.
La alegría es, por el momento, preferentemente de los norteños, puesto que las obras que se anuncian son del Belgrano Cargas, para operar entre el norte y noroeste del país y el puerto de Rosario. Más de tres mil kilómetros de nuevas vías, sobre la traza existente, asegurarán un flujo regular de productos y también de personas.
La alegría es también para los argentinos de todas las latitudes. Son muchos los que no asimilaron la apresurada liquidación del ferrocarril, completada en los años 90. Se recuerda que cuando comenzó el gobierno kirchnerista, en 2003, se anticipaban intenciones de recuperación inmediata del ferrocarril. Se habló de una gigantesca inversión del nuevo centro de poder económico, el chino. Esas expectativas quedaron en el aire. En los años transcurridos desde entonces hubo dos aspectos positivos, que no alcanzaron para calmar a quienes esperan más. Lo primero, fue que cesó el proceso de aniquilación del ferrocarril. Luego, vinieron arreglos de vías y mejoras importantes del material rodante. Esta resurrección quedó circunscripta de modo poco menos que excluyente a la zona metropolitana. El tren, allí, se mantuvo como "otro" medio para el traslado de personas.
En el resto del país fue tomando cuerpo el sucedáneo (o sucesor o sustituto) del tren, el camión. Máquinas cada vez más grandes, más pesadas, más poderosas, fueron señoreando en una red vial que tardó en reaccionar para superar el esquema de complementariedad que había tenido hasta entonces. El país salía de una de las peores crisis de su historia y entonces pudo verse claro la magnitud de lo actuado contra el ferrocarril, al punto de hacer posible que se hablase de "crimen", ya que decir ceguera no describía bien la imagen que dejaron los grandes responsables. Se liquidaba el tren sin haber desarrollado la red vial.

 

Nostalgia
Nacieron, eso sí, los nostálgicos del ferrocarril. Brotaron en todos lados. Puedo decirme parte de esa tristeza, que en muchos fue bronca. Un porcentaje de todo lo que escribí en las últimas décadas brotó desde ese sentimiento, aunque creo haber puesto la necesaria dosis de racionalidad. He hablado de este tema con otros nostálgicos. Algunos me hablan o escriben porque me sienten hermanado con su sentir. Algunos se alarmaron, hace pocas semanas, ante el anuncio de licitación de nuevas autovías. "Entonces, ¿nos vamos a quedar con el camión solamente?". Puede que en algunos haya germinado el fastidio contra estos mastodontes de las estrechas rutas predominantes, pero, por lo que he podido dialogar, lo que querían es que se haga un esfuerzo paralelo para recuperar el camino de hierro.
He comentado esa nostalgia, a veces tendiente a melancolía. La he sentido como protesta y como propuesta. La tristeza puede ser una fuerza creadora, así como la racionalidad extrema puede ser una fuerza aniquiladora. La razón omnipotente puede alumbrar otra forma de barbarie. El sentimiento la convoca y la contiene. La nostalgia del ferrocarril le pidió a la razón que armara los argumentos válidos para no abandonar lo que no abandona ninguna nación poderosa y con territorios vastos. Vista así, la nostalgia del tren no era el sueño o la pesadilla de los vencidos, sino la reserva de energía para no renunciar a los caminos del desarrollo sustentable.

 

Discurso
En estos días se ha puesto mayor atención a la palabra de la presidenta porque, ante el crecimiento de la posibilidad de que permanezca en el cargo por otros cuatro años, se quisiera saber más acerca de lo que va germinando en el centro del poder político.
Se habla del modelo, pero no todos acertarían a describirlo. Yo estimo que no hay un modelo como cosa acabada hasta el detalle. Como todas las cosas humanas (digo humano para referirme al hombre histórico, el que se hace al andar) los proyectos o modelos que valen no toman formas rígidas y van corrigiendo trazos. Puedo pensar que la presidenta digirió el "sapo" de los anuncios prematuros sobre grandes inversiones en el ferrocarril y hasta en trenes veloces como una bala. Que comprendió que lo que se destrozó en diez o más años, no se podía resucitar como una suerte de ave Fénix. Piano piano, se va lejos, dicen y vale para asuntos tan complejos y costosos. "Roma no se hizo en un día", dicen también (ahora puede ser borrada del mapa en un instante). Lo que importa es que en los trazos centrales del "modelo" luzcan rieles y resoplen locomotoras, así como deben figurar autovías y todo vehículo necesario en la también necesaria complementación de recursos.
Jotavé

 


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