El nombre Guernica y su reveladora historia
Señor Director:
Días atrás al leer acerca de un caso de violencia de género golpeó mi memoria el nombre de la población donde se había producido: Guernica, a menos de 40 kilómetros de la metrópoli.
Supongo que el lector informado oye este nombre y piensa en Pablo Picasso y su famosa pintura: Guernica. No son pocas las familias que habitan La Pampa que proceden de esa parte de Vizcaya, sobre el Cantábrico. Algunos apellidos, familiares aquí, se corresponden con los de poblaciones del municipio de Guernica y Luno, cosa nada extraña porque los vascos habitaban esa zona de la cordillera, incluyendo el valle del Oka y la ría también llamada de Guernica. Y se sabe que en algún momento las personas comenzaron a ser individualizadas, a falta de registro civil, por el nombre que se daba al lugar de su instalación más habitual o por el de algún rasgo de usos y costumbres que las singularizaban. En cuanto a mí, aparte de haber tratado de ser persona informada, esa región atrajo mi interés desde temprana juventud por la historia de Carlomagno y la Canción de Rolando, de modo que ahí vine a saber de los vascos y de Roncesvalles y el Camino de Santiago, en Navarra. Por eso fue que también tempranamente quise conocer los lugares y pude hacerlo, entonces y más tarde, ya emparentado con familia procedente de una aldea enclavada en Pirineos, con larga ascendencia y con personajes interesantes en tramos de su densa historia.
Guernica es más conocido por la obra artística de Pablo Picasso, presentada en París en 1937, apenas meses después del bombardeo nazi (en apoyo a Franco) consumado el 27 de abril de 1937, que fue un lunes, día de mercado, escogido por eso porque el blanco era la población civil y porque se ponía nombre y fecha a lo que iba a ser conocido como guerra total. En toda la región hay robledales y hayedos, pero en Guernica estaba un enjundioso roble a cuya sombra se firmaron los fueros de Vizcaya, se reunían las juntas generales y hasta los que querían ser reyes de España debían acudir, antes de asumir (y ser aceptados), para comprometerse a respetar esos fueros. Era eso, pues: un símbolo de la libertad y del respeto a las singularidades regionales y personales. Las bombas de la Luftwaffe no tocaron el árbol ni la Casa de las Juntas ni siquiera la fábrica de armas. Su objetivo era la gente que se movía en el mercado. Andando el tiempo, la guerra total destruiría ciudades alemanas, particularmente Dresde (nada, unos treinta mil muertos por el bombardeo inglés y norteamericano, semanas antes del final de la II Guerra). El escritor Kurt Vonnegut estaba allí como prisionero de los alemanes y ha dejado un lacerante testimonio literario (Matadero cinco).
Guernica, la población bonaerense, fue fundada en fecha relativamente reciente. Una de las Díaz Vélez, heredera de campos de ese sector de la pampa húmeda, hizo donaciones en 1938 y la población tomó forma hacia 1940, para ser luego cabeza del municipio Presidente Perón. Díaz Vélez dijo que proponía ese topónimo "para perpetuar en el país el recuerdo de un nombre tan significativo para las libertades del país vasco".
Pues bien, allí es donde se ha producido un episodio actual de la violencia entre hombre y mujer. Un varón, de apellido Enríquez, se casó con una mujer de apellido Encisa, ahora él de 33 años y ella de 24. Durante siete años la tuvo reducida a una condición de prisionera en una casucha de Guernica, cortados sus lazos con familiares e imposibilitada de crearse nuevas relaciones. No le ahorró violencia física. Han tenido cuatro hijos, aunque esto no cambió la situación de la mujer. Una hermana se informó, hizo la denuncia y se ha puesto fin a la situación.
No había un roble por ahí, al parecer. Pero la mujer, como en los cuentos de Perrault, hizo señas y gestos, que fueron como migas de pan que orientaron a su hermana y provocaron su liberación. Guernica se ha asociado a otra gesta de la libertad.
Atentamente:
JOTAVE
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