Sabado 14 de junio 2025

El mensaje diferente entona y sienta bien

Redacción 20/03/2013 - 05.07.hs

Señor Director:
Sucede rara vez, pero cuando sucede, uno se siente bien.
El título de esta nota quiere decir eso, pero me fue dictado por la memoria. Al pensarlo un poco (es mi manera de pedirle a la memoria que se explique) supe que era la propaganda de un licor que nunca tomé, pero que me gustaba leer en su manera agradable de proponerlo. Decía que "cada día una copita entona (o estimula) y sienta bien". Es posible que ese agrado que sentía ante el aviso se debiera también a la simpática figura de un hombre ya entrado en años, que se disponía a tomar su copita diaria con un aire de buen gustador. Realmente, verlo en la forma de pregustar el acto por realizar, hacía que uno se sintiese bien, aún sin beber.
Todo esto viene porque he leído que en un muro de Eduardo Castex ha sido estampada esta rotunda afirmación: "Sin poesía no hay ciudad". Me hizo sentir bien, estimulado y hasta justificado en mi constante aprecio por lo poético.
Dado que soy inevitablemente un racionalista, me pregunté luego si hay verdad en tal afirmación y en qué puede consistir el fundamento de su veracidad. ¿Puede vivir una ciudad sin poesía? Otra pregunta sería si el reclamo implícito en esa frase tan rotunda supone también la necesidad de contar con uno o más poetas propios. El caso es que Castex ha tenido y tiene poetas. Pienso en Ricardo Nervi y en Diana Blanco y si no digo más nombres es porque he dejado de actualizarme. De Nervi siempre he tenido la duda de si era mejor poeta que prosista y, cuando vuelvo a leer sus poemas en verso o en prosa (pienso en Tristán y la calandria o en algo de lo que escribió sobre perros o lo que creo hizo por el amor a sus hijos, en México... Arcobaleno, desde luego) tiendo a inclinarme por lo primero, aunque no llego a una decisión que probablemente es innecesaria porque entre ambas formas de expresarse no hay un abismo ni mucho menos.
Luego pensé que la pregunta escrita en el muro castense puede ser la manera ingeniosa de remitir a otra cosa, pues la poesía es algo que surge en el hombre donde quiera que vaya, así como se manifiestan en ocasiones sus otros rasgos, algunos diversos y hasta tan feroces que fundan la dificultad para definir a nuestra especie. ¿No sería que estamos advirtiendo acerca de la necesidad de estar abiertos a la poesía y de ser capaces de descifrarla, pues llega de muy diversas maneras y, cuando es obra humana, está codificada en el lenguaje? Recuerdo que Bécquer dice que "podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía", dicho que a su vez propone discutir su acierto o si significa que los que llamamos poetas son la caja de resonancia y los encargados de codificar la poesía que viene de las cosas y de la propia vida en su trajinar o sea que la poesía sería un componente natural o un fruto natural de la vida en la diversidad de sus manifestaciones. Así como Horacio ignoraba mucho de lo que hay entre el cielo y su filosofía (en el decir de Hamlet) es posible que la poesía esté también ahí, pero que hay que tener la disposición y la capacidad de sentirla y, en casos, de expresarla en una fórmula lingüística o musical. En suma, que el muro castense debe ser leído como que pregunta a quien lo lee: ¿siente usted la poesía que le llega por el aire y que se respira? ¿Lee esa sutileza codificada por los laboriosos artesanos que llamamos poetas? ¿Ha desarrollado usted su capacidad de descubrir poesía en lo cotidiano, en el corazón aherrojado por las rutinas?
Dado que el muro castense tiene autor conocido, una asociación llamada Todo por leer, puede que la pregunta real sea: ¿lee usted? O ¿por qué no lee usted? Pues es cierto que hemos tenido que salir a defender la lectura ante lo que parece un desinterés creciente. En Chaco, Mempo Giardinelli lleva años de empeño por recuperar el arte y el gusto de la lectura. Y mucho antes, en Europa, Víctor Hugo mostró al incendiario de una biblioteca replicando a su dolorido interpelante con esta frase: "Yo no sé leer".
Atentamente:
JOTAVE

 


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