Domingo 06 de julio 2025

CGT santarroseña: entre la fractura nacional y el uso político partidario

Redacción 15/04/2013 - 05.28.hs

Norberto G. Asquini
La renuncia del secretario general disparó el conflicto. La división está planteada entre el grupo de la conducción actual encabezado por el colectivero Oses que quiere alinearse a Caló y la mayoría de los gremios que tienen a Lezcano como referente, que busca fortalecer una CGT regional por sobre las diferencias nacionales.
Solo meses transcurrieron para que el sindicalismo peronista pampeano pasara de ser protagonista de la política a pasar a "cuarteles de invierno" y, hoy, en convertirse en un hervidero del que no se sabe cuál será su final. El gremialismo de La Pampa quedó atrapado entre las ambiciones personales de unos y la ruptura nacional de ese movimiento, entre quienes apoyan y quienes se oponen ahora al gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
Fue la renuncia del secretario general de la CGT regional de Santa Rosa, el camionero Hugo Berrueta, a fines de marzo pasado la que evidenció el proceso actual de fractura. No se sabe a ciencia cierta los motivos de esa decisión personal, aunque la mayoría lo relaciona a problemas internos dentro del gremio que conduce a nivel nacional Hugo Moyano.

 

Dos sectores.
Ahora hay dos sectores que dividen a los sindicatos peronistas. Por un lado, algunas organizaciones que estaban representadas por la actual comisión directiva y que al mando del secretario general de la UTA, José Oses, pretenden quedarse con la dirección de la central. Y por otro más de treinta sindicatos que piden la normalización y la participación de la central y que están aglutinados detrás de Jorge Lezcano, de UPCN.
Hay una clara divisoria. Mientras los de Oses se vuelcan a sostener su cuota de poder y quieren encolumnarse a nivel nacional, los de Lezcano quieren que la CGT vuelva a ser una herramienta de expresión sindical de tono provincial ajena a las cuestiones nacionales y activa en su papel frente a la realidad local.
Oses, que era secretario adjunto de la CGT santarroseñoa, no pudo asumir todavía. El 3 de abril se hizo un plenario tras conocerse que Berrueta dejaba el cargo y se reunieron un puñado de gremios. Pero el colectivero que pretende quedar al frente de la central vio cómo algunos representantes presentes daban marcha atrás con su apoyo. Y cómo la mayoría de los sindicatos peronistas, varios de ellos que eran de la conducción, se unificaban detrás de la figura de Lezcano para pedir la normalización de la CGT y un cambio en su perfil.
Ahora, el sector de los "regionales" hará un plenario propio esta semana para volver a reclamar su inclusión en la CGT y que haya una nueva conducción.

 

Tironeos.
La conflictividad interna de la CGT santarroseña actual está en estrecha relación con dos hechos: por un lado, la fractura a nivel nacional de la conducción cegetista en torno al apoyo o la oposición al gobierno de Cristina Fernández; por otro, el uso político partidario que se le quiso dar al sindicalismo pampeano. En ambos, se repiten los mismos nombres: Moyano y el diputado nacional Roberto Robledo, de la Uocra.
El sindicalismo peronista pampeano sostuvo siempre una línea de mantener su unidad por encima de las divisiones nacionales. La mirada debía ponerse en las cuestiones provinciales para que hubiera unidad por sobre las tensiones a nivel país que eran coyunturales.
En 2010 Moyano comenzó a ampliar su poder como sostén del gobierno kirchnerista buscando mayor espacio en la política partidaria. En La Pampa, Robledo había logrado en 2009 ser diputado nacional con una línea propia, el NEP, y el apoyo del vernismo. Ambos representaban a dos sindicatos ganadores con el esquema económico que habían impulsado los Kirchner en el poder. Ya en el Congreso nacional, Robledo estrechó lazos con Moyano y cambió su perfil para hacerse un lugar en las filas K. Fue entonces que el líder camionero empezó a presionar al gobierno nacional para que el gremialismo tuviera más participación en las listas kirchneristas de 2011 y hasta jugó con ser un futuro candidato presidencial.
En ese marco, Robledo pretendió extender su poder en la provincia a través del apoyo de los sindicatos. En septiembre de 2010 logró que Moyano interviniera la CGT santarroseña que estaba en manos de Lezcano. Al frente puso al camionero Berrueta como secretario general y al colectivero Oses como segundo.

 

Todos divididos.
Pero la política, siempre imprevisible, dio un vuelco. CFK ganó la reelección con un fuerte apoyo de la población y dejó fuera de las listas a las pretensiones sindicales. Poco después, la tensión entre la presidenta y Moyano estalló. El camionero se convirtió en uno de sus máximos opositores y comenzó a boicotear a la administración kirchnerista, con movilizaciones y paros incluidos. Para frenarlo, el gobierno nacional con los sindicalistas que le respondían conformaron una CGT paralela y se fracturó aún más el movimiento sindical. Así están hoy la CGT oficial y oficialista encabezada por el metalúrgico Antonio Caló -que tiene la personería legal-; la CGT Azopardo u opositora, de Moyano; y la CGT Azul y Blanco, disidente, del gastronómico Luis Barrionuevo.
Las dos CGT pampeanas, la santarroseña y la píquense, quedaron atrapadas en esa situación. Durante 2012 frente al panorama nacional cerraron sus puertas y no hubo casi reuniones. Hasta se llegó a decir que iban tan poco los representantes gremiales a su sede que se habían olvidado de pagar algún servicio.

 

Unos y otros.
Pero a comienzos de este año la renuncia de Berrueta hizo estallar la interna en Santa Rosa. Oses está alineado a nivel nacional con Caló y pretendió en la convocatoria de comienzos de abril alinearse a esa central. Algunos de los presentes lo apoyaron, como Smata, Luz y Fuerza Mercedes, taxistas y APEL. Otros dudaron, ya que están a nivel nacional con Moyano, y algunos no se quisieron comprometer con una decisión de esa envergadura. De hecho, hasta se sugirió a nivel nacional al líder camionero que intervenga la central santarroseña.
Sin embargo, frente a una CGT debilitada, el grueso de los gremios comenzó a aglutinarse en torno a Lezcano con la idea de que se debe fortalecer al gremialismo pampeano por sobre cualquier división. Allí estuvieron los sindicatos que se habían mantenido fieles a la conducción del secretario general de UPCN desde 2010 y no tenían participación en la comisión actual, y otros que se habían alejado. Entre ellos está Robledo, en un cambio de estrategia, hoy debilitado políticamente. También caminan juntos desde organizaciones que responden a la línea Caló como UPCN, UOM o AMET; moyanistas como panaderos y gráficos; y de Barrionuevo como gastronómicos, por nombrar algunos.

 

Buscando un camino.
El sector de Lezcano anunció que quiere recuperar a la CGT santarroseña como herramienta sindical por sobre cualquier división nacional. Esa concepción regional asegura que la CGT debe tener una mirada crítica sobre lo provincial y con mayor presencia pública y política, sobre todo ante una realidad en la que hay conflictos laborales, y gremiales, como el de la empresa Prosegur o el del Grupo Plaza, con frigoríficos o empresas en crisis y ante la desocupación encubierta.
La disputa está planteada. Están quienes resisten como actual conducción y quienes presionan por cambiar el rumbo actual de la CGT santarroseña. En los próximos días, se esperan novedades.

 


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