Miércoles 17 de abril 2024

La ciudad y sus eternos problemas

Redacción 20/10/2017 - 02.07.hs

A falta de lluvias fueron dos caños que distribuyen agua potable los que, al romperse un mismo día, provocaron molestias a los vecinos de la ciudad. Para peor el conflicto desatado entre las autoridades de la comuna y el personal de la Dirección de Agua y Saneamiento tornó más difíciles las cosas y obligó a contratar una empresa privada para afrontar algunos de los arreglos en un tiempo prudencial.
Estas nuevas peripecias hicieron que otra vez las miradas de los vecinos se dirijan hacia el desenvolvimiento de la ciudad y pusieran fin al descanso que le habían concedido al intendente a partir de otros acontecimientos políticos locales, provinciales y nacionales que atrajeron la atención general.
Los llamados telefónicos a las radios son un buen termómetro para medir la "temperatura" de los habitantes de la ciudad con relación a las vicisitudes que atraviesan por el solo hecho de vivir en ella. Es que al margen de los reclamos más frecuentes por el mal estado de las calles pavimentadas y de tierra, el tránsito caótico o la red cloacal saturada aparecen otros problemas que también ocasionan molestias, involucran al poder municipal y son de relativamente fácil solución.
Entre ellos el de las veredas desparejas o directamente inexistentes. Abundan las baldosas sueltas o desniveladas que aparecen como verdaderas trampas para el peatón: algunas de ellas potencian su peligrosidad al presentarse en aceras que en apariencia son parejas y en donde súbitamente proyectan su desnivel, De allí que siempre aceche la posibilidad de una dolorosa caída.
Las deposiciones de los perros que andan sueltos por las calles (sin dueños muchos de ellos) son otro aspecto negativo de la ciudad. En algunas cuadras existe tal abundancia que obliga a pisar con mucho cuidado. Lo peor es la falta de solidaridad y de un mínimo de pudor de muchos dueños de perros que miran para otro lado cuando sus animales proceden a utilizar las veredas como baño. A esta altura no debería ser muy difícil imitar lo que hacen muchas ciudades en donde las ordenanzas municipales obligan a quienes posean mascotas juntar esas deposiciones en una bolsa a fin de evitar onerosas multas. Esas normativas no son difíciles de aplicar y aportan beneficios a la sanidad, la estética y la convivencia en la población.
En un mismo nivel de preocupación por los diversos aspectos de la ciudad debería figurar el descuido por los árboles urbanos. Hay varios puntos en la ciudad en donde los yuyales o los árboles sin poda ni cuidado constituyen verdaderos peligros para la integridad de las personas. Los árboles porque sus ramas bajas constituyen un peligro latente para el rostro; las malezas porque favorecen la crianza de insectos y alimañas, especialmente con la llegada de los calores estivales.
La mayoría de los problemas señalados puede solucionarse sin demasiada dificultad. Frente a los inconvenientes más graves que acosan a esta capital -el colapso de las redes cloacal, pluvial y de agua potable- aparecen poco menos que como meros trámites para mejorar la calidad de vida de los santarroseños. Si la comuna se propusiera encarar esta tarea pendiente no serían pocos los agradecimientos que le llegarían.

 

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