Viernes 06 de junio 2025

Violencia futbolera

Redacción 27/11/2017 - 02.00.hs

Decir que "el más popular de los deportes" prohíja negocios oscuros no es ninguna novedad, y esa penosa tradición se vio confirmada en estos días cuando salieron a la luz pública escandalosos negociados que tuvieron lugar durante los últimos campeonatos mundiales. Algunos de ellos fueron protagonizados por personajes muy conocidos y otros que suelen mantener estrechas relaciones con figuras de la alta política.
Un par de escalones más abajo se manifiestan otras formas negocios turbios en el fútbol, que por lo general se muestran en un grado más elemental y violento: se trata de la acción de las llamadas "barras bravas" de los clubes medianos y grandes, constituídas por grupos de simpatizantes que, amparándose en una divisa deportiva, cometen atropellos del más variado orden, desde el chantaje y el cohecho hasta el asesinato, pasando por el robo y la estafa. Su audacia quedó demostrada hace unas semanas cuando interceptaron en la vía pública al entrenador de un popular club de Avellaneda para exigirle, con armas a la vista, la entrega de una gran suma de dinero para financiar el viaje de uno de esos grupos al exterior. No es extraño advertir que muchos de estos individuos que comandan estos grupos violentos han tenido y tienen relación cercana con figuras públicas que, como es habitual desde hace mucho, utilizan su militancia en los clubes como trampolín político. También que esa relación suele comprender una suerte de protección ante la policía y los tribunales.
El reciente asesinato de uno de los máximos referentes de una de esas catervas respalda estas consideraciones y marca la forma extrema que ponen en práctica sus integrantes para dirimir sus disidencias internas. Una llamativa paradoja vino a adornar este último caso y es que el barrabrava recientemente asesinado tenía condenas anteriores y había purgado prisión, sin embargo trabajaba como custodio en una empresa de seguridad.

 

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