Miércoles 17 de abril 2024

El rojo pabellón

Redacción 16/04/2018 - 01.47.hs

Fue muy fuerte para los argentinos ver al cuerpo de Granaderos a Caballo desfilar ante el presidente del gobierno de España portando la bandera de ese país. El historiador Felipe Pigna no ocultó su pesar: "Si los viera don José", escribió en internet. Pero no fue el único, las redes sociales resultaron desbordadas con expresiones de similar tenor, algunas mucho más subidas de tono, pero todas manifestando sentimientos de rechazo, indignación o tristeza.
Uno de esos irritados argentinos sintetizó en una frase su sentimiento al decir: "ver a los Granaderos de San Martín desfilando con la bandera española es como ver a los veteranos de Malvinas desfilar con la bandera inglesa". La analogía no pudo ser más contundente; y exacta.
A esta altura nadie puede dudar de que la orden impartida a los marciales granaderos no pasó únicamente por la cadena de mandos militar sino que tuvo su origen en la cúpula del poder político. Este tipo de "performances" es una marca registrada del macrismo, como lo corrobora aquel antecedentes del 9 de julio de 2016 cuando, al conmemorarse el bicentenario de la Declaración de la Independencia, nada menos, el presidente de la Nación le hablara al "querido rey" de la "angustia" que afectó a los patriotas cuando decidieron dejar de ser una colonia de España.
Este caso que se dio en el terreno de lo simbólico se replica también en el de la política. Las islas Malvinas han sido borradas del discurso oficial, a las empresas multinacionales se les vuelve a conceder el beneficio de litigar contra el Estado argentino en tribunales extranjeros, los más altos funcionarios nacionales tienen sus fortunas depositadas en el exterior, la industria nacional está siendo agredida como nunca por la apertura indiscriminada de la economía cuando en el mundo los países se cierran para proteger el empleo y la producción... Y están muy lejos de ser los únicos ejemplos de desapego por lo nacional.
Es evidente que este gobierno no va a ser recordado por su defensa de los intereses y de los símbolos de la patria.

 

¿Ahora se da cuenta?
La exdiputada nacional Margarita Stolbizer se quejó porque ya no la entrevistan en los medios del Grupo Clarín a pesar de que continúa muy activa en la política, y lamentó que en ese holding mediático la hayan encasillado como una "denunciadora". Expresó que "cuando denunciaba a Cristina" la invitaban "diez veces por semana a TN" pero que ahora "hace tres meses" que no la llaman porque presenta "otro tipo de proyectos que no interesan". Según dijo, con estos otros temas "no salís en ningún lugar porque no tienen impacto. El problema es cómo las cosas trascienden y qué eligen los medios de comunicación".
Pareciera que la dirigente del GEN acaba de darse cuenta del tipo de periodismo que practica el mayor grupo mediático del país y que, incluso, la usaron a ella para reforzar sus enconados ataques a la ex presidenta Cristina Kirchner por haber cometido el pecado de impulsar una nueva ley de medios de perfil antimonopólico. Quizás mientras brillaba en las pantallas del poderoso multimedios MS no alcanzaba a advertir -encandilada por las luces de la fugaz popularidad televisiva- que ella también había sido incorporada a las filas del "periodismo de guerra" y que, una vez agotado el impacto de sus denuncias, volvía a la oscuridad en que se desenvuelven tantos dirigentes que no transan con esas operaciones.
Duro aprendizaje el de Stolbizer aunque lo que resta saber -porque, obviamente, ella no lo dijo- es si compartía el objetivo de esas furiosas campañas de hostigamiento contra la expresidenta o fue sorprendida en su buena fe. Cuesta mucho creer esta segunda posibilidad, porque no es una recién llegada al mundo de la política y conoce muy bien los poderosos intereses económicos que se mueven en las alturas del poder.

 

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