Candidatos pampeanos para una nueva disciplina olímpica
Un viejo refrán hace referencia a que “se juntaron el hambre y las ganas de comer” para indicar la coincidencia entre dos o más personas que tienen las mismas faltas, necesidades, aficiones o gustos. Normalmente, se aplica a casos desfavorables o que agravan una situación.
En nuestra provincia, bien podría aplicarse el refrán a los diputados opositores que provienen de distintas vertientes políticas pero que desde que asumieron sus cargos en diciembre del año pasado han coincidido en su objetivo de frenar las iniciativas del oficialismo.
El caso más claro es el que resurgió durante esta semana. Ha pasado un largo semestre desde que el gobernador Sergio Ziliotto envió un proyecto para la creación de un fondo solidario de emergencia, con el objetivo de atender una creciente demanda alimentaria de las familias pampeanas ante la crisis económica y social que agravó una gestión nacional libertaria con aliados del neoliberalismo.
La intención del gobierno provincial era –y sigue siendo- recaudar unos 17.500 millones de pesos durante seis meses para garantizar la Tarjeta Alimentaria a 55 mil pampeanos.
Los fondos deberían salir de una suba de impuestos por seis meses al sistema financiero, al Casino Club, a los funcionarios de mayores ingresos y a los grandes contribuyentes, sin alcanzar a ninguna actividad productiva. Pero la oposición quiere dejar afuera de los aportantes a los bancos y a los propietarios de inmuebles y autos lujosos.
El dictamen oficialista especificó que el aporte de funcionarios de los tres poderes del Estado debía ser de un 20% para quienes perciban salarios por encima de $1.500.000; un aporte en el impuesto a los vehículos de más de 40 millones de pesos y en el inmobiliario de más de 50 millones de pesos, equivalente en una vivienda o hasta cinco que sumen ese valor fiscal.
Pero como la oposición insiste en su postura de no dar quorum para tratar el aporte solidario extraordinario para financiar la comida de las familias vulnerables, desde el oficialismo ya advirtieron que se están agotando los recursos para atención alimentaria, ya que se presupuestaron $10.000 millones para todo este año y ya se utilizaron $9.500 millones.
El debate sobre el hambre.
El nuevo fracaso en el intento por aprobar el proyecto dio lugar a una nueva serie de cruces políticos. Desde el oficialismo apuntaron a que se trata de “un gesto solidario con una intención sencilla: pedir a quienes durante años han tenido rentas extraordinarias, como bancos y Casino, entre otros, que hagan un aporte extraordinario para sostener a las familias más vulnerables". También se sorprendieron porque "resulta difícil de entender cómo estos mismos legisladores, que parecen escandalizados con la palabra solidaridad, son los mismos que terminan pidiendo auxilio al gobernador para sostener económicamente a las comunidades de cada localidad administrada por su misma fuerza política”. Además, recordaron que la iniciativa no es ni más ni menos que ”una clara respuesta a las políticas económicas de un gobierno nacional que no ha implementado una sola acción de ayuda pública para los más necesitados".
Lo llamativo es que la oposición justificó su accionar replicando que “resulta paradójico que aquellos que hablan de terminar con el hambre son quienes lo generaron". Obviamente, se ve que se cuidaron muy bien de no abundar en detalles. ¿Cómo sería la fundamentación? ¿Cuándo se inició esta grave situación? Porque más allá de discutir el origen y las estadísticas, parece claro que todo el panorama se terminó de complicar desde que un nuevo gobierno nacional dispuso una tremenda devaluación que disparó altos índices de inflación que se sumaron a una licuación de salarios y jubilaciones, a lo que se sumaron los tarifazos en los servicios de luz, gas y otros servicios esenciales.
Problema de identidad.
Estos diputados opositores, sobre todos los de un partido que tuvo a un presidente que decía que “con la democracia se come, se cura y se educa”, ahora tienen un enorme problema de identidad. Pertenecen al mismo signo político de los legisladores que en el Congreso Nacional votaron por el regreso del impuesto a las ganancias para el salario de los trabajadores, pero acá se oponen a un aporte por seis meses, y por si fuera poco, quieren salvar a los más beneficiados con la “timba financiera”, la misma que gana siempre en este país, sea con el gobierno que sea, y con los de derecha mucho más.
Y estos parlamentarios tampoco pueden hablar en nombre de los intendentes de sus partidos, que deben correr despavoridos hacia el Centro Cívico a pedir más fondos provinciales para solventar emergencias en sus pueblos. Es así como esos jefes comunales terminan respaldando a un “Estado presente”, ese mismo que no es acompañado por aquellos legisladores.
Es así como al final se juntan el hambre y las ganas de comer. Terminan jugando a los “Juegos del hambre”, justo ahora que estamos en plena cita olímpica en París. Estos muchachos ya pueden exhibir un semestre sin dar quórum, un logro de dudoso mérito que apunta para vergonzoso record. No gobiernan ni dejan gobernar: se transformaron en especialistas en poner palos en la rueda. Si en algún momento esta destreza para las excusas se transforma en nueva disciplina para las olimpíadas, lamentablemente ya tendremos a los candidatos para competir con serias chances de llegar al podio.
DANIEL ESPOSITO
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