Domingo 28 de abril 2024

El monstruo en la laguna

Redacción 03/09/2023 - 11.00.hs

Excitantes noticias sobre el mundo animal son las que nos llegan de las tierras altas de Escocia, ese lugar que no se sabe bien si pertenece a Gran Bretaña o a Escandinavia, pero que sí sabemos produce los más finos whiskies del mundo. El fin de semana pasado se llevó a cabo, allí, la más grande búsqueda montada en décadas para averiguar el paradero de Nessie -como le dicen sus amigos-, más conocido como "El monstruo de Loch Ness", como le dicen los que no lo quieren nada. Cien personas desde la costa, y un par de centenas más navegando por superficie y bajo ella, no pueden asegurar haber visto a la elusiva criatura, cuya existencia se sospecha desde hace mil trescientos años. Registraron, sin embargo, algunos "sonidos bizarros", como de gases (¡ouch!). Y también detectaron algunos movimientos "inexplicables".

 

Tecnología.

 

No parece un resultado muy alentador, si se tiene en cuenta que la expedición empleó una tecnología nunca antes usada por los cazadores de Nessie: drones termales con cámaras infrarrojas, un hidrófono capaz de detectar señales acústicas desde las profundidades, y, por supuesto, tres centenas de entusiastas. Una de ellos, Caroline McNamara, posó sonriente frente a la nave que empleó, un pequeño submarino de fibra de vidrio, totalmente pintado de amarillo.

 

La referencia a Los Beatles no podía faltar. ¿Quién no recuerda aquella canzonetta en la que el baterista Ringo contaba las aventuras de un grupo de amigos, siguiendo a un misterioso capitán marinero, por los confines del fondo marino?. El tema luego sería objeto de una película de dibujos animados, obra maestra del género psicodélico. Y el propio Ringo volvería luego a las profundidades del mar en su última canción con el grupo, "Jardín de los pulpos", en la cual celebraba nuevamente el escapismo juvenil, y el encontrar un lugar donde "nadie nos diga lo que tenemos que hacer".

 

La expedición del fin de semana pasado también podría ser bautizada como una "gira mágica y misteriosa", lo cual explicaría tanta sonrisa, tanta diversión y tanta ineficacia en la búsqueda. Es sabido que en esas "giras" se consumen sustancias divertidas.

 

Fotos.

 

Si la búsqueda en las afueras de Inverness no tuvo mucho éxito por sí misma, sí sirvió para que el jueves pasado salieran a la luz unas fotografías tomadas en 2018, calificadas como "las más claras y definidas" que se han visto en años. La fotógrafa aficcionada y traductora Chie Kelly se sintió estimulada a compartir su descubrimiento, que había mantenido en reserva por miedo al ridículo mediático (ya se sabe que en la era post Trump, Bolsonaro y León Herbívoro, el ridículo ya casi no existe).

 

Kelly asegura que lo que vió era, definitivamente, una criatura animal, semejante a una serpiente, que se movía a un ritmo constante, incluso haciendo giros y cabriolas, aunque no llegó a ver ni su cabeza ni su cuello, pese a que el avistaje duró unos diez minutos. Tras ese breve lapso el viejo Nessie -campeón mundial del aislamiento social- volvió a su habitual discreción, timidez, mal humor o lo que sea que fuere que lo mantiene lejos nuestro, en ese cuenco de agua con veintitrés kilómetros de largo y alrededor de doscientos metros de profundidad. Espacio para esconderse le sobra.

 

El misterio es parte del mito. Y acaso del monstruo de Loch Ness pueda predicarse también una cierta sabiduría. Como alguien ha dicho recientemente, la mejor prueba de que existe la vida inteligente fuera de nuestro planeta, la da el hecho de que todavía los aliens no han tratado de ponerse en contacto con nosotros.

 

Colomba

 

Créase o no, la primera referencia al monstruo data del siglo VI después de Cristo, y la fuente es tan luego Santo Colomba, un cura irlandés que viajó a Escocia a predicar, y que en sus memorias -que se conservan en la Librería Británica- aseguraba haber espantado al bicho haciendo la señal de la cruz. Para haber sobrevivido la friolera de mil trescientos años, esta criatura ha de tener un pacto con Lucifer.

 

El furor en realidad comenzó bien entrado el siglo XX, más concretamente en 1933, con la noticia publicada por el Inverness Courier, sobre avistajes de un "monstruo aterrador" en el lago, que provocó un frenesí turístico casi ininterrumpido hasta nuestros días. Por la misma época ya aparecieron los refutadores de leyendas (léase científicos) que, sin poner en duda la existencia de la criatura, la desestimaban como "nada más que un calamar gigante" como si eso no fuera bastante inquietante.

 

No todos los científicos eran tan escépticos. En 1934, un cirujano local publicó una foto -la más famosa de todas- en la que se observa una especie de lagarto asomando en la superficie del lago. En 1994, sin embargo, se demostró a ciencia cierta que la foto en cuestión era una burda falsificación (apenas un muñequito de plástico y madera de unos treinta centímetros).

 

Pero el verdadero furor por el monstruo se produjo en la década de los años sesentas, épocas de ovnis, retornos de los brujos, secretos de las pirámides, y... Los Beatles. Entonces se buscaba con viajes lisérgicos, ahora se busca con ADN (hasta ahora el único que aparece es el de las anguilas) pero los resultados son los mismos.

 

Hay quien dice haberlo visto en el Nahuel Huapi. Algún otro afiebrado hasta jura que se pasea por la Laguna Don Tomás. Déjenlo tranquilo, pobre bicho. No lo busquen más, él sabrá por qué nos esquiva.

 

PETRONIO

 

Foto: www.ngenespanol.com

 

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