La política comercial como mecanismo coercitivo
El nuevo presidente norteamericano recurre a una política que genera incertidumbre acerca del futuro del sistema multilateral e incluso de la gobernanza mundial.
POR EDUARDO LUCITA*
En poco menos de un mes el presidente de EEUU ha aumentado más tarifas comerciales que en todo su anterior mandato (1917-1921). Recurre a una disruptiva política de coerción que genera incertidumbre y pone en cuestión la gobernabilidad global. En esta política hay objetivos comerciales, económicos y financieros.
Aranceles al por mayor.
A poco de asumir Trump anunció fuertes subas arancelarias a las importaciones de Canadá, México y China que representan más de un tercio de los productos que ingresan a EEUU, lo que movió fuertemente el tablero geopolítico y provocó pánico en los mercados mundiales. Los inversores vendieron acciones de empresas perjudicadas por la nueva política comercial y sus cotizaciones se derrumbaron.
Sin embargo poco antes de que hicieran efectivos los aranceles del 25% a productos provenientes de sus socios del T-CEM (acuerdo sucesor del Nafta) fueron suspendidos por 30 días. Sendas llamadas telefónicas concluyeron acordando que tanto Canadá como México desplegarían tropas en las fronteras norte y sur de EEUU para controlar las inmigraciones ilegales y el tráfico de fentanilo, al mismo tiempo acusarían de terroristas a organizaciones narcos. En contrapartida EEUU se comprometió a controlar el tráfico de armas pesadas que van a parar a manos de los carteles de droga en México.
Los que sí se hicieron efectivos fueron los aumentos del 10% a productos provenientes de China. La respuesta de la República Popular fue inmediata, impondrá aranceles del 10% a determinados productos y del 15% al petróleo y al gas natural licuado. Pero sobretodo el Ministerio de Comercio advirtió que impondrá controles a la exportación de minerales críticos como el tungsteno, el telurio, el rutenio y el molibdeno, todos componentes esenciales para producir productos tecnológicos.
Conviene aquí recordar que China desde hace décadas viene desarrollando tecnologías específicas para el procesamiento de este tipo de minerales y tiene prácticamente el monopolio de los mismos.
Cuando todavía no se habían asimilado totalmente los cambios en la política comercial de EEUU, Trump volvió a sacudir los mercados anunciando aranceles del 25% al acero y aluminio provenientes de cualquier país (entre ellos el nuestro que exporta anualmente unos 600 millones de dólares en estos productos).
El objetivo MAGA.
Más allá de lo disruptivo de los procedimientos de Trump estos obedecen a objetivos estratégicos: frenar la decadencia internacional de EEUU, recuperar capacidad industrial y reducir el gasto militar y de seguridad en el exterior. Todo se inscribe en el objetivo “EEUU Primero” (American First) fase previa al objetivo central “Hagamos Grande EEUU Nuevamente” (MAGA por sus siglas en ingles).
En términos geopolíticos ejerce presión coercitiva sobre sus principales socios comerciales buscando objetivos políticos. Mayor control de las políticas migratorias, del tráfico de drogas y fijar un precedente para la próxima renegociación del T-CEM que vence el año que viene. Mientras que con China trata de decir: estamos volviendo al ruedo luego de la desastrosa gestión de J. Biden
En términos económicos busca disminuir drásticamente el déficit comercial que EEUU tiene con el resto del mundo, recuperar producción local y creación de empleo. El intercambio comercial al interior del T-CEM supera ampliamente a los intercambios con China: 1.8 billones de dólares contra 650.000 millones. El déficit con México es del orden de los 161.000 millones, con Canadá de 64.000, mientras que con la República Popular es de unos 300.000. Un capítulo aparte merece la relación comercial con Europa particularmente con Alemania, con quién tiene un fuerte déficit comercial. Ha planteado que en los próximos dos años deben comprarle petróleo y gas para reducir ese déficit, de lo contrario subirá al 25% los aranceles a la importación de autos, con lo que hundiría aun más la economía alemana, que ya ha entrado en su segundo año en recesión, con una crisis política que ha roto a la coalición gobernante.
En términos financieros busca reducir fuertemente el déficit fiscal que es de orden del 6 al 7% del PBI, originado en gran parte por los intereses de la deuda (4% anual), que ya casi equiparan el gasto social o al militar, y por lo que considera un exceso de burocratización del aparato estatal. La deuda alcanza a los 35 billones de dólares (110% del PBI), se origina en el déficit comercial y se potencia con el fiscal, con el agravante que año a año crece más que el producto y está en la base de la declinación del dólar como moneda de referencia mundial.
Impacto global.
Es difícil predecir si estos nuevos aranceles serán solo un mecanismo de coerción para obtener réditos geopolíticos y determinadas concesiones y luego se los levantaría, o se mantendrán en el tiempo con lo que es de esperar una escalada de la guerra comercial.
Si fuera lo segundo, una política generalizada, implicaría un incremento de los costos internos en EEUU. Claro que si el dólar se fortalece internacionalmente el costo de las importaciones sería menor, lo que compensaría el impacto sobre los precios, pero no evitaría el impacto sobre la inflación, que derivaría en un aumento de la tasa de interés de referencia y su impacto en el pago de interese de la deuda.
Según Marcelo Elizondo (Clarín Económico 16.02.25) el intercambio global alcanzó el año pasado los 33 billones de dólares, según el BM alrededor del 70% de ese comercio está libre de aranceles, mientras que EEUU es el mayor importador del mundo, 4 billones por año y su arancel promedio es menor al 3%.
Estos datos son de suma utilidad estimar el impacto global de las recientes medidas y no solo en EEUU. Si las medidas se mantienen en el tiempo es de esperar una escalada de la guerra comercial, lo que tenderá a encarecer el costo de los productos, debilitará el comercio internacional y su arrastre sobre la economía global (se estima que a nivel mundial los productos tiene un componente importado promedio del 20%).
Las indeterminaciones del momento abren un período de gran incertidumbre acerca del futuro del sistema multilateral e incluso de la gobernanza mundial.
*integrante de EDI –Economistas de Izquierda-
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