Miércoles 02 de julio 2025

Negativas sorpresas

Redacción 02/07/2025 - 00.23.hs

En un país acostumbrado a las sorpresas, negativas casi siempre, los tres días pasados depararon noticias en el ámbito político-económico que quitaron argumentos y esperanza al gobierno nacional, junto con un toque del dislate propio del desequilibrio del Presidente y del odio –confeso— del que hace gala.

 

En principio está la promocionada queja de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa –CAME— que salió a la palestra para decir que “el consumo no repunta”y que el panorama económico muestra “una caída sobre otra” ya que “el poder adquisitivo está bajísimo” y “hay una recesión bien marcada en todo el país, con poco circulante”.

 

Semejantes conclusiones por parte de la entidad recuerdan al popular dicho sobre descubrir “el agujero del mate” ¿Qué visión del país tenía CAME para sentirse sorprendida? ¿Acaso integra el “Círculo rojo” que rodea al Presidente, que solamente genera aplausos y alienta las críticas que ensanchan el ego del mandatario? Evidentemente las esperanzas –falsas— que pregonó y pregona todavía el presidente Milei continúan prendidas en algunos grupos necios que apuntaron a la mejora personal desentendiéndose del evidente perjuicio colectivo.

 

El otro estupor (en términos boxísticos se diría que fue una suerte de directo a la mandíbula) corrió por cuenta del banco J.P. Morgan, una de las entidades asesoras de inversionistas más importantes del mundo. Fue directa al decir sin ambages que el modelo neoliberal del gobierno argentino cruje y va hacia un futuro negativo. Más allá de los remilgos del gobierno y la forzada dialéctica que emplea para mostrar una economía que no existe, la gente del J.P. Morgan fue terminante en cuanto a un aspecto definitivo para el gobierno argentino, al señalar que esa crítica, en buen romance, equivale a decir a sus clientes: “Cuidado: es un país nada seguro para invertir”, y justamente pega en los dólares que Milei y los suyos necesitan con desesperación.

 

La última de las sorpresas fue de índole local, pero de formas y contenidos tan inesperados como difíciles de encuadrar en alguna acción de tipo político. Ocurrió que el Presidente y su secretaria general y hermana concurrieron a un programa televisivo de los que parece nutrirse últimamente la promoción presidencial, por supuesto que manejado por un periodista amigo. Y con un detalle pintoresco: llevaban la compañía de uno de los especialísimos perros del Presidente, uno de aquellos con los que dice tener una suerte de consideración extrasensorial. Al tratarse el tema de los perros callejeros abandonados, tras un cuchicheo presidencial saltó la acción impensada: los hermanos Milei donarían un millón de pesos para contribuir a la atención de los perros abandonados, destacando que “la suma no significa mucho pero ayuda”.

 

Con el debido respeto y legítimo cariño por los animales, el ciudadano común se preguntará seguramente con asombro por qué esa donación para mascotas u otras similares no van a los discapacitados, la clase pasiva o los niños del Garrahan, receptores hasta ahora solamente de críticas groseras e insultantes.

 

Ante semejantes actitudes es posible que los dirigentes de CAME miren para otro lado y las atribuyan a otra forma de entender la economía, pero quienes seguramente se sentirán refrendados en sus informes serán los analistas de J.P. Morgan.

 

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