Sabado 18 de octubre 2025

Negativo panorama

Redacción 18/10/2025 - 00.36.hs

Ya no caben dudas: con el gobierno de Milei la Argentina ha dejado de ser aquel país atípico que alguna vez fue, el que tenía un alto nivel educativo, desarrollaba una ciencia propia y, aunque con altibajos, contaba con muchos elementos como para desarrollar una economía sólida. Esta última condición, claro está, si no hubiera contado –y sigue contando— con una oligarquía abierta desde siempre a los intereses extranjeros, una actitud que se remonta a la época inmediata a la independencia y se mantiene hasta hoy, condiciones que –hay que reconocerlo— se vieron interrumpidas durante algunos gobiernos peronistas orientados a un nacionalismo efectivo.

 

Esa actitud política fue llevando de a poco hasta la situación actual y se acentuó con los gobiernos de Menem, Macri y Milei, tres M nefastas a los intereses nacionales, protagonistas de gobiernos cuyos anuncios engañaron al ingenuo pueblo argentino y los ubicaron, aunque poco se diga al respecto, en la categoría de traidores a la Patria, de paso endeudándonos hasta el tuétano. Como reaseguro, para quebrar a aquel país único en América Latina, que no producía solamente grandes jugadores de fútbol, hubo un evidentemente bien planeado ataque a su cultura, ignorándola o deformándola.

 

Por estos días ese panorama negativo se ha visto revalidado con el viaje del presidente Milei a los Estados Unidos, en busca de un salvataje económico, o al menos una atemperación de la situación del país. Claro que frente a un desquiciado del calibre de Donald Trump no había que esperar demasiado, especialmente en las condiciones que exigiría a cambio de ayuda para un país que se derrumba y cuyos dirigentes siguen empeñados en políticas desastrosas. La entrega del codiciado litio, del gas y del petróleo, de las “tierras raras” y del agua imprescindible al cerrojo geopolítico, por citar sino unas pocas de las apetencias norteamericanas eran de esperar… Lo imprevisible era el nivel de humillación a que someterían a los integrantes del gobierno argentino, Presidente incluido, imponiendo una larga conferencia de prensa de Trump (media hora larga) que nada tenía que ver con los intereses de los integrantes del gabinete nacional que estaban presentes, y también de algunos posibles inversores.

 

El postre de ese aluvión verbal fue tremendo: refiriéndose a la relación con nuestro país, el presidente norteamericano dijo sin empacho alguno y refiriéndose a Milei que “si él no gana las próximas elecciones no seremos generosos con Argentina”, derrumbando las expectativas de los connacionales presentes y bajando el precio de las acciones y bonos y subiendo el del dólar y el riesgo país.

 

Acaso nunca hubo semejante intromisión en los intereses del país, reduciéndolo conceptualmente al nivel de una república bananera y no dejando dudas acerca de la condición que le merece la Argentina a Trump, que puede asimilarse con una palabra que duele pero que no deja dudas: sumisión.

 

Mal debe haber caído el almuerzo que siguió a la reunión al presidente y sus adláteres, que sin transición alguna pasaron de la esperanza a la extorsión abierta. Acaso deben haber comprendido (la historia no es su fuerte) que las potencias no tienen amigos, “sólo intereses”. O tal vez, con el alineamiento sin condiciones que ha tenido Milei con los Estados Unidos, habrán recordado el viejo proverbio que dice que “así paga el diablo a los que con él pactan”.

 

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