Nuevos interrogantes
A medida que transcurre la crudelísima guerra en Palestina, van apareciendo nuevos interrogantes en todo el mundo, a la par que las manifestaciones contra el accionar israelita. Llama mucho la atención que el poderoso ejército judío tarde tanto –van siete meses de operaciones—en ocupar el pequeño espacio de Gaza aunque, como era de esperar, tuviera largamente planeada la toma de ese territorio.
Es sintomático, y ha provocado reacciones adversas tanto a nivel diplomático como en manifestaciones populares, que el peso de las acciones bélicas cae mayoritariamente sobre los civiles, de los que se contabilizan casi cuarenta mil muertos, con mayoría de niños. Después de los bombardeos de octubre por parte de Hamas, el primer ministro israelí había anticipado que el conflicto sería largo, lo que hace suponer que contaba con información efectiva acerca del armamento de los palestinos, como parecen demostrarlo los hechos, o bien se apostaba a un avance lento dejando atrás tierra arrasada. Pensar esto último no es desatinado, especialmente si se recuerda que no mucho tiempo atrás un miembro del gabinete israelí “invitó” a los palestinos a dejar sus hogares y emigrar, adelantando la intención de construir allí un nuevo Israel.
En relación a esa circunstancia surge otro interrogante: la prensa en general, y puede decirse que mundial, abunda en informaciones sobre bajas en el bando resistente, pero son muy escasas o nulas las relativas a los israelíes, máxime si se sabe que el armamento palestino no es de los peores. Aquí parecería evidenciarse uno de los mitos tradicionales en cuanto al judaísmo –que en su momento también fuera utilizado por los nazis— relacionado con su influencia en la prensa mundial. Por de pronto, los israelitas han conseguido imponer en buena parte del mundo un calificativo denigrante para los palestinos: terroristas, cuando se mire por donde se mire, son gente que defiende su territorio después de haber reclamado que se cumpliera el tan proclamado pacto que hablaba años atrás de “dos países en un mismo territorio”. Lamentablemente, al tiempo que quebraba la tradicional postura pacifista y neutral de la Argentina en cuanto al conflicto, nuestro desequilibrado Presidente adhería a esa consideración, al tiempo que negaba la admisión de Palestina en las Naciones Unidas.
Mientras se escriben estas líneas, casi medio millón de palestinos marchan buscando un refugio en las carreteras, huyendo de los demoledores bombardeos israelíes. La síntesis de las informaciones es terminante: ”En el pequeño territorio palestino asediado y asolado por los bombardeos, la población civil, desplazada varias veces desde el inicio del conflicto bélico el pasado 7 de octubre tras el ataque de Hamas en suelo israelí, vuelve a las rutas tratando de encontrar refugio. La agencia de Naciones Unidas que entiende sobre el problema de los refugiados ha dicho que la gente se enfrenta al agotamiento, hambre y miedo constantes. Ningún lugar es seguro. Un alto el fuego inmediato es la única esperanza".
Los ya injustificables ataques a hospitales, periodistas, miembros de la Media Luna Roja y bloqueos a los accesos de abastecimientos a la población civil han hecho que la palabra “genocidio” –ya sea como calificativo o como posibilidad-- esté en las declaraciones y comentarios de muchos países con gobiernos derechistas. El uso de la inteligencia artificial experimentada sobre los palestinos agrava todavía más la circunstancia de un conflicto en el que los políticos y militares sionistas parecieran no advertir que emplean métodos similares a los que emplearon los nazis sobre sus antepasados inmediatos.
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