Jueves 03 de julio 2025

Una visión que no pierde actualidad

Redacción 03/07/2025 - 08.07.hs

Posibles formas de mejoras y aprovechamientos de aguas superficiales en zonas áridas encajan perfectamente en un par de lugares de nuestra provincia.

 

WALTER CAZENAVE

 

Una mirada respetuosa sobre antiguas bibliotecas suele deparar sorpresas. Es lo que experimentó el firmante de esta nota cuando en un maremágnum de publicaciones de distinto porte y temática, encontró un opúsculo titulado “Aspectos del aprovechamiento de las aguas superficiales en zonas áridas”.

 

El folleto data de 1955 y fue editado por la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, con sede en Roma. La autoría estuvo a cargo de A. De Vajda, un técnico del organismo. Es pertinente señalar que el aprovechamiento del agua en las regiones áridas o desérticas ha sido desde siempre promovido entre los profesionales relacionados con el tema.

 

Un detalle digno de destacar es que sello y firma identifican al folleto como perteneciente al ingeniero Oscar M. Rodríguez Diez, de tan notable participación en los estudios y trabajos relacionados con el aprovechamiento del río Colorado.

 

No se precisa demasiada sutileza para considerar que el aprovechamiento del agua en las zonas áridas entraba en la globalidad de su visión. Precisamente coincidía en ella con la de otro prohombre estudioso de nuestros recursos hídricos en las zonas áridas, el agrimensor Edgar Morisoli, quien ya un cuarto de siglo atrás proponía una visión que incluyera el aprovechamiento de los escurrimientos de los grandes ríos secos que entran a la provincia por su rincón noroeste. Al respecto, es muy significativa la descripción que de una tormenta y sus consecuencias hace el geólogo González Díaz en su trabajo relativo a la zona de Agua Escondida.

 

Explotación de recursos.

 

Pero si la publicación comentada no es nueva, los contenidos que incluye para nada han perdido actualidad y, en una consideración general, bien podría decirse que el interés por sus temas se mantiene. De hecho, el autor subraya la importancia del agua en la prosperidad económica de una Nación y el papel vital que tiene, especialmente en los países de clima árido. Además, dice que “raramente se han explotado hasta el máximo los recursos existentes o creado otros nuevos” destacando que el objeto de la publicación “no es señalar las ventajas de un sistema dado sobre otro, sino describir algunos de los muchos sistemas empleados con éxito en las regiones áridas para el aprovechamiento de las aguas de superficie”.

 

En un mundo donde empezaba a hacerse evidente la insuficiencia y desigual distribución de alimentos, tanto teórica como práctica, la FAO ya evidenciaba una visión clara sobre las irregularidades suelos-lluvias y el posible incremento de la producción agrícola con aprovechamiento de manantiales y escurrimientos irregulares y efímeros. Pese a los problemas evidentes, el organismo internacional destacaba que aun considerando la debilidad de situaciones puntuales, seguía habiendo a menudo “grandes posibilidades de mejoras”.

 

El folleto sintetiza esas posibles formas de mejoras y aprovechamientos (algunas originadas hace miles de años) de las cuales al menos una de ellas encaja perfectamente en un par de lugares de nuestra provincia: es la relativa a “Depósitos alimentados por cuencas receptoras de los cerros”, que podrían aplicarse a los escurrimientos del arroyo Agua Escondida, nombrado Agua de Torres en el territorio pampeano, y a las singulares condiciones físicas y climáticas del que la geología llama Cratón Pampeano, ubicado en el sureste provincial.

 

Las precipitaciones pluviales en estos lugares de La Pampa –obviamente no simultáneas—suelen generar caudales sorprendentes, asombrosos en algunas ocasiones. Sin embargo, que se sepa no existe ningún aprovechamiento fuera del generado por la propia naturaleza y mientras dure su condición excepcional.

 

Algunos intentos.

 

Cierto es que han habido algunos intentos de sistematización de esas lluvias, en el noroeste especialmente, pero no han ido más allá de mediciones de caudales en ocasiones especiales, pero no siempre exitosas. La referencia al aprovechamiento en Agua de Torres obviamente excluye los cultivos agrícolas que mantiene el Estado provincial, continuación de los que desarrollaron los primeros pobladores de la zona, más de un siglo atrás. También es pertinente considerar algunos estudios de aproximación al tema realizados por profesionales pampeanos.

 

En lo que hace a las particularidades y potenciales aprovechamientos en el Cratón Pampeano, no habría más que algunos estudios aproximativos iniciados por particulares, refrendados por las inusuales lluvias ocurridas en los últimos meses.

 

Las precedentes observaciones no tienen otra intención que la de considerar aprovechamientos que podrían modificar la fisonomía económica y social de las zonas donde se ubican y que, de algún modo, pueden reconocerse en el lejano “Plan Provincial de Aprovechamiento de los Manantiales de la Meseta Basáltica”, ya abandonado. Va de suyo que para cualquier intento de concreción al respecto serían necesarios estudios técnico-políticos serios y de proyección.

 

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