Pretendida nobleza
Buena parte de la tradición literaria de Occidente, especialmente la dirigida al público infantil, se apoya en cuentos y tradiciones donde abundan princesas hermosas y príncipes encantadores y valientes. A través del tiempo, de algún modo esas imágenes se han traducido a algún sector de lectores adultos. Ellos abundan en artículos relacionados con el tema, pero traídos a la actualidad y que suelen ser frecuentes en las publicaciones que reflejan el llamado “gran mundo” o las tituladas “revistas del corazón”, que abundan en edulcoradas notas de esa clase o referidas a vida y andanza de personas muy ricas que frecuentan la amistad o compañía de esa pretendida nobleza.
Recientemente, la realidad ha dado una fuerte bofetada a esas concepciones: el ¿príncipe? Andrés de Inglaterra, hermano del actual monarca de aquel país, ha sido despojado de todos sus títulos y distinciones y excluido de la llamada Casa Real ¿La causa? Su participación abierta y reconocida en fiestas y reuniones de índole sexual realizadas con mujeres menores de edad, muchas de ellas de origen incierto, ya que consta que no sabían hablar inglés. El organizador de esas reuniones era un personaje conocido de ese “gran mundo”: Jeffrey Epstein, detenido en una cárcel norteamericana hasta su suicidio de unos meses atrás.
Epstein, junto con su novia -condenada a 20 años de prisión y actualmente en una cárcel estadounidense-, organizaban esas fiestas con invitados sobresalientes en actividades diversas, políticos y financistas entre ellos. Un año atrás, una de las víctimas de aquellos tratos dio cuenta de esas reuniones (que implicaban actos de masoquismo y violencia sexual) en un libro donde detalló sus encuentros con, entre otros, el citado Andrés.
La mujer, que posteriormente también se suicidara, dijo que “temía terminar sus días como esclava sexual”.
Las memorias, que la emisora británica BBC conoció días antes de su publicación oficial, describen una red de personas ricas y poderosas que abusaban de mujeres jóvenes. Entre otros detalles relata que previo al encuentro con Andrés, se la informó que, "al igual que Cenicienta", conocería a un "príncipe apuesto".
Pero el tema está lejos de terminar allí. Otro de los destacados concurrentes a esas fiestas era nada menos que el actual presidente de los Estados Unidos, el mismo que en la brújula loca de su gobierno tanto atenta contra los derechos individuales como deporta a los inmigrantes, avala la masacre contra los palestinos o planea ataques contra Venezuela. Trump, que “socializó con Epstein desde la década de 1990 hasta mediados de la del 2000”, había dicho dos décadas atrás que “conocía a Jeff desde hace quince años. Es un tipo fantástico. Es muy divertido estar con él. Incluso se dice que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas están en el lado más joven. No hay duda al respecto: Jeffrey disfruta de su vida social".
Recientemente, cuando el periodismo de su país recordó aquellos dichos, se vio obligado a reconocer los hechos que respaldaban esas palabras. Para más, un “amigo” de aquellos tiempos definió la relación entre ambos personajes como "muy próximos" y que eran “uno el escudero del otro".
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