Revolución en la física
La compañía Microsoft realizó un anuncio esta semana, que acaso sea la noticia científica más importante en años, y que viene a modificar sustancialmente nuestra concepción del universo tal y como lo conocíamos. Concretamente, y en la búsqueda de nuevas fuentes de energía para su computadoras cuánticas, afirman haber creado un cuarto estado de la materia, que no es ni sólido, ni liquido, ni gaseoso. El nuevo vecino del universo se llama "qubit topológico" y hasta ahora los científicos lo consideraban imposible.
Quantum.
Las computadoras cuánticas vienen desarrollándose y generando atención desde hace unos años: supuestamente serán capaces de acelerar el desarrollo de prácticamente todos los procesos productivos -en particular, la inteligencia artificial- empleando la energía de las partículas subatómicas, y de los objetos más fríos del universo.
El problema es que la realidad física representa una limitación para el desarrollo de estos súper procesadores, y de ahí el interés de este nuevo estado de la materia, que serviría para resolver problemas matemáticos, científicos y tecnológicos de toda índole. No es arriesgado asumir que con este descubrimiento se estará lanzando una nueva carrera tecnológica, que en realidad se vislumbró en diciembre pasado cuando Google anunció su propia computadora cuántica, capaz de resolver en cinco minutos lo que los actuales ordenadores tardarían 10 septillones de años en descifrar.
Según lo anticipado, estos nuevos chips basados en el "qubit topológico", refrigerados a temperaturas bajísimas, se comportan de modos inusuales, generando una velocidad de procesamiento inusitada, con la ventaja de que no son tan volátiles como otras tecnologías cuánticas conocidas hasta ahora.
Por supuesto, el anuncio ha causado varias reacciones escépticas, y todavía se trata de un proyecto en fase experimental. Los ocho procesadores ya fabricados, en base a una aleación de arseniuro de indio y aluminio, arrojan errores de cómputo que los hacen todavía poco fiables. Pero las implicancias geopolíticas son enormes, ya que -por sólo dar un ejemplo- una computadora semejante debería ser capaz de romper el encriptamiento de las bases de datos que contienen secretos de estado. No por nada China también tiene su programa de computación cuántica en marcha.
Micro.
La noticia también causó sorpresa por su origen, la compañía Microsoft, que desde hace unos años había perdido el lugar de vanguardia en el mundo tecnológico. Y que, además, se asociaba más que nada a desarrollos de programación (software) antes que a la fabricación de componentes físicos necesarios para la computación (hardware).
Su creador, el hoy retirado Bill Gates, también ha descendido en la lista de los hombres más ricos del mundo. Y, para ser francos, también ha descendido la calidad de sus productos: el sistema operativo Windows daría la sensación de funcionar cada vez peor, al punto que en muchos casos, una computadora nueva con esta arquitectura pareciera tener una vida útil de no mucho más que dos años.
En su dorado retiro, Gates se ha concentrado en sus actividades "benéficas", esto es, las fundaciones que los súper ricos crean para deducir impuestos, y llevar adelante tareas altruistas que no confían en los gobiernos para realizar. Por ejemplo, hace unos años su obsesión era la invención de una tecnología que superara la del inodoro, el sistema que la humanidad emplea desde hace siglos para disponer de los desechos cloacales.
El prototipo fue anunciado en 2018 -en China, nada menos- y fue desarrollado en conjunto con la empresa coreana Samsung: el nuevo artefacto no emplea agua, ni necesita estar conectado a un sistema cloacal, y es capaz de reciclar tanto desechos líquidos como sólidos. Sin embargo, por algún motivo (a no dudarlo, el costo) no se ha generalizado.
Modesto.
Es llamativo el contraste entre Bill Gates y sus colegas informáticos más jóvenes y más billonarios que él. Lejos de las estridencias de Elon Musk o Marc Zuckerberg, el creador de Windows cultiva un estilo modesto, a la usanza de los millonarios de la vieja escuela, que daban por sentado que cuando uno tiene tanto dinero lo menos que quiere hacer es llamar la atención.
Por supuesto, se ha mantenido al margen de los últimos desarrollos políticos, y no se lo verá poniendo millones de dólares para conseguir un lugar de privilegio en una cena con Donald Trump, ni modificando sus políticas empresarias para complacer al presidente, ni mucho menos, apareciendo en escenarios, sobre excitado, haciendo el saludo nazi.
Esta novedad -no ya para el mundo de la computación, sino también para el de la física- coloca a Gates y la empresa que fundó en un lugar "cool" que había perdido hace tiempo. Y aunque en este momento el fundador ya no participa del día a día de su compañía, no es menos cierto que fue él quien inició este proyecto de investigación, a comienzos de este milenio, en lo que constituye el desarrollo tecnológico más largo de toda la historia de Microsoft.
Resulta difícil imaginarse cómo será ese objeto, que no es ni sólido, ni líquido, ni gaseoso. Aparentemente, cuando se lo lleva a temperaturas bajísimas, se comporta de modos inusuales, como si una partícula fuera en realidad dos a la vez. Algo así como un senador argentino, pero bastante más productivo.
PETRONIO
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