Lunes 25 de agosto 2025

Tsunami

Redacción 25/08/2025 - 00.13.hs

Nadie sabe exactamente qué provocan los tsunamis en la naturaleza. La última alerta que recorrió el Océano Pacífico a fines de julio se disparó por un terremoto en Kamchatka. Fue de 8,8 grados en la escala de Richter, uno de los más fuertes desde que existen registros. Por suerte el sismo no se tradujo en olas gigantes en las costas.

 

Los tsunamis políticos tienen algunos puntos de contacto con los que ocurren en la naturaleza. Los audios en los que el extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad Diego Spagnuolo describe una supuesta trama de corrupción en la que estaría involucrada Karina Milei son similares al terremoto de Kamchatka. La incógnita es si la onda expansiva traerá una catástrofe todavía mayor.

 

La revelación hizo proliferar las teorías conspirativas. Que es un vuelto de Santiago Caputo contra Martín y Lule Menem por haber dejado a las Fuerzas del Cielo afuera de las listas. Que es Mauricio Macri cobrándose la humillación que sufrió al ser obligado a la rendición incondicional en su alianza con La Libertad Avanza. Que son sectores del empresariado. Que Victoria Villarruel es parte de la conspiración para llegar a la presidencia tras la renuncia de Javier Milei.

 

La verdad en esta intriga de espionaje la saben Spagnuolo, Caputo, Karina y Milei. El tiempo dejará las cosas a la vista. Uno de sus efectos políticos es que dejó al desnudo el nivel de aislamiento que construyó el presidente a su alrededor. Su vice es un enemigo. El socio que lo ayudó a llegar a la presidencia es un enemigo. En su propia fuerza, que es muy pequeña, proliferan los “traidores” que se van y crean bloques propios.

 

Está claro que el intento de replicar el verticalismo peronista fue mal aprendido. Le faltó una de las frases claves de Perón en sus múltiples lecciones de conducción política: “Conducir no es mandar. Eso lo hace cualquiera. Conducir es persuadir”.

 

¿Acaso Milei intenta alguna vez persuadir? Su discurso es violento con cualquiera que ose contradecirlo y no diferencia la utilidad de las peleas que abre. Un presidente tratando de ganarle un duelo judicial por un tuit a un niño de 12 años que sufre autismo es una mezcla bizarra entre crueldad y estupidez. Milei pierde en esa disputa, aunque la gane.

 

El enigma sigue siendo qué pasa en la sociedad. Argentina tiene una vieja tradición igualitaria. ¿Se volvió un país donde a nadie le importa lo que le ocurre al otro? ¿Es ahora un pueblo habitado por cientos de miles de sádicos que disfrutan del sufrimiento ajeno?

 

Milei preserva todavía un apoyo importante por haber bajado la inflación. Es un tema del que el peronismo no habló durante al menos la última década. Y las veces que lo abordó la explicación era que formaba parte de la puja distributiva, con lo que terminaba diciendo que había que aceptarlo. Con una inflación de 25% anual ese discurso podía tolerarse. Cuando el índice se duplicó y se volvió el principal problema para la mayoría de la población hacía falta una propuesta más concreta para resolverlo. Milei la hizo con su famosa dolarización, que nunca aplicó.

 

El genio del fracaso Federico Sturzenegger le llevó a Milei un plan extremista que en una democracia sólo pueden impulsar los presidentes que triunfan con el 60% en primera vuelta. Lo hizo por izquierda Hugo Chávez en Venezuela y por derecha Nayib Bukele en El Salvador. Milei es un presidente débil y ahora se nota.

 

Los tsunamis ocurren en política. No siempre son una denuncia de corrupción. Cristina tuvo, por ejemplo, la Resolución 125.

 

Las olas gigantes ponen a prueba la infraestructura política que construyó un presidente para resistir y su capacidad de surfear hasta que amaine. ¿Acaso Milei tiene alguna de estas virtudes? Su infraestructura es débil. Todos los que lo ayudaron, incluidos varios gobernadores, guardan cuentas pendientes que se quieren cobrar. Y su cintura –política por supuesto– tiende a romper lo que lo rodea. Hasta ahora se jactaba de acelerar en las curvas. En este momento va manejando en una muy peligrosa. (por Demián Verduga, en tiempoar.com.ar)

 

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