Karateca de día, cantante de noche
Redacción 12/10/2011 - 03.43.hs
Federico Hussein combina dos pasiones completamente diferentes: es uno de los mejores karatecas del país y también se destaca como músico. "Es un complemento ideal para mantener el equilibrio", aseguró.
"Para mí es una forma de vida, sin el karate no sabría qué hacer", dice Federico, vestido con su impecable karategui blanco, la indumentaria oficial que se compone de pantalón, chaqueta y, en su caso, el cinturón negro de Tercer Dan. En el gimnasio donde entrena y da clases junto a sus padres, resaltan las fotos y trofeos conseguidos desde los 4 años, edad en la que el arte marcial lo atrapó para siempre.
Federico Hussein tiene 24 años y es integrante del seleccionado argentino de karate. En agosto pasado participó del Mundial de Tailandia, una experiencia que le ratificó, por si hacía falta, que su elección siempre fue acertada.
"Fue algo increíble lo que viví en el Mundial. Se hizo en la ciudad de Pataya, un lugar muy distinto a lo que estamos acostumbrados. Pero más allá de eso, el hecho de medirme con los mejores, haber llegado con la selección, donde solo unos pocos están, y darme cuenta de que no estoy tan lejos de los monstruos fue cumplir un sueño. La motivación ideal para seguir adelante", se entusiasma.
El karate, sin duda, es su prioridad. Sin embargo, Federico tiene otra actividad a la que le dedica todo el tiempo libre que le deja esta disciplina: toca la guitarra y canta. Desde los 13 años construyó una carrera que incluye un CD, otro en camino, actuaciones importantes y presentaciones en canales de música de Buenos Aires.
"A los 12 años empecé con la guitarra. Siempre me gustó cantar, así que mi mamá me llevó a una profesora. En un principio hacía folklore, pero luego agregué latino, melódico, un poco de todo. A los 14 ya empecé a tocar en escuelas, peñas, boliches y en 2007 canté en el Canal de la Música, de Crónica TV, donde presenté el disco gracias a una invitación de Francisco Cuesta, de los Musiqueros Entrerrianos. En los últimos tiempos también canté en el Teatro Español y en el Casino", enumera.
El trabajo discográfico de Federico se llama "Un vuelo de amor y sueños...". Allí hace sus propias versiones de temas de cantautores conocidos, pero para su segundo trabajo tiene listas algunas composiciones de su autoría.
"Cuando no estoy haciendo karate, estoy con la guitarra. Para mí la música es una compañía permanente, aunque la dejo de lado cuando tengo un entrenamiento porque mi prioridad es prepararme para ir a los campeonatos", advierte.
¿Es difícil complementar una cosa con la otra? Porque son muy distintas.
"Sí, es así, pero en mi caso la música es como un cable a tierra; poder hacer otra cosa completamente distinta pero que igual me encanta. Porque por un lado descargás la energía, la agresividad y la adrenalina del deporte, y por el otro te relajás, te transportás. Para mí es el complemento ideal para mantenerme en equilibrio".
Federico llegó la semana pasada desde Formosa, donde compitió en el Campeonato Argentino y logró subir al podio en el tercer lugar en Kata (combate imaginario, el combate directo se llama Kumite). Rolando, su padre, es Instructor General de la provincia, e Isabel, su madre, Presidenta de la Federación Pampeana. Lo que se dice, una cuestión bien de familia.
Pero más allá de resultados, el karate tiene enseñanzas muy profundas.
"Es un arte marcial completo en todo sentido, física y mentalmente, porque te enseña a solucionar tus problemas, te da herramientas para sobreponerte a los obstáculos y a no dejarte vencer en la vida. Yo he tenido algunos problemas de salud, también lesiones importantes, pero la fuerza interior, la fuerza de voluntad; me llevaron a salir adelante", afirmó.
Existe una idea de que el karate es un deporte violento ¿Es así o es más bien un prejuicio por desconocimiento?
"Totalmente, hay mucho prejuicio, mucha gente que dice: karate igual violencia. Y es todo lo contrario. Lo primero que se enseña es disciplina, respeto y a no pelear. Nos pasa en el gimnasio que se lo inculcamos tanto a los chicos que después algunos padres se quejan porque en la escuela los provocan y los hijos no quieren pelear".
Para dar más contundencia a su afirmación, Federico desglosa los cinco principios del Dojo Kun que se aplican al karate: Intentar perfeccionar el carácter. Ser correcto, leal y puntual. Tratar de superarse. Respetar a los demás. Abstenerse de procederes violentos.
Los saltos y patadas voladoras impresionan, pero es tal la concentración y la armonía de movimientos que no es difícil imaginar a Federico relajado, tirado en un sillón con su guitarra y una buena canción en sus labios.
"Mi aspiración máxima ahora es llegar al podio en el Mundial 2014 de París, pero mi idea también es, en algún momento, ponerme las pilas de lleno con la música. Está claro que el karate es mi pasión, pero a la música no la voy a dejar. Mientras pueda hacer las dos cosas lo voy a hacer", dice Federico, karateca de día y cantante de noche.
"Para mí es una forma de vida, sin el karate no sabría qué hacer", dice Federico, vestido con su impecable karategui blanco, la indumentaria oficial que se compone de pantalón, chaqueta y, en su caso, el cinturón negro de Tercer Dan. En el gimnasio donde entrena y da clases junto a sus padres, resaltan las fotos y trofeos conseguidos desde los 4 años, edad en la que el arte marcial lo atrapó para siempre.
Federico Hussein tiene 24 años y es integrante del seleccionado argentino de karate. En agosto pasado participó del Mundial de Tailandia, una experiencia que le ratificó, por si hacía falta, que su elección siempre fue acertada.
"Fue algo increíble lo que viví en el Mundial. Se hizo en la ciudad de Pataya, un lugar muy distinto a lo que estamos acostumbrados. Pero más allá de eso, el hecho de medirme con los mejores, haber llegado con la selección, donde solo unos pocos están, y darme cuenta de que no estoy tan lejos de los monstruos fue cumplir un sueño. La motivación ideal para seguir adelante", se entusiasma.
El karate, sin duda, es su prioridad. Sin embargo, Federico tiene otra actividad a la que le dedica todo el tiempo libre que le deja esta disciplina: toca la guitarra y canta. Desde los 13 años construyó una carrera que incluye un CD, otro en camino, actuaciones importantes y presentaciones en canales de música de Buenos Aires.
"A los 12 años empecé con la guitarra. Siempre me gustó cantar, así que mi mamá me llevó a una profesora. En un principio hacía folklore, pero luego agregué latino, melódico, un poco de todo. A los 14 ya empecé a tocar en escuelas, peñas, boliches y en 2007 canté en el Canal de la Música, de Crónica TV, donde presenté el disco gracias a una invitación de Francisco Cuesta, de los Musiqueros Entrerrianos. En los últimos tiempos también canté en el Teatro Español y en el Casino", enumera.
El trabajo discográfico de Federico se llama "Un vuelo de amor y sueños...". Allí hace sus propias versiones de temas de cantautores conocidos, pero para su segundo trabajo tiene listas algunas composiciones de su autoría.
"Cuando no estoy haciendo karate, estoy con la guitarra. Para mí la música es una compañía permanente, aunque la dejo de lado cuando tengo un entrenamiento porque mi prioridad es prepararme para ir a los campeonatos", advierte.
¿Es difícil complementar una cosa con la otra? Porque son muy distintas.
"Sí, es así, pero en mi caso la música es como un cable a tierra; poder hacer otra cosa completamente distinta pero que igual me encanta. Porque por un lado descargás la energía, la agresividad y la adrenalina del deporte, y por el otro te relajás, te transportás. Para mí es el complemento ideal para mantenerme en equilibrio".
Federico llegó la semana pasada desde Formosa, donde compitió en el Campeonato Argentino y logró subir al podio en el tercer lugar en Kata (combate imaginario, el combate directo se llama Kumite). Rolando, su padre, es Instructor General de la provincia, e Isabel, su madre, Presidenta de la Federación Pampeana. Lo que se dice, una cuestión bien de familia.
Pero más allá de resultados, el karate tiene enseñanzas muy profundas.
"Es un arte marcial completo en todo sentido, física y mentalmente, porque te enseña a solucionar tus problemas, te da herramientas para sobreponerte a los obstáculos y a no dejarte vencer en la vida. Yo he tenido algunos problemas de salud, también lesiones importantes, pero la fuerza interior, la fuerza de voluntad; me llevaron a salir adelante", afirmó.
Existe una idea de que el karate es un deporte violento ¿Es así o es más bien un prejuicio por desconocimiento?
"Totalmente, hay mucho prejuicio, mucha gente que dice: karate igual violencia. Y es todo lo contrario. Lo primero que se enseña es disciplina, respeto y a no pelear. Nos pasa en el gimnasio que se lo inculcamos tanto a los chicos que después algunos padres se quejan porque en la escuela los provocan y los hijos no quieren pelear".
Para dar más contundencia a su afirmación, Federico desglosa los cinco principios del Dojo Kun que se aplican al karate: Intentar perfeccionar el carácter. Ser correcto, leal y puntual. Tratar de superarse. Respetar a los demás. Abstenerse de procederes violentos.
Los saltos y patadas voladoras impresionan, pero es tal la concentración y la armonía de movimientos que no es difícil imaginar a Federico relajado, tirado en un sillón con su guitarra y una buena canción en sus labios.
"Mi aspiración máxima ahora es llegar al podio en el Mundial 2014 de París, pero mi idea también es, en algún momento, ponerme las pilas de lleno con la música. Está claro que el karate es mi pasión, pero a la música no la voy a dejar. Mientras pueda hacer las dos cosas lo voy a hacer", dice Federico, karateca de día y cantante de noche.
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