Belén, ejemplo de lucha
El caso de Belén, la joven tucumana condenada a prisión luego de sufrir un aborto espontáneo, inspiró primero la edición de un libro, y luego la película “Belén”, elegida para representar a nuestro país en los Premios Oscar.
Tomás Villarreal D’Atri *
En 2014, una joven de 25 años ingresa al Hospital Avellaneda de Tucumán por unos dolores abdominales, acto seguido tiene un aborto espontáneo y termina presa, privada de su libertad por dos años hasta que, en 2016, la condenan por “homicidio agravado” a ocho años de cárcel. Todo esto sin ningún tipo de evidencia sostenible, irregularidades en todo el proceso y con una floja defensa legal. Tras este surreal y absurdo dictamen, el caso empieza a tomar relevancia pública y la historia cambia de curso cuando la tucumana Soledad Deza asume como nueva abogada de Belén. Con un masivo apoyo del movimiento feminista de las distintas provincias de Argentina, el caso Belén comienza a escalar por los medios, en las calles, y se sumaba a la lucha por la legalización del aborto. La abogada Deza, con el fundamental apoyo social y mucho trabajo junto a su equipo, logran conseguir una nueva audiencia con la Justicia en 2017. Bastó con mostrar todas las incongruencias y negligencias que se habían cometido en la investigación, que se encontraban en el expediente del caso, para que la Justicia aceptara los errores cometidos y que finalmente absuelvan a Belén. A la joven tucumana la privaron tres años de su libertad por el mero hecho de haber ido al hospital por un simple dolor de panza, sin siquiera sospechar que podía estar embarazada.
Dolores a cargo.
Esto suena como un gran argumento para una película de ficción, pero lamentablemente no lo es, es un caso que fue bisagra en nuestro país y que refleja las injusticias a las que son sometidas muchísimas mujeres por su género y por ser pobres. Esta historia inspiró el libro “Somos Belén” (2019) de Ana Correa y la película, recientemente estrenada en cines, “Belén” dirigida por Dolores Fonzi.
Pareciera que fue obra del destino que Dolores se haga cargo de contar esta historia. En el 2016, la actriz gana un Premio Platino y en su discurso pide justicia por Belén, quien acababa de ser injustamente condenada. Ella fue una de las primeras en utilizar su influencia para dar a conocer el caso, y esto llamó la atención de Leticia Cristi, productora de la posterior película. Dos años después, se publica el libro de Ana Correa, la productora compra los derechos de esta obra y le presentan la idea a Fonzi para que interprete a la abogada Soledad Deza. El problema era quien iba a escribir y dirigir la película, lo que la mantuvo en stand-by algunos años. Pero en 2023 Dolores estrena Blondi, su ópera prima como directora y guionista, que tras el buen recibimiento le da confianza a la productora para ofrecerle a ella que se encargue de todo en Belén; las condiciones ya estaban dadas y nada podía salir mal.
Un gran trabajo.
Belén no solo se vuelve importante por el tema que trata y lo que significó el caso en nuestro país, también es una excelente película en un sentido amplio.
Dolores Fonzi ya había demostrado que posee grandes dotes para la dirección en su primer trabajo, pero es en su segundo film donde pone todas las cartas sobre la mesa. Ella nos brinda una conmovedora historia, con un casting excelente, brillantes planos y escenas -sin intención de “spoilear”, toda la escena de apertura que simula ser un plano secuencia con el ingreso de Belén al hospital es una maravilla cinematográfica y emocionalmente desgarradora-, con una fotografía notoria y la banda sonora a cargo de la artista Marilina Bertoldi.
Gran parte del equipo de producción fue el mismo que en Blondi. Para la escritura de ambos guiones, Fonzi contó con la ayuda de Laura Paredes, quien además actúa en Belén como mano derecha de Soledad Beza, dupla que posee una química absoluta. Sobre el elenco realmente están todos muy bien, destacan la actuaciones de Julieta Cardinali, Sergio Prina, César Troncoso, el legendario Luis Machín, entre otros. Pero sin duda, un gran acierto fue darle el protagónico a la actriz tucumana Camila Pláate, quien realiza un trabajo verdaderamente deslumbrante. Su labor ya está siendo reconocido en el mundo, hace muy poco ganó el premio a la mejor interpretación de reparto en el Festival de San Sebastián (Lali le entregó la estatuilla). Es importante que Belén haya sido interpretada por una actriz de la misma provincia que la Belén real, parte del resto del elenco también lo componen actrices y actores de Tucumán y de provincias aledañas.
La directora logra un tono en su película que no se siente un mero documental, ni recae sobre una solemnidad total, sino que fluye de forma orgánica y se muestra dramática cuando tiene que serlo, y con momentos más alegres y de comedia en otros, sin perder nunca el eje central. No trata a los espectadores como alumnos que deben ser educados, la misma Fonzi dijo que no buscaba “bajar línea”, sino que muestra los hechos que ocurrieron de forma bastante fiel, y a cada personaje con sus propios matices. No recae en los clásicos estereotipos que solemos ver en ficciones como por ejemplo los del mundo carcelario. No nos muestran la cárcel como solemos estar acostumbrados, en la que reina una violencia y caos absoluto, sino que por el contrario, Belén tiene un muy buen trato con el resto de las presas e incluso hay una guardia cárcel con la que entabla una buena relación. Ella prefiere mostrar la prisión más bien como algo estático, sin vida ni colores, a diferencia de lo que ocurría afuera con el movimiento de mujeres que exigían su liberación, en la que presenciamos mucho compañerismo, solidaridad, pañuelos verdes.
Dicho todo esto, reafirmo la idea de que el destino puso esta historia en las manos de Dolores Fonzi, y creo que ha realizado un más que digno trabajo. El respeto al caso real es total, y no solo lo podemos afirmar por todo el recorrido que tuvo hasta llegar a concretarse, sino que la propia actriz contó que tuvo contacto directo todo el tiempo con Soledad Deza para la construcción del personaje y asesoramiento, e incluso llegó a conocer a la verdadera Belén (quien por decisión propia mantiene su identidad anónima). Ella tuvo acceso a ver la película antes que la mayoría y se mostró muy emocionada por el resultado. No es casual que Belén haya sido la película escogida para representar a la Argentina en los Premios Óscar del próximo año, y Fonzi ya está en plena campaña para que el mundo conozca esta historia, haciéndose presente en distintos festivales de cine y eventos para lograr el reconocimiento que merece.
La lucha continúa.
Creo que hay una narrativa presente en la que la legalización del aborto en Argentina fue una especie de broche final al proceso de lucha del movimiento feminista que, con un incansable esfuerzo, logró que las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos y que la ley prohíba que se sigan cometiendo tantas injusticias, sobre todo hacia los sectores más vulnerables. Lamentablemente, el actual gobierno nacional llegó al poder con una clara tendencia a signar como uno de sus enemigos al feminismo y a toda ideología de género. Los ataques son constantes, se han desintegrado programas de ayuda a víctimas de violencia de género, diputados que hablan de deslegalizar la ley de aborto; y los femicidios en nuestro país que siguen siendo una triste constante, acrecentados por los discursos de odio que proliferan desde la cúspide del poder político.
Por esto creo que el estreno de Belén en estos tiempos no es casual, y se redobla su importancia ya que nos recuerda que la lucha está lejos de estar terminada, los lazos de unión y solidaridad no deben cortarse ya que el mal está al acecho. Esta película es un homenaje a estos movimientos sociales que lograron evitar una injusticia atroz, pero como este caso sigue habiendo muchos, y la invitación está abierta a que la esperanza no decaiga.
"Belén" puede verse en el cine Milenium de Santa Rosa este martes 14 de octubre a las 22.15 horas.
* Profesor de Historia. Colaborador.
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