Lunes 23 de junio 2025

Escritos bajo fuego

Redaccion Avances 03/04/2022 - 09.00.hs

Un recorrido sobre la producción literaria y musical en torno de la Guerra de Malvinas. Desde los autores nacionales, los testimonios de ex combatientes, hasta los publicados en La Pampa. Una experiencia trágica entre ficción y memoria.

 

Sergio De Matteo *

 

Pensar la relación de la literatura y la música con los hechos ocurridos en abril de 1982 nos lleva a revisar la producción que hubo en estas últimas décadas. Podríamos resaltar dos experiencias totalmente distintas pero que hacen pie en la temática de la guerra, y, sobre todo, en la realidad (a posteriori), de lo que implicó, en ese conflicto bélico, el destino de miles de vidas humanas. En consecuencia, a grandes rasgos, es posible explicitar dos versiones o visiones en las formas de testimoniar: los que escribieron sobre la conflagración sin haber participado y los que lo hicieron a partir de su protagonismo en Malvinas.

 

Experiencia malvinense.

 

Estas experiencias fueron simbolizadas por escritores como Rodolfo Fogwill, que publica la novela Los Pichiciegos. Visiones de una batalla subterránea (Ediciones De la Flor, 1983), ambientada en la guerra de las Malvinas y escrita entre el 11 y 17 de junio de 1982 –esta obra ha sido adaptada al teatro y en 2012 inspiró dos puestas en escena, una dirigida por Mariana Mazover, y la otra, por Diego Quiroz–; Jorge Luis Borges, con su poema “Juan López y John Ward” (Los conjurados, Alianza, 1985); Alfredo Veiravé, con su texto “Antipanfleto arrojado por los Harriers sobre las Islas Malvinas” (Radar en la tormenta, Sudamericana, 1985); y la novela de Osvaldo Soriano, A sus plantas rendido un león (Seix Barral, 1986), cuya sinopsis nos dice: “Comienza la Guerra de Malvinas (1982) y, en Bongwutsi, un remoto país del Africa, un olvidado cónsul argentino libra su propia batalla contra Inglaterra”.

 

Una década más tarde emerge una nueva bibliografía, como el documento histórico de Graciela Speranza y Fernando Cittadini titulado Partes de guerra. Malvinas 1982 (Edhasa, 1997); Carlos Gamerro edita la novela Las islas (Simurg, 1998) –llevada al teatro por Alejandro Tantanián en 2011–; Vicente Zito Lema, en Delirium teatro (De la campana, 1999) recoge su experiencia de trabajo con un veterano de guerra de internado en el Hospital Neurosiquiátrico José T. Borda; Raúl Vieytes da a conocer su thriller malvinero Kelper (Clarín/Aguilar, 1999); Martín Kohan, con Dos veces junio (Sudamericana, 2002), e insistirá con la temática en Ciencias morales (Anagrama, 2007) que, además obtiene el 25º Premio Herralde de Novela 2007. También del mismo año es Una puta mierda (El cuenco de plata, 2007), de Patricio Pron; al igual que el relato de no ficción de Roberto Herrscher, Los viajes del Penelope. La historia del barco mas viejo de la guerra de Malvinas (Tusquets, 2007), donde se registran las peripecias de una pequeña goleta de 16 metros de largo, construida en Alemania en 1927, y las formas en que sus tres historias se imbrican con la historia personal y familiar del autor. Sebastián Basualdo, Cuando te vi caer (Bajo la Luna, 2009); Mario Sampaolesi y su libro de poemas Malvinas (Ediciones del Dock, 2010); Guillermo Orsi publica la novela Segunda vida (Norma, 2011); Juan Guinot su obra 2022. La guerra del gallo (Talentura Libros, 2011); entre los títulos más relevantes. Habría que destacar el documental La forma exacta de las islas (2012), dirigido por Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, basado en las novelas de Fogwill y Gamerro.

 

Aunque como antecedente a estas propuestas, y antes de que sucediera la guerra de Malvinas, Marcos Victoria daba a conocer Buenos Aires City (Losada, 1968), una novela ucrónica (histórica alternativa) sobre la disputa entre ingleses y argentinos.

 

A 30 años.

 

Marcelo Birmajer (“La penitencia”), Liliana Bodoc (“El puente de arena”), Pablo De Santis (“Clase 63”), Juan Forn (“Memorándum Almazán”, publicado originalmente en Nadar de noche –Planeta, 1991–), Inés Garland (“Las otras islas”), Pablo Ramos (“El alimento del futuro”), Eduardo Sacheri (“Me van a tener que disculpar”), Patricia Suárez (“La Guerra de las Malvinas”) y Esteban Valentino (“No dejes que una bomba dañe el clavel de la bandeja”) integran la antología Las otras islas, que fue editada por Alfaguara en 2012. Patricia Ratto en Trasfondo (Adriana Hidalgo, 2012) ficcionaliza su investigación sobre la participación en la guerra del submarino ARA San Luis; Fabiana Daversa en la novela La balsa de Malvina (Suma de letras, 2012) le da voz a la hija de uno de esos conscriptos, al que la sociedad dio la espalda; Silvia Plager y Elsa Fraga Vidal son autoras de la obra Malvinas, la ilusión y la pérdida (Sudamericana, 2012), una novela sobre la historia de amor entre María Sáez y Luis Vernet, últimos gobernadores argentinos en las islas, y por último se cita, entre muchos textos y escritores posibles, la novela de Federico Lorenz, Montoneros o la ballena blanca (Tusquets, 2012). En esta fecha también aparece el trabajo de Julieta Vitullo, Islas imaginadas: la guerra de Malvinas en la literatura y el cine argentinos (Corregidor, 2012), donde “traza recorridos de lectura en torno a esos artefactos culturales, construyendo líneas de problematización a partir de las cuales la guerra se torna ficción cultural e imaginación de lo social”.

 

Siempre presente.

 

Es un tema que precipita y vuelve con escrituras literarias y poética desde diferentes perspectivas, sin contar los numerosos trabajos de investigación histórica o periodística. Por ejemplo, Pipino el pingüino, el monstruo y las Islas Malvinas (Edición independiente, 2013), de Claudio Javier Garbolino, con ilustraciones de Antonella Garbolino Mejía, es uno de los primeros libros destinado al público infantil. En esa línea se suman Cómo yo gané la guerra (Eduvim, 2017), de Pepe Anganoa e ilustrado por Javier Solar, así como El niño zorro y el niño cormorán (Eduvim, 2019), de Octavio Pintos e ilustrado por Inés Fraschina. También pueden citarse en esta etapa hacia el 40º aniversario de la guerra de Malvinas los libros de Carlos Godoy, La construcción (Momofuku, 2014); María Laura Riba, Un sapucay en la nieve (Cospel ediciones, 2016); Juan Terranova, Puerto Belgrano (Random House, 2017); Sergio Olguín, autor de 1982 (Alfaguara, 2017), que afirma “que hay un relato generacional de Malvinas”; Soledad Pereyra, Desmesura (Ediciones B, 2017).

 

Otro libro colectivo es Malvinas. El sur, el mar el frío (Eduvim y Editorial Universidad de Río Negro, 2016), que contiene nueve historietas donde la palabra se une a la imagen para relatar distintas instancias de la guerra y donde participan diez autores de distintas partes del país, entre ellos, Alejandro Aguado, Fernando Calvi, Oscar Capristo y Rodrigo Luján, además de adjuntar el trabajo de María A. Semilla Durán: Relatos de Malvinas. Paradojas en la representación e imaginario nacional.

 

Más recientemente se han publicado dos textos importantes, tanto La guerra invisible. El último secreto de Malvinas (Sudamericana, 2020), de Marcelo Larraquy; como La otra guerra, una historia del cementerio argentino en las Islas Malvinas (Anagrama, 2021), de Leila Guerriero, que reúne entrevistas e investigaciones sobre el documento inglés que desencadenó la identificación de los cuerpos de soldados argentinos que permanecían como NN en Darwin.

 

En carne propia.

 

También hay obras que no sólo implican la creatividad ficcional, sino que además los autores fueron protagonistas de esa trágica experiencia, por lo tanto hay publicaciones de ex combatientes –hoy veteranos de guerra, que a su vez son poetas o músicos– como Gustavo Caso Rosendi y Martín Raninqueo. Caso Rosendi es autor del libro Soldados (2009) y Raninqueo, además de ser creador de canciones como “Pañuelos” (dedicado a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo), es autor del texto Haikus de guerra (2010). En ese sentido hay que destacar el artículo “Poesía y guerra”, de Juan Bautista Duizeide, en la revista Sudestada (Nº 107, abril de 2012), donde analiza estas circunstancias, entrecruzando la historia, la política y los libros escritos al respecto, desde partícipes directos o desde voces como la de Borges, Veiravé o Sampaolesi.

 

Testimonios pampeanos.

 

En La Pampa encontramos varias producciones literarias que abordan el tema de las Islas Malvinas y en diversos géneros. Por ejemplo, el libro Balsa 44, de Carlos Alberto Waispek, donde el autor relata su experiencia como sobreviviente del crucero A.R.A. General Belgrano (Editorial Vinciguerra, 1994). La escritora Diana Irene Blanco en Pródiga (Edición de Autor, 1993) ha publicado los poemas “A Malvina – Soledad” y “Elegía de los nombres fugitivos”; y en Cuentos para la hora gris (Fondo Editorial Pampeano, 1998) incluye la narración “La espera”. Matías Sapegno y Norberto Asquini incorporan en una llamada del libro Biografías pampeanas. 164 historias (Edición de Autor, 2002) a los cuatro combatientes –Alberto Edgardo Amesgaray, Hugo Ramón Gatica, Daniel Enrique Lagos y Jorge Delfino Pardou– que perecieron en el hundimiento del crucero Gral. Belgrano. En la antología Escritores de La Pampa un fragmento del cuento “Breve historia de los Menza”, de Mario Gustavo Fiorucci, alude a la guerra de Malvinas (Certamen Literario “Vivir en Democracia con Justicia Social”, Subsecretaría de Cultura de La Pampa, 2009). Luis Dal Bianco es autor del texto Trilogía de Malvinas: Tierra. Agua. Aire (Edición de Autor, 2012), donde se articulan poemas y cuentos.

 

Marcha de las Malvinas.

 

Durante la presidencia de Roberto M. Ortiz se crea la Junta de Recuperación de las Malvinas con el objetivo de difundir el tema en la población. Entre diversas actividades se organiza un concurso poético-musical, resultando ganadora la obra “Marcha de las Malvinas”, de José Tieri y Carlos Obligado. Compuesta en 1940 la “marcha” recién cobra una intensa difusión en 1982, en los albores de la guerra y a modo de reivindicación de soberanía sobre las Islas Malvinas. Desde entonces se han compuesto un sinnúmero de canciones que sobrepasan la intención de la nota en realizar su listado. Pero se debe destacar el proyecto encarado por el Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús y de los Familiares de Caídos en Malvinas, junto a Jorge Padin –director de la Discográfica del Sur de UNLA–, para la edición del trabajo discográfico “Cancionero Malvinas”; y que contó con la producción artística de Emilio del Guercio y los arreglos de Eduardo “Edu” Zvetelman.

 

Cansado de morir.

 

Nuestra provincia ha dado en el talento del músico y compositor Jesús Dahir una de las canciones más hermosas pero más dolorosas del conflicto bélico con Gran Bretaña: “Cansado de morir”. Es su primera obra musical grabada, siendo editada en formato de casete con el auspicio del Gobierno de La Pampa en 1989. Una nueva versión se incluye en el disco Excalibur (2003), con el título “Cansado de morir (siempre de la misma manera)”. Señala Luis Roldán en su blog Síntesis: “está basada en los sentimientos que le produjo la trágica Guerra de Malvinas del año 1982, en la que murieron varios pampeanos”. Esta canción fue utilizada en 1986 como estandarte en el Encuentro de Jóvenes Americanos en Lyon (Francia).

 

El dolor de la guerra.

 

Esta historia, por cierto trágica, dejó el triste saldo de 649 soldados muertos (la mayoría de ellos conscriptos de 18 y 19 años), además de los que se suicidaron después de la guerra y las condiciones casi marginales en la que vivieron la mayoría de los veteranos hasta ahora. La guerra también involucró al mismo pueblo argentino, que dio en un principio su apoyo frente al enaltecimiento de una causa nacional como la defensa de la soberanía, y luego la espalda ante la derrota. Pero quizás lo más importante sea que este avatar dio por tierra con el intento de la dictadura militar de perpetuarse con esa acción “patriótica” en el poder. Sin embargo nos advierte el periodista y ex combatiente Edgardo Esteban que “Lo que no nos puede pasar como argentinos es olvidar. Una sociedad jamás será justa si no tiene memoria, y esa es una batalla que exige una tarea cotidiana”.

 

* Colaborador

 

Nota:

 

- Una primera versión del artículo “Escritos bajo fuego” fue publicado en el suplemento “Caldenia” el domingo 14 de abril de 2013. Esta nueva versión tiene correcciones de estilo y recoge nuevas publicaciones respecto del tema.

 

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