Miércoles 24 de abril 2024

Navegar el río Colorado

Redaccion Avances 08/05/2022 - 12.00.hs

En este artículo la autora detalla la aventura de navegar el río Colorado, el Colí Leuvú. El respeto al agua, a su cauce y a cada rastro ancestral que habita en él. 

 

Gladys Pelizzari *

 

La naturaleza vive en las márgenes del Colí leuvú. La jornada se presentaba con un cielo nublado, temperatura agradable y sin viento, lo que nos indicaba que la actividad podía desarrollarse satisfactoriamente.

 

Cuando llegamos a la costa del río, ya nos estaban esperando nuestros guías: Darío Segundo y Claudio Ruiz de Lululén (agua que corre), que organizan ecoturismo aventura, navegando por el río Colorado con educación ambiental.

 

Luego nos trasladamos río arriba, buscando el sitio adecuado para iniciar la flotada. El lugar se destacaba por su belleza, el río en un cauce unificado, daba un recodo y se recostaba sobre la barda rionegrina, mostrando los distintos estratos que ha descubierto en su actividad erosiva. El Colí leuvú con su color rojo-terroso hacía honor a su nombre mapuche. Previo a la partida, los responsables de Lululén se dedicaron a organizar el equipo, para asegurar la excursión.

 

Permiso.

 

Nos acercamos al río para cumplir con un ritual. Con las manos tocamos el agua y le pedimos a los espíritus del río, permiso para navegarlo, lo que nos aseguraba su protección.

 

Darío daba las instrucciones a quienes participábamos de la flotada: tiempo de duración, la posición que cada uno iba a ocupar dentro de la embarcación y los métodos a utilizar de acuerdo a cada situación que íbamos a compartir en el río. Se sumaron los elementos de seguridad: chalecos, sogas de rescate, cascos, etc.

 

Con todos los requerimientos de seguridad, partimos. Inmediatamente el entusiasmo y la emoción nos acompañaron. El Colorado se presentaba con una suave correntada que nos aseguraba, un movimiento tranquilo de la balsa. El paisaje costero se manifestaba en todo su esplendor, la flora con predominio de cortadera, jarilla, sauces, tamariscos. Además garzas blancas y moras, patos, loros acompañaban nuestro paso.

 

En algunos lugares, el río tenía escasa profundidad, seguramente consecuencia del bajo caudal que llevaba en ese momento: 20 m3/seg.

 

El Capitán Darío daba a Claudio las órdenes de avanzar y cada uno llevaba un remo. Las órdenes permitían que todos los embarcados pudieran llevar la coordinación de los movimientos y así avanzar o salir de los lugares complicados, como por ejemplo cuando nos acercábamos hacia la barda. Con maestría, Darío y Claudio direccionaban la balsa, para elegir el mejor curso hacia la corriente. El río se une al paisaje, a la barda, la vegetación, las aves y a las personas que disfrutábamos al navegarlo. La experiencia nos permite otra mirada y con ello afianzar nuestro sentido de pertenencia.

 

Recuerdos.

 

Navegar el “Padre Colorado” como lo llamó Edgar Morisoli, hizo que surgieran recuerdos compartidos. Aquellos años del 25 de Mayo pionero, cuando el río crecía y erosionaba las costas de las chacras, entonces los vecinos organizados en cuadrilla con Tránsito Cerda como Capataz, trataban de encauzarlo y “amansar la corriente”. La Comisión Técnica del Río Colorado tuvo que acudir a la sabiduría de los hermanos Roque y Amalio Valdez, que conocían el arte de armar los pie de gallo y malulos, cómo y dónde ubicarlos.

 

A comienzos de la década del 60 el Jefe de Zona Ing. Rodolfo Daniel Cabezón junto al Topógrafo Juan Natale Cometti, estudiaron el río, recorriéndolo en un bote de madera, desde la toma libre de El Sauzal hasta la Balsa. Allí surgió la idea de construir una defensa con carácter definitivo: el pedraplén. En la obra se desempeñó como Capataz de la cuadrilla José Cruces y la integraban sus hijos: René, Isaías, José del Carmen, Humberto, Adolfo, Aladín y Omar.

 

Identidad.

 

Navegar el río es una aventura para compartir y vivenciar. Es otra manera de valorarlo y escuchar sus sonidos. Es un escenario natural donde la fuerza del paisaje manda y se nos acerca. El río es un referente de la identidad, por eso es necesario identificarnos con él, llegar hasta sus costas, recorrerlo, conocer su historia y defender nuestros derechos sobre el caudal que nos pertenece.

 

* Colaboradora de 25 de Mayo 

 

 

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