"Fue un grande de verdad"
"El Mariscal" Roberto Perfumo, que así se conocía al ex jugador de Racing, Cruzeiro, River y la Selección Argentina, fue una verdadera gloria del fútbol nacional. Podría decirse, tranquilamente, que es un "prócer" del fútbol, de esos personajes que perduran por siempre en la memoria de los hinchas.
"El Pampa" es el ex jugador que muy jovencito debutó en la primera división del Racing Club de Avellaneda, que estuvo en la lista previa de César Luis Menotti antes del mundial '78, y que jugó en el Necaxa, en México.
Radicado hace muchos años en Santa Rosa, fue entrenador de diversos clubes lugareños, y se ha ganado un merecido respeto de la comunidad futbolera de la zona. "El Pampa" es, naturalmente, un referente para aquellos que sienten la pasión del fútbol, porque se codeó con los más grandes, pero que además tiene una forma de ser sencilla, alejada del ruido y de las luces, y que siempre tiene la palabra justa para orientar en lo que más conoce.
"Lo trataba de usted".
"Fui compañero de Roberto (Perfumo) y debuté en primera división con él como defensor frente a Los Andes, de visitante; y después en el siguiente partido, que nos tocó en el Cilindro de Avellaneda, me tocó compartir la habitación con Roberto en la concentración... Lo conocía, claro, porque yo vivía en la pensión del club, ubicada debajo de una de las tribunas, pero al principio lo trataba de usted. Porque él era un grande de verdad, una estrella", refiere Alberto.
Es que Roberto Perfumo integró el famoso "equipo de José", cuando Racing se consagró campeón del mundo de clubes (en 1968) frente al Celtic de Glasgow, pero además brilló con otras camisetas (fue campeón con River después de 18 años de sequía del club de Núñez), y particularmente con los colores argentinos, con los que disputó los mundiales de 1966 y 1974.
Sí, Roberto fue una gloria del fútbol, y "El Pampa" lo recuerda muy nítidamente, porque lo marcó con su sabiduría, con sus enseñanzas y sus experiencias.
"Leo por Perfumo".
"El primer día que me concentré en el Hotel Savoy con Perfumo, era época obviamente en que no había computadoras, celulares, ni televisión en las habitaciones, así que algunos jugadores se dedicaban a leer... '¿Vos qué leés pibe?', me preguntó... y la verdad nunca había agarrado un libro, sólo revistas, D'Artagnan, El Tony... Roberto tenía dos o tres libros en la mesa de luz y me dijo, el próximo partido te traés uno...".
Y claro, si lo decía un tipo como Perfumo era una orden: el sábado siguiente Alberto apareció con "El viejo y el mar", de Ernest Hemingway. "Fue la primera vez que leía uno, y de ahí nunca más dejé", completa Jorge.
Y a tal punto se hizo lector que, hace poco tiempo, publicó su libro que, obviamente, gira en torno a lo que más conoce: "Mi mundo a través del fútbol", tituló lo que es un compendio de historias, enseñanzas y anécdotas. Claro, Alberto lo publicó con ese estilo que es el suyo: en silencio, con humildad, sin darle demasiada trascendencia.
Roberto, el consejero.
"¿Cómo era Roberto como jugador? Formidable... fuerte y tiempista. Tenía carita de pibe bueno... pero te mataba", sonríe Alberto en el recuerdo. Y es verdad, porque "El Mariscal" se iba acercando al rival que llevaba la pelota, lo iba midiendo hasta que tiraba el trancazo duro y ganador. Pero además "manejaba bien la pelota, y le pegaba con un fierro", completa "El Pampa".
"Mirá pibe, hay que tener cuidado con las luces de Buenos Aires", lo aconsejaba, aunque él era un empedernido salidor, que saboreaba los placeres de la noche, y sobre todo del tango, que era otra de sus pasiones.
Y sigue Alberto: "Una vez fuimos con Racing a la cancha de River, cuando Roberto jugaba en los millonarios... cuando me vio llegar me dijo que no volviera en micro con el resto de los jugadores, que a la vuelta para Avellaneda me iba en su auto. Durante el partido se jugaba duro, y en una de esas, cerca de un lateral me quise llevar la pelota y Roberto me cruzó: terminé en la pista de atletismo, y él como si nada. Cuando terminó me bañé y salí, y ahí estaba esperándome: 'Vamos Cabezón', me dijo. Yo no lo podía creer: 'pero si recién casi me mataste', le reproché. Me miró y me contestó: 'adentro de la cancha es otra cosa... los jugadores son todos buenos, menos los de enfrente. Ya te lo dije alguna vez', me recordó".
Respetado por todos.
Así era Roberto. "En la cancha me cortó al medio, pero después me llevó en su auto. Era un tipo estupendo, respetado por todo el mundo... Era un enorme jugador, ganador en todas las canchas... Fijate la pinta que tenía", completa Alberto mostrando la foto en la que Roberto Perfumo parece, además de futbolista, un galán de cine. Y sí, ganaba en todas las canchas. Seguro.
En el final Alberto muestra una camiseta del Cruzeiro. "¿Ves?, esta me la regaló Roberto una vez que vino a jugar contra nosotros estando en Brasil...", una reliquia, sin dudas.
"Cuando me enteré lo llamé a Quique Wolf para preguntarle qué sabía... poco más tarde fallecía Roberto. No tengan dudas, se fue un crack, un grande de verdad...". (M.V.).
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