Esperan una mejor cosecha en la campaña del girasol
Un relevamiento realizado del 24 de febrero al 2 de marzo por el Departamento de Información Agronómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba anticipó una producción de girasol de 537 mil toneladas, una cosecha un 20 % superior a la del año pasado. El trabajo sostiene que el rendimiento promedio de la oleaginosa es de 19 quintales por hectárea (qq/ha), levemente por debajo de la campaña anterior y 3 quintales por debajo del promedio histórico.
“Los mejores rindes se esperan en Maracó (25,2 qq/ha), mientras que los más bajos se registrarían en Atreucó (13,5 qq/ha)”, sostuvo. Y añade: “A pesar de los menores rendimientos, la producción total proyectada alcanza las 537 mil toneladas, un 20% más que la campaña anterior, impulsada por la expansión de la superficie sembrada, que compensa parcialmente la caída en los rindes. Este volumen representa el 12% de la producción nacional de girasol, con La Pampa aportando el 14,4% de la superficie cultivada en el país”.
Lluvias.
El reporte agrega que las precipitaciones de febrero y comienzos de marzo mejoraron la humedad del perfil en algunas zonas, lo que podría favorecer al resto de los cultivos estivales aún en desarrollo. “En cuanto a la condición del cultivo, se evidenció un deterioro progresivo en comparación con los meses previos. En febrero, la proporción de lotes en estado regular o malo ascendió al 30%, marcando un aumento de 6 puntos porcentuales respecto a enero. Hasta el momento se habría perdido un 2% de la superficie, principalmente debido a la sequía que afectó el cultivo a lo largo de su ciclo”, sostiene.
Para la Bolsa de Cereales de Córdoba, las lluvias de febrero fueron superiores al promedio histórico en el norte de la provincia, mientras que en el sur los acumulados se mantuvieron por debajo de lo habitual. Comparando los mapas de agua útil al 28 de febrero y 2 de marzo, fecha de cierre del relevamiento, se evidencia una leve recuperación en la humedad del perfil. Esta mejora en la disponibilidad de agua contribuyó a aliviar el estrés hídrico de los cultivos estivales, particularmente en aquellos que aún transitaban su período crítico de definición de rendimientos, como la soja temprana, parte de la soja y maíz tardío, y el maní.
Más agua.
En base a los datos aportados por colaboradores, el Departamento de Información Agronómica consideró las lluvias pronosticadas para comienzos de marzo podrían mejorar aún más la condición de los cultivos. “En línea con esto, el mapa más reciente de agua útil refleja una mejora en la disponibilidad hídrica tras las precipitaciones ocurridas en los primeros días de marzo”, sostiene.
En cuanto a la sanidad de los cultivos, en soja se registró presencia moderada de arañuela, oruga medidora, oruga bolillera y el complejo de chinches. En maní y maíz también se reportaron ataques puntuales de arañuela, mientras que en este último cultivo se observó presencia frecuente de roya de la hoja y del Mal de Río Cuarto, aunque con baja incidencia. Por último, en girasol se informó la presencia de oruga medidora”, concluye.
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