Caso Albornoz: queja de abogado
El abogado Benjamín Ortiz sostiene que su cliente, el policía Gabriel Páez Albornoz, sufre acoso telefónico por parte de su ex pareja Yanina Alexandra Coronel, y que la Justicia hace oídos sordos a sus reclamos. La mujer debe enfrentar un juicio oral y público a partir del 25 de julio.
La causa entró en controversia porque la imputada -que todo indica llegará al debate en libertad- argumentó que padecía violencia de género, aunque no constan denuncias previas en la justicia.
La Oficina Judicial le puso fecha al debate oral, y el cronograma indica que el juicio se iniciará el martes 25 de julio a las 8, en la Sala de Audiencias nº 7 y ante un tribunal integrado por los jueces Andrés Olié, Flavia Ongaro y Daniel Sáez Zamora.
Según el legajo 122601/0, Coronel llegaría al juicio en libertad e imputada por “homicidio doblemente calificado en grado de tentativa” y será defendida por Camila Aimar, en tanto que Oscar Cazenave ejercerá la imputación desde el Ministerio Público Fiscal y Benjamín Ortiz actuará como querellante particular, representando a Paéz Albornoz.
Finalizada la investigación y ya sin posibilidad de incorporar pruebas, el proceso deberá dilucidar si la mujer intentó asesinar a su pareja con un licuado que contenía un potente veneno utilizado como insecticida. El episodio habría ocurrido el domingo 5 de septiembre de 2021, cuando Páez Albornoz se descompuso en su trabajo después de consumir el licuado que Coronel habría preparado y debió ser internado en la sala de terapia intensiva del hospital Lucio Molas, con respiración asistida y en riesgo de muerte. Allí permaneció durante un mes, hasta que finalmente consiguió recuperarse.
Causa controvertida.
Yanina Coronel fue detenida el 10 de septiembre de 2021 y acusada por homicidio en grado de tentativa. Las pericias ordenadas por el fiscal Cazenave durante la investigación permitieron hallar rastros del tóxico “metomil” en la bebida consumida por el policía y en una licuadora que ella utilizó para prepararla. Al mismo tiempo, la policía acudió a una casa contigua al domicilio de Coronel, cuyo propietario denunció la aparición de dos bolsas que habrían sido arrojadas en su patio. Dentro de esos paquetes los efectivos encontraron envases del insecticida, aunque no habrían detectado huellas ni rastros de ADN.
Sin embargo, la causa derivó rápidamente en una controversia, porque la supuesta envenenadora ofreció entrevistas públicas en los medios de comunicación, donde argumentó que padecía violencia de género, aunque no existen denuncias previas en organismos judiciales. Por ese motivo, inició acciones posteriores contra el policía, acusándolo de ejercer violencia física, psicológica y económica, y consiguiendo que le impusieran una restricción de acercamiento y le impidieran mantener contacto con su hijo.
Tras cumplir los primeros 45 días de prisión preventiva, el juez Daniel Ralli morigeró la detención de Coronel convirtiéndola en detención domiciliaria y un mes después le otorgó la libertad, aunque continuó imputada, luego fue procesada y ahora deberá enfrentar el juicio oral.
¿Maniobra de Yanina?
Esta misma semana el abogado Benjamín Ortiz, en diálogo con LA ARENA, indicó que su representado -el profesional actúa como querellante particular- está sumamente preocupado porque “no puede ver a su hijo”, y porque si bien Yanina tiene una restricción de acercamiento, también a Albornoz -por la denuncia de violencia de género- le aplicaron la misma medida.
“Pero lo que pasó es que la mujer ha llamado al menos en un par de oportunidades a Albornoz, y hemos dejado constancia de eso ante el juez, mostrando el visor donde consta la situación; y también que el celular de acuerdo al informe de Claro pertenece a Yanina”. Ortiz dijo que pusieron el celular de Gabriel a disposición de la Justicia, pero el juez sólo le formuló una suerte de advertencia a Coronel.
¿Si fuera al revés?
El mismo abogado también se quejó porque dijo que la mujer suele pasar donde puede estar Albornoz -que también tiene restricción de acercamiento-, con lo que por la tobillera que le colocaron al hombre queda registrada la cercanía. “Eso hace que la Policía llame a mi cliente, aunque este no tiene ningún deseo de acercarse a la mujer. Pero parece que ella supiera donde está, y así sea en el gimnasio, en el supermercado, o incluso en mi propio estudio, pasa para que la tobillera de la señal de acercamiento”, se quejó.
Benjamín Ortiz se preguntó “si la cuestión hubiera estado planteada al revés ¿qué creen que pasaría con mi cliente? En casos de violencia de género -aunque no estén probados como en este caso-, la tendencia es no creerle al hombre y sí a la mujer, y se pierde la objetividad”, completó.
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