Domingo 20 de julio 2025

Destacan el potencial del pistacho pampeano

Redacción 20/07/2025 - 00.40.hs

Ambas riberas registran condiciones socioambientales idénticas. Pero La Pampa cuenta con un elemento clave: “agua disponible en cantidad y cantidad”, advierten desde Río Negro. El Polo Pistachero en la zona bajo riego de Casa de Piedra despierta admiración.

 

“Un elemento abre una amplia brecha entre ambas provincias: la inversión estatal y la disponibilidad del agua. El gobierno pampeano invirtió más de 15.000 millones de pesos (unos mil millones de dólares) para construir” una toma en el río, una estación de bombeo y un acueducto que se bifurca en sendas vías para provisión de agua potable y riego. “Este sistema tiene capacidad de servir con agua a unas diez mil (10.000) hectáreas y resulta la diferencia fundamental entre Río Negro y La Pampa. En Casa de Piedra la tierra cultivada y por cultivar tiene asegurada su provisión de agua; en la ribera rionegrina, nada de esto existe”.

 

Semejante comparación entre las condiciones productivas sobre ambas márgenes del Colorado no proviene de un vocero oficial pampeano, sino del periodista rionegrino Alan Agustini. En un nuevo artículo sobre el Polo Pistachero de Casa de Pîedra, publicado el miércoles en el suplemento Rural del diario Río Negro, elogió los resultados obtenidos tras combinar “un microclima único, voluntad política e inversión estatal” para desarrollar una zona productiva bajo riego en pleno desierto.

 

Bajo el título “El sorprendente polo de pistachos que nace a solo una hora del Alto Valle del río Negro”, Agustini informa que “en la margen pampeana del embalse Casa de Piedra hay unas 200 hectáreas cultivadas con pistachos” y pronostica que “en los próximos dos años se sumarán unas 800 más”.

 

Ventajas sustanciales.

 

El polo pistachero pampeano nació en 2020, con la creación de PampaPist SRL, la empresa de Fernando y Santiago Gutiérrez, el abogado santarroseño y su hijo que ostentan el crédito de haber implantado los primeros ejemplares de pistacho destinado a producción comercial en Casa de Piedra.

 

Los orígenes del cultivo de este fruto seco se remontan más de 5.000 años, sobre las vastas planicies de Asia Menor. Durante las últimas décadas, estimuladas por el microclima que generan la presa artificial y su enorme embalse, en las tierras de la Agencia INTA local venían creciendo varias plantas de pistacho. Lucían espléndidas.

 

“Nos maravillamos con la inversión que se había hecho, la viabilidad del suelo y el buen clima”, recordó Santiago. Su cuñado, esposo de su hermana Agustina, es un español de Castilla La Mancha, dedicado precisamente a una producción familiar de pistachos.

 

Se convirtió en el principal asesor y mentor del proyecto, y fue quien observó que esta zona bajo rieg es una verdadera tierra de oportunidades: “suelo ideal, clima adecuado y agua en cantidad y calidad”. Esos tres elementos, combinados, permiten garantizar la prosperidad del proyecto. Incluso cuentan con el privilegio de cultivar suelos vírgenes: “así no hay riesgos de ser afectados por potenciales patógenos que hubieran dejado plantaciones previas”, explica Rosa de Lima Holzmann, una ingeniera agrónoma especializada en la Estación Experimental del INTA Alto Valle.

 

Mejor precio que San Juan.

 

Hasta ahora, el mayor productor de pistachos en Argentina es la provincia de San Juan. Pero eso cambiaría drásticamente en la próxima década, si se mantiene el ritmo de inversión en el Polo Pistachero pampeano. “Lo mejor de todo es que hemos convencido a otros inversores interesados para que se sumen a esta actividad”, afirma Santiago. Y comenta que, según las proyecciones actuales “en los próximos dos años se incorporarían otras 700 ú 800 nuevas hectáreas con pistachos”. De cumplirse ese pronóstico, en 2027 La Pampa alcanzaría la misma superficie cultivada que Mendoza.

 

Suelo y clima ideales, junto a una provisión garantizada de riego en la puerta de la chacra, resultan el aliciente inmejorable para invertir. “Cada lote grande mide 50 hectáreas y tiene su propia boca de riego sobre la cabecera. El productor solo tiene que diagramar su propio cronograma de riego. Y como el agua viene filtrada y con presión suficiente, no se requiere energía adicional para impulsarla”, aclara Gutiérrez.

 

El agua garantizada para abastecer un sistema por goteo resulta un elemento clave también desde el enfoque presupuestario. “Solo por contar con este beneficio, la inversión inicial por hectárea de pistachos en Casa de Piedra resulta entre un 50 y un 60 por ciento menor que en San Juan (13 ó 14 mil dólares, contra 30 ó 35 mil dólares por hectárea)”, detalló.

 

“Las condiciones son ideales: en terrenos áridos, entre los 30 y 40 grados de latitud, en áreas de temperaturas medias y con estaciones bien marcadas: inviernos fríos y veranos calurosos”, explicó Holzmann. Además, en Casa de Piedra se registran condiciones climáticas especiales, inducidas por un lago de 360 kilómetros cuadrados de superficie, que eliminó las heladas tardías en este lugar, una de las tragedias que suele asolar la región del valle rionegrino cada primavera. Y el último temporal con granizo se registró hace más de 15 años.

 

El fruto seco con mayor demanda.

 

Las condiciones nutricionales y un sabor único y versátil que le otorgan polifuncionalidad gastronómica, mantienen en aumento la demanda de pistacho en todo el mundo. Y ya se sabe, cuando la oferta es insuficiente, el producto incrementa su valor: el pistacho es hoy el fruto seco más caro del mundo.

 

Durante los últimos años, su precio internacional se mantuvo estable en torno a los 10 dólares por kilogramo. Esa cifra permite alcanzar una ecuación altamente rentable para su producción primaria: “a partir del décimo año desde que sus ejemplares son injertados, una plantación de pistacho genera un ingreso promedio de 30.000 dólares anuales por hectárea. Y una planta de pistacho puede vivir 100 años”, explica Santiago Gutiérrez.

 

Durante los últimos años, la aparición del Chocolate Dubai otorgó un impulso global al consumo y despertó el interés de los inversores. En Mendoza, entre 2020 y 2025 se triplicó la superficie cultivada con pistacho, una producción que continúa en franco ascenso en la provincia. Entre quienes se sumaron a este fenómeno productivo se encuentra Abel Pintos, quien la registró como una oportunidad interesante y adquirió tierras en Lavalle donde planea cultivar pistacho.

 

Demanda insatisfecha.

 

Hasta ahora, la oferta de este fruto seco sigue siendo insuficiente para abastecer la demanda global, principalmente por los requerimientos específicos para su producción y un creciente interés de los consumidores. Pero no resulta artículo de lujo por su precio, sino por su enorme calidad nutricional: es el fruto seco que más proteínas y fibra aporta, con menor contenido de grasa, y también contiene hierro y fitoesteroles, que lo hacen buen aliado para la salud cardiovascular y regulador del colesterol.

 

Por ahora, el 90% de la producción mundial se cosecha en el hemisferio norte, por lo cual la producción a contra estación en nuestro país podría sumar un aliciente extra a la hora de invertir, ya que la temporada local permitiría aportar pistacho para exportar en el momento de mayor demanda, además de abastecer mercados cercanos como Brasil, donde la producción no es posible por sus condiciones grográfica y climática.

 

Chocolate Dubai.

 

Hace dos años, el antojo de una embarazada al otro lado del mundo produjo una de las apariciones más rutilantes de la pastelería contemporánea: el Chocolate Dubai. Sarah Hamouda, residente de ese país árabe, cursaba su segundo embarazo cuando redescubrió su atracción por el “knafeh”, un postre tradicional oriental con cabello de ángel, queso akkawi, frutos secos y jarabe de rosas o azahar. Inspirada en esos sabores, elaboró una versión crocante, rellena con crema de pistacho, bañada en chocolate con leche y decorada con un toque distintivo de kataifi (una pasta filo de hilos ultrafinos) que le aportan una textura excepcional.

 

Uno de los rellenos inusuales que Sarah convirtió en postre viral fue la crema de pistacho cubierta con chocolate, que terminó siendo bautizada con el país de la repostera. En menos de lo que canta un gallo, la difusión del Chocolate Dubai incrementó la demanda mundial de pistacho y disparó la ambición de los grupos inversores. “Hace cinco años había solamente 300 hectáreas cultivadas en Mendoza, y ahora llegamos a mil hectáreas”, le contó Manuel Viera Aramburú al diario UNO. Este ingeniero agrónomo, actual presidente de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza, recordó que “en 2016 había apenas 30 hectáreas con pistachos”.

 

Ese crecimiento tiene “razones muy claras: una demanda internacional que supera a la oferta y la posibilidad de mecanizar gran parte del trabajo agrícola”. Según Viera Aramburú “estas condiciones lo hacen muy atractivo para productores e inversores. La cosecha, la poda, el manejo, todo puede mecanizarse y automatizarse. Y además, el pistacho puede almacenarse sin perder calidad”, advierte.

 

Frente a una demanda insatisfecha “si ingresan nuevos actores, crece la superficie cultivada y se genera mayor volumen, la cadena nacional tenderá a profesionalizarse, por lo cual estamos avanzando hacia una industria más eficiente y menos artesanal”, concluyó.

 

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