El aroma a café y el diario
Los parroquianos van llegando, los primeros, los más madrugadores, cuando empieza a despuntar el día, y otros y otras mientras va transcurriendo la mañana.
Pasa en los distintos locales donde la gente concurre para tomar un café, algunos como una costumbre adquirida que no quieren modificar; y otros de manera tal vez circunstancial. Están los clientes frecuentes, esos que cuando van llegando al salón el mozo ya les tiene preparado su infusión -porque es siempre el mismo pedido-, y los que concurren cada tanto.
Es habitual que cada mañana los ejemplares de LA ARENA estén allí, al alcance de la mano, y que rápidamente sean tomados por ávidos lectores. Esos que prefieren ubicarse en alguna mesa un poquito más alejada del jolgorio que suele armarse en algún sector, donde se sientan grupos de personas que se juntan con asiduidad y chacotean y se ríen a carcajadas festejando las salidas graciosas de algunas de ellas.
Un gusto especial.
Es verdad que la tecnología, el celular al alcance de la mano, o tal vez una notebook, también les ponen a disposición (al instante) las noticias del día. Pero también es cierto que persisten los que tienen ese gusto especial por seguir leyendo en papel, como en los viejos buenos tiempos.
Así están los que se procuran un rincón del bar para escapar de los cuchicheos y las risotadas, para perderse aunque sea por un rato entre los títulos y noticias del diario impreso, mientras el café caliente dispara su particular esencia. Sí, es ciertamente un momento especial del día, que muchos vecinos siguen disfrutando por más que tengan a mano las facilidades que les otorga “la” internet.
Cultura de café y diarios.
Eligen quedarse, en la medida que pueden, con esa sensación de que es posible mantenerse informados ojeando un diario de verdad. Y más si gustan de hacer anotaciones, o consignar algunos datos que les puedan interesar especialmente.
Es decir, hay casi una cultura en eso de leer el diario y tomarse un buen café. Y los bares son un excelente refugio para gozar de un momento de tranquilidad en esa actividad.
Es verdad que también están los que acceden a LA ARENA en su versión digital, y que la siguen con sus dispositivos electrónicos. Pero sí, tomar el diario de papel y tomarse un buen café no deja de ser un momento único.
Y todavía hay mucha gente que mantiene esa práctica en los bares de la ciudad. Aroma de café y LA ARENA, una linda costumbre desde hace 92 años.
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