El oscuro tráfico de las licencias de los taxis
Las licencias de taxis son un caso curioso: pese a las quejas reiteradas de los usuarios por la falta de coches, el propio municipio protege el negocio monopólico de los privilegiados que poseen una (ya sea legalmente, por sorteo o por izquierda alquilándolas o comprándolas). Ninguna otra actividad comercial, ni siquiera las farmacias, gozan de semejante protección. Cualquiera puede poner una farmacias en casi cualquier lugar de la ciudad. Peor no puede poner un taxi.
Sin embargo es vox pópuli en Santa Rosa que, pese a que no está permitido, hay poseedores de dos, tres y hasta de ocho licencias de taxis.
En un sorteo, la patente de taxi se otorga gratis o casi a su feliz poseedor, pero luego, en el mercado negro, la patente de taxi (como el dólar "blue") se cotiza en decenas de miles de dólares. Cuarenta, 45 y hasta 50 mil dólares se pide por una de ellas. Con los alquileres pasa algo parecido. No está permitido alquilar taxis, pero todo el tiempo se hace.
Así, cuando un usuario se sube a un taxi, no está pagando sólo una tarifa para que esa actividad sostenga la familia de su chofer-propietario. El sistema está tan prostituido que la tarifa hoy debe sostener al propietario del taxi (que no lo maneja y lo alquiló), al dueño de la licencia que no lo maneja y al peón de taxi que sí es el que se sube al auto. O sea, que el margen de ganancia está inflado por el "mercado negro" que le suma rentistas a cada patente.
La ordenanza.
Hace unos años, la ordenanza que regula el servicio de Coches Taxímetros en Santa Rosa, les dio la posibilidad excepcional de vender sus licencias a los licenciatarios que las habían comprado, desde la número 1 hasta la número 74, que no hubieran sido transferidas o vendidas. Esa posibilidad estuvo vigente hasta el 31 de diciembre del año 2019, fecha en las que todas volvieron ser propiedad del municipio.
Fuentes del municipio le dijeron a LA ARENA que "si una persona vende la licencia hoy en día, está haciendo algo ilegal. Si un inspector o inspectora al controlar un vehículo constata que está en posesión de otra persona, se lo tiene que secuestrar, porque hoy eso es ilegal. Cuando se podían vender las licencias se hacía un acto administrativo en la Dirección de Transporte".
"La única manera en la que se pueda transferir una licencia de taxis, es porque el licenciatario se jubila o por su fallecimiento, pero en ambos casos la transferencia se hace a un cónyuge o a un familiar directo, hijo o hija. Este tipo de casos si hemos tenido", explicaron.
En el caso de que alguien quiera dejar su licencia de taxi, debería formalmente presentar una nota al municipio solicitando la renuncia, ésta quedaría vacante hasta el siguiente sorteo que se realice, donde sería incluida. "De todos modos es rarísimo que una persona quiera vender una licencia, y más aún, que la renuncie, prácticamente no sucede", aseguró.
Cantidad limitada.
A diferencia de cualquier tipo de negocio que se quiera instalar en la ciudad, la ordenanza que regula las habilitaciones de taxis en Santa Rosa, estipula que puede haber una licencia cada 700 habitantes.
Esta situación es la que favorece la especulación y la concentración de varias licencias en algunas pocas manos.
Peones de taxis también se han manifestado al respecto. "Han otorgado algunas licencias dándonos prioridad a los peones más viejos, pero nunca son suficientes. Incluso hay muchos peones que han manejado algunos años remises, y les computan los años diferente, entonces no tienen prioridad. Somos los que más prioritarios deberíamos ser", indicaron.
Momento complicado.
El presidente de la Cámara de Propietarios de Taxis, Ernesto Forastiero, manifestó hace algunos días que los propietarios están pasando "un momento bastante complicado". Si bien el trabajo "ha repuntado", los gastos fijos han aumentado en más de 3 mil pesos por día. "No nos podemos dar el lujo de parar el coche porque si un día no trabajo, al otro hay que juntar el doble", explicó.
De todos modos, mientras los propietarios de taxis se quejan de las tarifas, es muy llamativo que un viaje desde el centro de Santa Rosa, hasta el centro de Toay, en un taxi capitalino tenga un costo de alrededor de $1.300, mientras que el mismo viaje realizado en un remís toayense, cueste $ 600, menos de la mitad. La cantidad de "rentistas" que viven de un taxi parece ser la única explicación a este desfasaje.
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